PEÓN García, Ramón
La Habana, Cuba, 1887
San Juan, Puerto Rico, 1971
 
AGRAMONTE, Arturo y CASTILLO Luciano.
Ramón Peón, el hombre de los glóbulos negros.
México, UNAM, 1998, P. 3

eriodista, mago, bailarín, músico, productor, director, camarógrafo, actor y guionista de cine. Nació el 5 de junio de 1987 en La Habana, Cuba, y murió en San Juan de Puerto Rico, el 2 de febrero de 1971. Ocasionalmente utilizó el seudónimo A. de Cavaleti.

Se graduó como químico azucarero en los Estados Unidos. De regreso a Cuba alternó la profesión de químico con actuaciones de prestidigitación, magia, teatro y baile. Posteriormente volvió a los Estados Unidos para iniciar su formación cinematográfica. En Nueva York comenzó a trabajar como asistente de revelado en los Laboratorios Republic hasta llegar a camarógrafo en los estudios Tec-Art de Hollywood.

“Desde 1919 Ramón Peón inició una labor que nunca abandonó, sino que intensificaría, la de colaborador en diversas publicaciones sobre cine, algunas de perecedera existencia, como Cinematografía, Celuloide, Diario del cine. El semanario Cintas y Estrellas, El Exhibidor, Cinema, los periódicos La Noche y Diario de la Marina. Durante muchos años, Peón fue corresponsal del Motion Picture Daily y del Motion Picture Herald, de Nueva York. Además fue fundador en Hollywood, junto con el periodista mexicano Roberto Cantú Robert de La voz del cine, editado en español. Así como del Anuario Cinematográfico Cubano”. (AGRAMONTE, Arturo y CASTILLO, Luciano. Ramón Peón. El hombre de los glóbulos negros. México, Dirección General de Actividades Cinematográficas/ UNAM, 1998. P. 14)

Pionero del cine mudo cubano, en 1920 filmó Realidad (Ópera Prima), Mamá Zenobia (1921), Casi varón (1926) y La Virgen de la Caridad (1930), entre otras.

Incursionó como actor en su cinta muda Casi un varón (1926) y en La Virgen de la Caridad (1930). A partir de entonces realizó frecuentes participaciones como actor durante sus estancias en Estados Unidos, México y Cuba.

El Cine Gráfico. Anuario 1938. P. 166.

Las malas condiciones políticas en Cuba bajo la dictadura de Gerardo Machado precipitaron la caída de la producción cinematográfica, por lo que Ramón Peón imposibilitado para trabajar en su país emigró nuevamente a Hollywood, en donde permaneció de 1930 a 1931 con el objetivo de aprender las técnicas del cine sonoro. Gracias al auge de las llamadas producciones Spanish Talkies, Ramón Peón consiguió colocarse rápidamente como asistente de dirección para la Fox Film, donde asistió siete cintas, entre ellas: El precio de un beso (Dir. David Howard, 1930), Del mismo barro (Dir. David Howard, 1930), El barbero de Napoleón (Dir. Sydney Langfield, 1930) y Mi último amor (Dir. Lewis Seiler, 1931). Además de participar como actor en las películas El código penal (Dir. Howard Hawks, 1931) y Del infierno al cielo (Dir. Richard Harland, 1931). Ante el fracaso económico de las películas norteamericanas habladas en español y el paulatino abandono de dichas producciones, Ramón Peón se vio obligado a montar sus viejos espectáculos de magia, baile y prestidigitación para sobrevivir económicamente.

Ante la imposibilidad de regresar a su país para realizar cine, Peón decidió aceptar la propuesta del actor español Antonio Moreno para asistirlo en la dirección de la película Santa, que estaba próxima a realizarse en México. Fue así como se convirtió en pionero del cine sonoro e inició una prolífica carrera cinematográfica en México, que duró más de tres décadas.

Ramón Peón, tanto en Cuba como en México y Hollywood, se destacó por su capacidad polifacética desempañándose de igual manera ya fuera como director, asistente de director, productor, guionista y actor, según las circunstancias lo requiriesen. De esta forma “el nombre de Ramón Peón figura en los créditos de la mayoría de los títulos producidos en estos años del primer cine sonoro mexicano, de las siete películas mexicanas registradas en 1932, el nombre de Ramón Peón aparece en seis de ellas; asistente de cuatro de los realizadores, codirector de otra y actor en dos de estas películas”. (AGRAMONTE, Arturo y CASTILLO, Luciano, Op, Cit. P. 54)

En 1933 se inició como director en México con la cinta La llorona, a partir de la cual realizó cincuenta y nueve películas en México, entre las que se encuentran títulos como: Tiburón (1933), Tierra, amor y dolor (1934), La madrina del diablo (1937), No basta ser madre (1937), Memorias de una Vampiresa (1945), Flor de un día (1945), Nunca debieron amarse (1951), Pueblo quieto (1954) y La máscara roja (1960). Su estancia en México la combinó con períodos de residencia en su país natal donde siempre tuvo la esperanza de generar una sólida industria cinematográfica. En Cuba realizó seis películas sonoras: Sucedió en La Habana (1938), El romance del palmar (1938), Una aventura peligrosa (1939), La renegada (1951), Honor y gloria (1952) y La única (1951).

Ramón Peón (a la izquierda) durante el rodaje de Sucedió en la Habana (1938)
AGRAMONTE, Arturo y CASTILLO Luciano. Ob. Cit. P. 73

Ramón Peón explicaba las razones de su prolífica obra, ya que partía de la rigurosa organización de su trabajo, al respecto decía: “Yo tardo menos tiempo en realizar mis películas, sencillamente porque lo organizo todo previamente. Porque me rodeo de colaboradores eficientes y principalmente porque mis historias se prestan para un plan de trabajo rápido.” (Anuario Cinematográfico Latinoamericano, 1946-47, México, Talleres Gráficos de la Nación, 1947. PP. 483-485. En: AGRAMONTE, Arturo, CASTILLO, Luciano. Op. Cit. P. 212)