GARCÍA Ponce, Juan
Mérida, Yucatán,
1932 |
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Archivo fotográfico El
Nacional
Fondo: Personales. Sobre: 1039. INEHRM
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scritor,
argumentista y guionista. Juan García Ponce nació
en Mérida, Yucatán el 22 de septiembre de 1932.
Llegó a la Ciudad de México en 1945. Estudió
literatura y arte dramático en la Facultad de Filosofía
y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM). Fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1957-1958),
de la Fundación Rockefeller (1960-1961) y de la Guggenheim
(1971-1972).
Colaboró como crítico literario
con su nombre propio y con el seudónimo Jorge
Olmo en la Revista Universidad
de México (1958), en los suplementos México
en la Cultura y La Cultura
en México (1963), en la Revista
Mexicana de Literatura y en otras revistas especializadas
de México y el extranjero. De 1958 a 1966 fue jefe de
redacción de la Revista
Universidad de México. De 1959 a 1965 fue director
de la Revista Mexicana de Literatura.
De 1973 a 1976 fue miembro de la redacción de la revista
Plural y del consejo de
redacción de Vuelta.
En 1985 fundó y dirigió la revista Diagonales
y la Colección Poemas y
ensayos de la UNAM. Fue profesor de Letras Alemanas en
la Facultad de Filosofía y Letras; y de composición
dramática en la Escuela de Arte Dramático del
Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Algunas de sus obras más notables son
Antología personal
(1980) y las recopilaciones de cuentos La
noche (1963), Figuraciones
(1982) y El gato (1984).
Entre sus novelas se encuentran: Figura
de paja (1964), La casa
en la playa (1966), La cabaña
(1969), La vida perdurable
(1970), La invitación
(1972), Crónica de la intervención
(1982), De ánima
(1984), Inmaculada o los placeres
de la inocencia (1989), Cinco
mujeres (1996) y Novelas
breves (1997). De su producción dramatúrgica
sobresalen: El canto de los grillos
(1957), La feria distante
(1964), Doce y una trece
(1964) y Catálogo razonado
(1984). Sobre su labor literaria, García Ponce
expresó que: “La buena forma y el buen lenguaje
son mi única regla. La literatura no tiene moral, crea
posibilidades, sin fijarse en las consecuencias de esa creación.”
(La literatura es una forma del
saber y escribir pervierte: García Ponce. Por
Angélica Abelleyra. La Jornada,
sección cultura, 20 de junio de 1997. P. 27).
También comentó sobre el cambio
radical en su vida que supuso “tratar de ser escritor.
El número de obras me dice racionalmente que lo he conseguido;
pero yo les confieso que irracionalmente para mí la literatura
es algo tan alto que creo que nunca lo he tocado. No he logrado
ni de lejos con la literatura lo que San Juan de la Cruz sí
logró con Dios y con la literatura […].”
(Juan García Ponce. La alegría
de una vida independiente. María Luisa Herrera
y Jorge Acosta. Macrópolis,
publicación semanal, 17 de septiembre de 1992. P. 29).
García Ponce es un escritor reconocido
internacionalmente y ha recibido numerosos premios y reconocimientos:
el Premio Ciudad de México
por la obra de teatro El canto
de los grillos (1956); el Premio
Xavier Villarrutia (1972); el Premio
Elías Sousrasky de Literatura (1977); el Premio
Anagrama de Ensayo por La
errancia sin fin: Musil, Borges, Klossowsky (1981); en
1982, el gobierno de Austria le otorgó la Gran
Cruz de Honor para las Ciencias y Artes de Primera Clase;
en 1984, recibó el Premio
Los Abriles por De ánima.
En 1987 el Instituto Nacional de Bellas Artes le rindió
un homenaje su trayectoria como escritor. En 1989, García
Ponce recibió el Premio
Nacional de Ciencias y Artes en el área de lingüística
y literatura. En 1991, tras la publicación de la novela
Inmaculada o los placeres de la
inocencia, recibió el Premio
Nacional de Literatura; ese mismo año le fue otorgado
el Premio de Literatura Antonio
Mediz Bolio.. En 1993 fue nombrado creador emérito
del Sistema Nacional de Creadores de Arte. En 1996 la Universidad
y el Gobierno del estado de Yucatán lo condecoraron con
la Medalla Eligio Ancona.
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Inés Arredondo y Juan García
Ponce
Archivo fotográfico del CONACULTA-INBA y del CNIPL
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Para cine adaptó dos obras: Un pasaje
de Los poseídos,
de Dostoievski para La confesión
de Stavroguin (Dir. Juan José Gurrola, 1963) y
La sunamita,
de Inés Arredondo para la película Amor,
amor, amor (Dir. Héctor Mendoza, 1964). También
colaboró como guionista en Amelia
(Dir. Juan Guerrero, 1965) y Tajimara
(Dir. Juan José Gurrola, 1964), ambas inspiradas en cuentos
de su autoría. Sobre esta última película
y su relación con el Concurso de Cine Experimental, García
Ponce manifestó que: “Como argumentista yo sólo
puedo decir que no podría encontrar jamás un colaborador
con el que pudiera trabajar como Juan José Gurrola. Simplemente
a mí es como me hubiera gustado ver mi cuento en cine”,
para después profundizar sobre los aspectos positivos
de la relación entre director y guionista, “Si
creo que puede ser importante en un sentido creador, un sentido
de colaboración libre porque en el transcurso de la filmación
nos iluminamos mutuamente: el argumentista y el director. Yo
sé que el verdadero creador de una película es
el director, pero desde el punto de vista de autor resulta espléndido
poder trabajar con un director que está abierto por completo
a todas las sugestiones y sabe transformarlas a su medio de
expresión.” (Con sus
jóvenes, el cine mexicano del futuro es ya una realidad.
La Cultura en México.
Suplemento de Siempre!,
No. 181, 4 de agosto de 1965, P. VI).