FUENTES Carrau, Fernando de
Veracruz, Veracruz, 1893
México, D. F., 1958
 
Cinevoz, No. 21, 19 de diciembre, 1948. P. 1

scritor, productor, guionista, editor, director de cine. Nació el 13 de diciembre de 1893 en Veracruz, Veracruz. Murió en la Ciudad de México el 4 de julio de 1958, víctima de una vieja aflicción cardiaca. Los críticos coinciden en que: “De Fuentes es sin duda la figura más importante del cine mexicano de los treinta, es decir, de la primera época sonora”. (Fichero de cineastas nacionales: Fernando de Fuentes. Por Eduardo de la Vega Alfaro. Dicine, No. 23, enero–febrero, 1988. PP. 16 - 17)

Fernando de Fuentes estudió Ingeniería en varios colegios nacionales y estadounidenses y Filosofía y Letras en la Universidad de Tulane en Nueva Orleans. En 1914 participó en el movimiento constitucionalista, encabezado por Venustiano Carranza. Fue Secretario particular de Luis Cabrera cuando éste redactó la Ley Agraria del 6 de enero de 1915. Colaboró con el contador general de la nación. Estuvo en Estados Unidos con Roberto Pesqueira, durante la negociación de asuntos comerciales y diplomáticos de los carrancistas. (Diccionario histórico y biográfico de la Revolución Mexicana. Tomo VII. México / S.G. / INEHRM, 1992, 424 PP.)

En 1914, se publicaron sus primeros poemas. En 1917 ganó un concurso de poesía convocado por El Universal y Excélsior. Sobre esta faceta de su vida en México Cinema apareció esta nota: “Después de la lectura de algunos poemas de De Fuentes, el poeta Villaespesa lo declaró el único que podía competirle en la confección de sonetos.” (México Cinema, revista mensual, diciembre de 1942. P. 7)

Inició su carrera cinematográfica cuando entró a trabajar a la cadena de salas populares Circuito Máximo como exhibidor, donde llegó a ser gerente del teatro Olimpia. Fernando de Fuentes, como exhibidor tuvo el acierto de utilizar el subtitulaje en las películas sonoras norteamericanas. En 1931 fue el segundo asistente del director Antonio Moreno en Santa.

Para Fernando de Fuentes, 1932 fue un año ligado completamente al cine: en Águilas contra el sol (Dir. Antonio Moreno, 1932) debutó como editor; como coguionista en el filme Una vida por otra, del cineasta húngaro emigrado de Hollywood John H. Auer; y por último escribió y dirigió su primer largometraje El anónimo.

Gloria Iturbe y Julio Villarreal en El anónimo
Revista de Revistas, Año XXIII, No. 1186, 5 de febrero de 1933. P. 18

En su trayectoria como realizador, Fernando de Fuentes, realizó los cortos Desfile deportivo (1936) y Petróleo (1936).

En los años cuarenta, junto con Juan Bustillo Oro y Miguel Zacarías, llevó a cabo una lucha en contra del monopolio de exhibición de William O. Jenkins, de la cual no salió bien librado.

De una forma distinta al estereotipo del género de la Revolución que posteriormente se explotó, realizó una trilogía que fue considerada por la crítica entre las mejores películas hechas por mexicanos sobre este tema. Eduardo de la Vega Alfaro afirma que Fernando de Fuentes: “Mantiene frente al tema de la Revolución una actitud distanciada (…) Paradójicamente eso da valor dialéctico a películas como El prisionero trece (1933), El compadre Mendoza (1933) y ¡Vámonos con Pancho Villa! (1935), referidas indirecta o directamente a la Revolución; la segunda y la tercera son auténticos clásicos del cine mexicano en su etapa preindustrial (investigaciones recientes han constatado que ¡Vámonos con Pancho Villa! fue mutilada por la censura oficial)”. (Fichero de cineastas… Ob. Cit)

Acerca del guión de la película ¡Vámonos con Pancho Villa! Salvador Elizondo Alcalde concluyó: “Del libro de Muñoz supo Fernando de Fuentes extraer justamente aquello que con toda soltura era viable de ser traspuesto a la pantalla. La película carece, por tanto, del engorroso blablabla que los argumentistas siempre ponen en boca de nuestros tipos. (…)

“El carácter épico del filme se manifiesta fundamentalmente en la narración que lo conduce, sin énfasis de ninguna especie, a través de todas las etapas de su desarrollo.” (Fernando de Fuentes. Por Salvador Elizondo. Nuevo Cine, No. 2, junio de 1961. PP. 10 - 11)

También sobre el guión de esta película Gustavo García comentó: “¡Vámonos con Pancho Villa!, aún con el final mutilado, apuntaba a caminos que la cultura política mexicana no podía seguir sin alterar las relaciones de poder autoritarias que la caracterizaban ya; no se volvería a dar una imagen crítica de los héroes revolucionarios en toda la historia del cine nacional, aunque detrás iría la mirada pesimista que [Mauricio] Magdaleno introduciría a los argumentos que escribiera para Emilio Fernández. Aún así, es el primer anuncio de una madurez narrativa que facilitaría el ingreso de Salvador Novo, José Revueltas, Max Aub y otros narradores a las filas del guionismo; el cine mexicano le perdería el miedo a la literatura.” (Palabras al viento. Cine y literatura en México (1917-1935). Por Gustavo García. Intolerancia, revista bimestral. No. 5. UAM / Ed. Laud. S/f. PP. 2 - 11)

Fernando de Fuentes es considerado por los críticos como el iniciador de varios de los géneros característicos en el cine mexicano. Tomas Pérez Turrent lo confirmó diciendo: “no sólo inventa el cine de la Revolución desde el punto de vista de la ficción dramática, invento que por desgracia no será seguido porque la Revolución se transforma en folclore, sino que es el autor de la primera película fantástica del cine sonoro mexicano a saber, El fantasma del convento (1934), que crece en la medida en que De Fuentes se aleja de la realidad material inmediata.” (Semblanza. Por Tomás Pérez Turrent. Folleto de la Dirección General de Actividades Cinematográficas de la UNAM.)

El cine gráfico. Anuario 1942 - 1943, No 500- B, marzo de 1943 P. 402

Además Alfaro De la Vega concluyó: “De Fuentes marca con varias películas los inicios de algunos géneros característicos del primer cine sonoro mexicano: el melodrama costumbrista (La calandria, 1933); la cinta de aventuras históricas (El tigre de Yautepec, 1933); la película de capa y espada (Cruz Diablo, 1934); el cine de horror (El fantasma del convento, 1934), o el melodrama familiar (La familia Dresse, 1935).

“De Fuentes es uno de los primeros en intentar el cine en colores (Así se quiere en Jalisco, 1942), y en explorar las posibilidades de la coproducción (Jalisco canta en Sevilla, 1948). (Fichero de cineastas… Ob Cit.)

En 1936 realizó la primer comedia ranchera de gran resonancia internacional Allá en el rancho grande, película que inició la etapa industrial del cine mexicano. “Fue la primera que se exhibió con subtítulos en inglés y abrió los mercados latinoamericanos. Asimismo con ella obtuvo México su primer premio en el Festival de Venecia al obtener Gabriel Figueroa la distinción al mejor fotógrafo”. (Medalla para los herederos de Fernando de Fuentes. Por Dolores Corrales Soriano. El Universal, 17 de enero de 1995. PP. 1 - 4)

En 1935 Fernando de Fuentes se inició como productor con la película La Familia Dressel de la cual Hugo del Mar refiere: “ya vimos la cinta en exhibición privada y sin embajes diremos que es lo más perfecto que se ha hecho en México. Fernando de Fuentes, demuestra con La familia Dressel que no en vano se ha quemado las pestañas dirigiendo películas, porque ha realizado una obra celulóica que no sólo puede compararse a las mejores extranjeras, sino que, en muchos casos, la supera.” (Luces y sombras del cine mexicano. Por Hugo del Mar. Revista de Revistas, No. 1327, 20 de octubre de 1935.)

Entre las adaptaciones que llevó a la pantalla se encuentran: Crimen y castigo (1950), de la novela homónima de Fedor Dostoievski. Sus dos últimos largometrajes fueron Los hijos de María Morales (1952) y Canción de cuna (1952). En 1953 filmó un cortometraje que pertenecía a un episodio de la película Tres citas con el destino, coproducción argentina, española y mexicana. En los últimos cinco años de su vida se dedicó a la producción con su compañía Diana Films y obtuvo los éxitos comerciales: Nosotros dos (Dir. Emilio Fernández, 1954); Educando a papá (Dir. Fernando Soler, 1954) y Escuela de vagabundos (Dir. Rogelio González, 1954).

Alex Phillips (izquierda) y Fernando de Fuentes en filmación.
Revista de Revistas, No. 1222, 15 de octubre de 1933. P. 45