ORELLANA, Carlos
México, D. F., 1900
México, D. F., 1960
Carlos Orellana en ¡Acá las tortas! (Dir. Juan Bustillo Oro, 1951)
 

ctor, director, argumentista y guionista. Nació en la Ciudad de México el 28 de diciembre de 1900 y murió el 24 de enero de 1960. Interrumpió sus estudios de bachillerato ya que fue enrolado en las fuerzas revolucionarias comandadas por Venustiano Carranza.

Tras la muerte de Carranza, Carlos Orellana inició su carrera como actor en zarzuela y teatro de revista en donde se presentó con María Conesa, La gatita blanca, y con las hermanas Blanch. "Después de trabajar en toda clase de compañías líricas de género grande, en operetas y hasta en óperas, empezó a destacar en el Teatro Fábregas con imitaciones de actores conocidos y terminó por interpretar con acierto toda clase de tipos populares y extranjeros: árabes, chinos, alemanes, etc." (Cinevoz, No. 58, 11 de septiembre de 1949. PP. 1-2). De su labor como actor dijo alguna vez que siempre tuvo una gran facilidad para las imitaciones, pero su verdadera iniciación fue en el teatro. (Carlos Orellana es todo un valor teatral y cinematográfico muy nuestro. Por Indiana Nájera. Cinema Reporter, publicación semanal, 28 de febrero de 1955. PP. 4-5)

Su primera incursión cinematográfica fue en Santa (Dir. Antonio Moreno, 1931) en donde personificó a Hipólito. Otra de sus actuaciones importantes la realizó en 1937 en la cinta No basta ser madre (Dir. Ramón Peón, 1937) al lado de Sara García, en el papel del Tío lamparita. Sin dejar de mencionar su interpretación del chino Chang Chong en Café de chinos (Dir. Joselito Rodríguez, 1949).

Tras sus primeras apariciones como actor de cine, Orellana inició su labor como guionista y argumentista en 1939, para después convertirse en director cinematográfico, labores que realizó ininterrumpidamente a lo largo de 20 años. Sobre su versatilidad creativa, Orellana reconoció “que era un simple obrero en el cine, ya que sabía hacer de todo, desde poner un ladrillo o una mesa en el set, hasta interpretar las más difíciles caracterizaciones. Además, para él [...] no podía existir una buena película, sin un buen argumento, por eso es que dedicaba gran parte de sus observaciones a estudiarlo, antes de empezar a escribir" (Idem).

Murió en la Ciudad de México el 24 de enero de 1960 víctima de una afección pulmonar (Hicieron historia en el Siglo XX. Carlos Orellana. AVILÉS Duarte, Abel. Excélsior, espectáculos, 27 de junio del 2000. P. 5).