WALERSTEIN, Gregorio
México, D. F., 1913
México, D. F., 2002
 
Revista de Revistas. 3 de enero de 1954. P. 71

roductor y argumentista de cine. Nació en la Ciudad de México en 1913 y murió en la misma ciudad, el 24 de enero de 2002. Contador titulado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), participó en la fundación de la Escuela Nacional de Economía de la misma institución. Gregorio Walerstein utilizó el seudónimo de Mauricio Wall.

El crítico de cine Tomás Pérez Turrent lo calificó como “una especie de zar en el cine mexicano y uno de los hombres más poderosos del séptimo arte”. (Muere Gregorio Walerstein, impulsor del cine mexicano. Por Salvador Franco y Emilio Morales. El Universal. Espectáculos, 25 de enero de 2002. P. E17)

Su prolífica participación en la cinematografía mexicana (1941-1983), con más de 250 películas producidas, la inició a los 28 años. Walerstein, junto con Simón Wishnak crearon la productora Filmadora Mexicana, FILMEX (1941-1964). La cinta Lo que el viento trajo (1941), dirigida por José Benavides hijo, asistido por Roberto Gavaldón, fue la primera película que produjo el joven empresario Gregorio Walerstein. En esta su primera gran época de empresario con la compañía FILMEX financió cerca de 150 películas, tales como: El conde de Montecristo (Dir. Chano Urueta, 1941); El baisano Jalil (Dir. Joaquín Pardavé, 1942); México de mis recuerdos (Dir. Juan Bustillo Oro, 1943); Los hijos de Don Venancio (Dir. Joaquín Pardavé, 1944), Canaima (Dir. Juan Bustillo Oro, 1945); La mujer de todos (Dir. Julio Bracho, 1946); Maclovia (Dir. Emilio Indio Fernández, 1948); Doña diabla (Dir. Tito Davison, 1949); Miércoles de ceniza (Dir. Roberto Gavaldón, 1958); Gutierritos (Dir. Alfredo B. Crevenna, 1959); Los hermanos del hierro (Dir. Ismael Rodríguez, 1961); Los fenómenos del fútbol (Dir. Manuel Muñoz / Alberto Mariscal, 1962) y Especialista en chamacas (Dir. Chano Urueta, 1965).

Walerstein reunió a grandes talentos en las películas que produjo. Arturo de Córdova fue protagonista en El conde de Montecristo (1941); mientras que con Joaquín Pardavé realizó una mancuerna creativa y comercial destacada: El Baisano Jalil (1941), Adiós juventud (1943), México de mis recuerdos (1944), El gran Makakikus (1944), Los hijos de Don Venancio (1944) y El barchante Neguib (1945) fueron algunos de los títulos que el talentoso cómico y compositor realizó con Walerstein. Por otro lado, La mujer de todos (Dir. Julio Bracho, 1946), fue la primera cinta que Walerstein le produjo a María Félix.

Otras de las estrellas que participaron en los filmes financiados por Walerstein fueron, entre muchos otros: Pedro Infante, Jorge Negrete, Libertad Lamarque, Silvia Pinal, Antonio Aguilar, Julio Alemán, Jorge Rivero y Vicente Fernández.

Gregorio Walerstein también participó en la elaboración de argumentos de una cincuentena de películas que produjo. Walerstein los firmó bajo el seudónimo de Mauricio Wall. Tales son los casos de: Los nietos de Don Venancio (Dir. Joaquín Pardavé, 1945); La mujer que yo amé (Dir. Tito Davison, 1950); Mi campeón (Dir. Chano Urueta, 1951); Un rincón cerca del cielo (Dir. Rogelio A. González, 1952) y Ahora soy rico (Dir. Rogelio A. González, 1952); El casto Susano (Dir. Joaquín Pardavé, 1952); Camelia (Dir. Roberto Gavaldón, 1953); Nunca me hagan eso (Dir. Rafael Baledón, 1956); Los hijos que yo soñé (Dir. Roberto Gavaldón, 1964) y Jalisco nunca pierde (Dir. René Cardona, 1972).

Con el fin de abaratar costos, a partir de los años cincuenta, Walerstein inició la producción de filmes con el Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica (STIC) y creó los Estudios América.

Gracias al prestigio que alcanzó en su profesión, fue designado en 1957, 1958, 1964 y 1965, presidente de la Asociación de Productores.

En 1961 encabezó la comisión que viajó a Cuba para tratar que el gobierno de Fidel Castro Ruz descongelara los fondos por concepto de recaudaciones de películas mexicanas en aquel país, la cual no tuvo éxito: “El barbado Fidel dejó fríos a los enviados del cine mexicano —con el diplomático y convincente Gregorio Walerstein a la cabeza—, y como se había dicho que se trataba de fumar la pipa de la paz, el hombre fuerte de Cuba propuso pagar con tabaco… Tal como se presentan las cosas, no parece quedar otro camino para recuperar las recaudaciones del material fílmico mexicano, que concertar una operación de trueque… Aunque sea por rorras…”. (Super mercado de estrellas. Por BIT. México Cinema. No. 293, Año XIX, 31 de octubre de 1961. P. 6)

Luego de estar al frente de FILMEX por cerca de 22 años, Walerstein fundó la productora CIMA FILMS (1964-1985), al tiempo que se creó la productora Cinematográfica Marte, lanzada por Juan Fernando Pérez Gavilán y Mauricio Walerstein, hijo de Gregorio.

En esta su segunda etapa con CIMA FILMS, produjo otras 54 películas, entre las que destacan: La Valentina (Dir. Rogelio A. González, 1965), El quelite (Dir. Jorge Fons, 1969), Las figuras de arena (Dir. Roberto Gavaldón, 1969), Verano ardiente (Dir. Alejandro Galindo, 1970), La loca de los milagros (Dir. José María Fernández Unsaín, 1973), Negro es un bello color (Dir. Julián Soler, 1973), y El diablo, el santo y el tonto (Dir. Rafael Villaseñor Kuri, 1985).

Dentro de los reconocimientos que recibió a lo largo de su carrera se encuentran, Ariel de Oro otorgado por la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas, en 1994 en reconocimiento a toda su obra. Además, el entonces Vicepresidente de Películas Nacionales, Gregorio Walerstein recibió la Medalla Salvador Toscano al Mérito Cinematográfico de la Cineteca Nacional en 1998.

Francisco Petrone, Jorge Fernández, Goyo Walerstein, Rita Valdarno de Junco, Víctor Junco y Armando Calvo
El Universal. Sección espectáculos, 25 de enero de 2002. P. 17