UGARTE y Pagés, Eduardo
Hondarribia (Guipúzcoa), España 1900
México, D. F., 1955
RANGEL, Ricardo y PORTAS, Rafael E.
Enciclopedia Cinematográfica Mexicana 1897-1955.
México, Editorial Portas, 1955
 

irector, argumentista, periodista y guionista de cine naturalizado mexicano. Nació en Hondarribia (Guipúzcoa), España en 1900. Murió en la Ciudad de México, el 30 de diciembre de 1955. Hijo del periodista, político y autor teatral Xavier Ugarte, estudió Derecho en la Universidad de Madrid; graduado de la misma y en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca.

Yerno del dramaturgo español Carlos Arniches y amigo de Federico García Lorca, fundó con éste último el grupo teatral La Barraca. A lo largo de su carrera de escritor de cine en México, trabajó con otros célebres españoles como Luis Buñuel y Manuel Altolaguirre.

Junto con José López Rubio, Eduardo Ugarte escribió dos obras teatrales: De la noche a la mañana (Norton, Nueva York 1928) y Casa de Naipes (1930). En 1930 viajó a Hollywood ya que aprovechó un contrato con la Metro Goldwyn Meyer, en principio destinado a su suegro, pero al que Arniches renunció. Allí coincidió con López Rubio, con quien realizó las versiones hispanas de: La mujer X (Dir. Carlos F. Borcosque, 1931); Su última noche (Dir. Chester M. Franklin, 1931) y El proceso de Mary Dugan (Dir. Marcel de Sano, 1931).

De regreso a España, fue activo miembro de las vanguardias artísticas de la época. Colaboró en el Diablo mundo (1934) y en Almanaque literario (1935). Se incorporó a la productora Filmófono, como guionista y director de diálogos en La hija de Juan Simón; y como guionista en: Don Quintín el amargao (Dir. Luis Marquina, 1935), basada en el sainete Quintín el amargao o El que siembra vientos… de Carlos Arniches y Antonio Estremera. Del cual se publicó el guión en forma de folletón [historieta o cómic], en la revista Cinegramas. Además de ¿Quién me quiere a mí? (Dir. José Luis Sáenz, 1936) y ¡Centinela, alerta! (Dir. Jean Grémillon, 1936), sobre el sainete La alegría del batallón de Carlos Arniches y Félix Quintana.

Firmante de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, que presidía su cuñado, José Bergamín, Eduardo Ugarte fue militante comunista y trabajó, a comienzos de la contienda civil, en los servicios de prensa del 5o. Regimiento y como redactor-jefe del periódico Milicia Popular. En 1937, fue nombrado agregado de la embajada española en París, desde donde se encargaría de preparar la evacuación de republicanos, en los últimos meses de la guerra.

En 1939, partió al exilio mexicano. En la Ciudad de México fundó, junto con Bergamín, la editorial Séneca (1940-1949) y dirigió el departamento literario de Clasa Films Mundiales (1943). Para lanzarse, al año siguiente, al terreno de la dirección con la comedia musical Bésame mucho.

Cartel de la película Bésame mucho (Dir. Eduardo Ugarte, 1944)
Cinema Reporter. No. 346, 3 de marzo de 1945. P. 11

Sus primeras intervenciones en la industria cinematográfica mexicana, fue al lado del realizador Raphael J. Sevilla, como dialoguista y argumentista en: El secreto de la monja (1940), El insurgente (1940) y Amor chinaco (1941). Vendrían sus participaciones como guionista en: Yo bailé con Don Porfirio (Dir. Gilberto Martínez Solares, 1942), protagonizada por Mapy Cortés, Emilio Tuero y Joaquín Pardavé; La monja alférez (Dir. Emilio Gómez Muriel, 1944), protagonizada por María Félix; Calabacitas tiernas (Dir. Gilberto Martínez Solares, 1948), con Germán Valdés Tin Tan y Ensayo de un crimen (Dir. Luis Buñuel, 1955), entre otras. Eduardo Ugarte, dirigió además: Por culpa de una mujer (1945). Mientras que en 1950 dirigió para el poeta Manuel Altolaguirre y la productora Isla: Yo quiero ser tonta (1950); Doña Clarines (1950); El puerto de los siete vicios (1951) y Prisionera del recuerdo / Cautiva del pasado (1952).

Con referencia al trabajo de Ugarte como escritor de cine, presentamos aquí dos testimonios. Sobre la versión cinematográfica de la novela Resurrección de León Tolstoi, se dijo: “(…) Con su extraña mezcla de mensaje social, de cristianismo primitivo y de amargo romanticismo, ha sido uno de los argumentos más frecuentemente utilizados en la historia del cine.

“… El cambio de ambiente es más importante de la Rusia zarista la acción se halla trasladada al México de Victoriano Huerta.

“La pasión amorosa de la novela –explica Eduardo Ugarte, quien adaptó con el director de la película Gilberto Martínez Solares– cabe en todos los climas. Además, los mismos elementos sociales –el terrateniente consciente de su clase, el campesino oprimido y el intelectual acomodado e idealista– se dan en las respectivas épocas de ambos países (…) (Cine-Radio. Tiempo, No. 53, 7 de mayo de 1943. P. 44).

Mientras que: “Clasa Films ha enviado una aclaración: La adaptación de Internado para señoritas que se llevó a la pantalla no fue la del licenciado Adolfo Fernández Bustamante, sino la de Eduardo Ugarte. Efectivamente, el licenciado Adolfo Fernández Bustamante fue el encargado de hacer la primera adaptación, que no respondió a lo que Clasa Films pretendía. Entonces la compañía le encargó una segunda adaptación a Eduardo Ugarte.

“Sin embargo, a los dos se les dio crédito en la película, porque se utilizaron pasajes de la adaptación que hizo el güero Fernández Bustamante. De manera que del trofeo para la mejor adaptación, a Eduardo Ugarte le toca por lo menos la base (…)” (Escenas. México Cinema, febrero 1944. P. 6).

En 1956 tuvo una nominación póstuma al Ariel de Mejor Adaptación, que realizó con Luis Buñuel, por Ensayo de un crimen (Dir. Luis Buñuel, 1955), sobre la novela homónima de Rodolfo Usigli.

Eduardo Ugarte y Pagés, además fue autor de un ensayo sobre la historia del teatro universal, Rutas del teatro (1954).