OBÓN Arellano, Ramón
San José, Costa Rica, 1918 México,
D. F., 1965 | |
| Foto proporcionada por
Juan Ramón Obón León |
scritor
de historias para radio, cine y televisión. Ramón Obón Arellano
fue un guionista profesional con mucho oficio. En una ocasión “leyó”
completo un guión de una película que no había escrito. Al
término de la “lectura” los productores lo aprobaron.
Nació
en San José, Costa Rica el 18 de febrero de 1918 y murió en la Ciudad
de México, el 7 de diciembre de 1965 de infarto al miocardio, al mismo
tiempo que, paradójicamente, se filmaba el último de sus trabajos:
La muerte es puntual (Dir. Sergio Véjar,
1965).
Desde que llegó a México
y a lo largo de dos décadas, Ramón Obón trabajó intensamente
para la industria cinematográfica, como lo refiere su hijo, el también
escritor Juan Ramón Obón León: “Hijo de inmigrantes
españoles, a finales de los años 30 estudió, en su ciudad
natal y por recomendación de su padre, la carrera de Tenedor de Libros.
En 1942, después de ser despedido por motivos políticos de una empresa
japonesa [por los conflictos entre Japón y Costa Rica en la Segunda Guerra
Mundial] a la que prestaba sus servicios como contador, y a raíz de un
violento suceso público de nota roja, en el que descubrió al asesino
de un menor a través de la radio [el asesino fue instigado por el escritor
para que aceptara su culpabilidad y al final se entregó], decidió
probar fortuna como escritor y desarrolló sus ideas en la serie radiofónica
de corte detectivesco El Príncipe Oshima”.
(Semblanza proporcionada por Juan Ramón Obón León a Escritores
del cine mexicano sonoro, agosto 2000)
En
él se abrigaba el deseo de viajar a Hollywood para trabajar en el cine,
sin embargo, se trasladó a México con su familia, “(…)
invitado por el productor Pedro Perico Calderón,
quien le encargó su primer guión para cine, Ocho
hombres y una mujer (Dir. Julián Soler, 1945). A este trabajo le
siguieron más de noventa, entre argumentos y adaptaciones, entre los que
destacan: Han matado a Tongolele (Dir. Roberto
Gavaldón, 1948); El ángel caído
(Dir. Juan J. Ortega, 1948); Nosotras las sirvientas
(Dir. Zacarías Gómez Urquiza, 1951); Sígueme
corazón (Dir. Raúl de Anda, 1951); Me
traes de un ala (Dir. Gilberto Martínez Solares, 1952); El
enmascarado de plata (Dir. René Cardona, 1952); El
casto Susano (Dir. Joaquín Pardavé, 1952); Gitana
tenías que ser (Dir. Rafael Baledón, 1953); La
sombra vengadora vs La mano negra (Dir. Rafael Baledón, 1954); El
jinete sin cabeza (Dir. Chano Urueta, 1956); Los
salvajes (Dir. Rafael Baledón, 1957); El
vampiro (Dir. Fernando Méndez, 1956); El
ataúd del vampiro (Dir. Fernando Méndez, 1967), y su último
guión La muerte es puntual (Dir. Sergio
Véjar, 1966)”. (Idem).
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Cartel de la película El
vampiro (Dir. Fernando Méndez, 1957) Archivo de Escritores
del Cine Mexicano Sonoro |
Ramón
Obón Arellano incursionó también en la televisión
con las obras: Dos labios en un cristal y
Estudio K, además de haber escrito
más de cuatro mil episodios radiofónicos de: La
sombra y Cruz de sangre, que tanto
gustaron en su tiempo, y Los del quince, entre
otros.
En 1964 hizo su debut como director
cinematográfico con Cien gritos de terror.
Desgraciadamente esta sería su única realización ya que:
“(…) La muerte sorprendió al argumentista nacido en Costa Rica,
cuando las cosas comenzaban a salirle mejor. Después de una larga carrera
como escritor cinematográfico por fin recibía la oportunidad de
dirigir. Con el productor independiente Antonio del Castillo tenía un amplio
plan de producción. Él se iba a encargar de dirigir cerca de 26
films dedicados a la televisión de los Estados Unidos (…)”.
(Ocurridos entre domingo y lunes, tres sensibles
fallecimientos. Esto, Sección
B, 9 de noviembre de 1965. P. 2)
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Cartel de la película Amor
de locura, protagonizada por Niní Marshall
Cinema Reporter. No.
762, 21 de febrero de 1953. P. 32 |