DAVISON, Tito
Chillan, Chile, 1912
México, D. F., 1985
 

Archivo General de la Nación.
Grupo Documental 201. Departamento de Migración

écnico, actor, adaptador, guionista, ayudante de director y director de cine. Óscar Herman Davison, conocido como Tito Davison participó ampliamente en la cinematografía mexicana. Nació el 14 de diciembre de 1912 en Chillán, Chile. Murió el 21 de marzo de 1985 en la Ciudad de México.

En 1927 en Hollywood se incorporó al cine como técnico y realizó su debut como actor en películas hispanas, actuando en segundas partes con Juana de Landa, José Crespo, Juana Alcañiz y Ernesto Vilchis entre otros. Como menciona Santiago Muñoz, “fue en aquella época en que los productores norteamericanos se proveyeron de artistas de España y América para hacer sus películas españolas en la meca del cine”. (Los secretos de la adaptación según Tito Davison. Por Santiago Muñoz. Novelas de la Pantalla. Año V, 17 de noviembre de 1945, No. 243. P. 22-24)

Posteriormente, Tito Davison se dio cuenta de que como actor no iba a destacar y prefirió dedicarse a la técnica, al guionismo y a la adaptación, hasta llegar a la dirección cinematográfica.

En 1937 se inició como director de cine en Argentina, con las películas Murió el sargento Laprida (1937) y seguiría Casi un sueño (1943), además de colaborar en varias películas de Luis César Amadori como guionista, adaptador y asistente de director.

Davison entró a México en 1944. En su pasaporte se puntualizaba que quedaba “autorizada (la) permanencia del portador en el país como inmigrante por un año refrendable hasta cinco, exclusivamente para desempeñar el cargo de Gerente de Producción de la empresa Mexicana Filmadora, S.A.” (Archivo General de la Nación. Grupo Documental 201. Departamento de Migración)

Ya en México, fue adaptador (sin crédito en filmografía actual) de La barraca. Está película fue dirigida por Roberto Gavaldón quien expresó en 1945 en la citada entrevista a la revista Novelas de la Pantalla “la humanísima obra del valenciano don Vicente Blasco Ibáñez no la quería nadie para dirigir. Pues bien, en cuanto a su adaptación al cine, fue exprimida como una naranja de la huerta donde se desarrolló su acción. Libertad Blasco Ibáñez, la hija del autor de la novela, hizo una versión, y así figura en los créditos de la película. (…) Sin embargo, fue Tito Davison, que no es hijo del autor ni siquiera de español, quien dio en el clavo y obtuvo el jugo de aquel sabroso fruto de la literatura española contemporánea”.

Tito Davison aportó su visión sobre su primera adaptación en el cine mexicano: “estudié la versión de Doña Libertad, estudié lo que hizo el señor Paulino Masip […] lo estudié todo y ello me sirvió para formarme un juicio lo más exacto posible de lo que podría hacerse con La barraca en el cine […] los resultados si no totalmente satisfactorios sí han sido halagüeños […] En esto han coincidido todos: público, prensa, profesionistas…” (Los secretos de la adaptación según Tito Davison. Ibid)

Entre 1945 y 1947 adaptó once películas más de Gavaldón. Para Tito Davison el escribir o dirigir cine, no dependía sólo de conocer la técnica, sino de considerarlo un arte, además de que: “tanto el director como el argumentista o el adaptador, se equivocan si al dirigir o escribir una película, se dejan llevar por sus sentimientos personales y de su concepción personal del arte[…] Las películas se escriben, se dirigen y se interpretan para el público, para el gran público, y no para el escritor, el director, el intérprete o el reducido grupo de intelectuales que asiste a los cines.
“Por eso yo, —remarcó Davison— cuando escribo, repaso y vuelvo a repasar; enmiendo y vuelvo a enmedar. Y si puedo me salgo de mí mismo, del argumentista, del adaptador y del director, para colocarme en el público.

“Naturalmente que mi gusto no es el gusto del productor de cine de barriada. Pero desde luego procuro alejarme en lo posible de los tecnicismos inútiles que perjudican al productor y al espectador por igual […] cuando escribo una adaptación tengo por costumbre escuchar música, […] por mi parte, es una gran cosa para el que escribe de cine […] sus altibajos; sus tiempos; ese constante romper la monotonía [que tiene la música] con sus notas diversas, puede indicarnos muy bien lo que debe ser una historia fílmica capaz de interesar al espectador. La nota dramática, la cómica, las partes, en fin, de una sinfonía, son un buen indicador. Y todo ello amalgamado, por lo más perfectamente dosificado, puede darnos un resultado excelente”. (Ibid)

Lupita Vidal en La edad de la inocencia
(Dir. Tito Davison, 1962)

Por otra parte, Tito Davison dirigió a actrices y actores como María Felix, Libertad Lamarque, Arturo de Córdoba y Fernando Soler. Algunos de los filmes que dirigió son: ¡Qué Dios me perdone! (1947), Negro es mi color (1950), Cabo de hornos (1955), La dulce enemiga (1956), La edad de la inocencia (1962), Cri-cri el grillito cantor (1963) y María (1971). Llegó a dirigir más de 80 películas.

En 1953 fue a Chile con la tarea de contribuir con la industria cinematográfica de su país con toda su experiencia. Realizó los largometrajes El burócrata (1964), Más allá de Pipilco (1964), El candidato González (1965) y Si yo fuera intendente (1965). En 1966 regresó a México y realizó la exitosa película El derecho de nacer.

Dentro de los Premios con los que distinguieron su trabajo tenemos: Ariel a la Mejor Dirección y un Quijote español por la adaptación cinematográfica de Doña diabla, premio que compartió con Edmundo Báez. En 1947 fue nominado al Ariel en la categoría de mejor adaptación por la película El socio. En 1948 obtuvo el Ariel en la categoría a la mejor adaptación por El buen mozo (Dir. Antonio Momplet, 1946). En 1949 su película Que Dios me perdone fue nominada al Ariel de oro.

Al momento de morir, Tito Davison acababa de terminar sus últimos trabajos cinematográficos: un documental para el estado de Morelos y el filme La guerra es un buen trabajo / Azogue (1982).