Bustillo Oro, Juan
México, D. F., 1904
México, D. F., 1989

 
Cinevoz, No. 54, 14 de agosto de 1949. P. 1

scritor, dramaturgo, guionista productor y director de cine. Nació en la Ciudad de México, el 2 junio de 1904 y murió el 10 de junio de 1989. Realizó sus estudios primarios, de nivel medio y profesionales en el Distrito Federal, y en 1930 obtuvo el grado de Licenciado en Derecho, en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Juan Bustillo Oro, el realizador de Ahí está el detalle, México de mis recuerdos, Las tandas del principal, Vino el remolino y nos alevantó, Cuando los hijos se van, Canaima, México de mis recuerdos y muchas otras cintas de imborrable recuerdo, es, a no dudar uno de los más sobresalientes escritores-directores del cine mexicano.

Nacido en el seno de una familia dedicada al teatro, la infancia de Bustillo Oro transcurrió bajo el influjo de una gran cantidad de obras que eran presentadas en el famoso Teatro Colón, del que su padre era administrador. Cuando contaba con 6 años, tuvo contacto con la otra gran vocación de su vida: el cine, que por aquel entonces era una de las grandes atracciones de las familias capitalinas.

Bustillo Oro recorrió todos los salones cinematográficos de la época (El popular, El Palacio, El salón rojo…). Entró en contacto con la obra de Meliés, lo que le deja una profunda huella. Durante la década de los veintes, desarrolló su vocación de autor teatral. Escribió Los que vuelven, Una lección para maridos y Tiburón (versión de la pieza Volpone de Ben Jonson).

Las grandes obras cinematográficas provenientes de Estados Unidos, Francia, Italia y Alemania cuna de la escuela expresionista, lo conmueven profundamente. Mientras asistía a la Facultad de Leyes, tomó un curso por correspondencia sobre argumento y adaptación cinematográfica. Esta será la única preparación teórica que recibirá en materia de cine, antes de escribir su primer guión para la película muda, que el mismo dirigió: Yo soy tu padre (1927).

Bustillo Oro compartirá con el escritor Mauricio Magdaleno la iniciación en el quehacer cinematográfico. Ambos coinciden, primero en la capital mexicana en sus años de preparatoria; luego en el movimiento vasconcelista —donde formaron parte activa de éste, como miembros del grupo Los incendiarios—. Después compartirán su pasión por el teatro.

El secretario de Educación Pública, Narciso Bassols, les brindó apoyo para emprender el proyecto teatral que llamarían Teatro de Ahora cuyo propósito, a decir de Bustillo Oro, era el intentar un teatro de sentido social, antiburgués y revolucionario.

Influenciados enormemente por las propuestas de Erwin Piscator (1893-1966), teórico y director teatral, quien en los años veinte fuera uno de los representantes del teatro berlinés de agitación política, y que además entendía el teatro como elemento de educación revolucionaria para las masas. Los jóvenes se dieron a la tarea de crear obras para el teatro de alto contenido social.

En una carta fechada el 26 de septiembre de 1931, dirigida a Mauricio Magdaleno desde Veracruz, Bustillo reveló su “tremendo plan trimestral. La hazaña más increíble de nuestra vida, es Teatro de Ahora, una técnica dramática llena en alternativas de subjetivo y objetivo, en mezcla constante de la realidad y la fantasía”. Entonces el autor de la carta concluía su obra Justicia, S.A., y anunciaba el comienzo de Masas.

A finales de 1931, los dos amigos dieron lectura de sus obras a los oidores de la Sociedad de Amigos del Teatro Mexicano. Bustillo Oro expuso: Masas, Tiburón, Justicia S.A. y Hay hambre en la tierra. Obtuvieron el apoyo de Bassols, llamado por Bustillo Oro “maestro anticonformista”, quien les brinda el Teatro Hidalgo de la Secretaría de Educación para montar sus obras.

Para el 27 de diciembre de 1931, Revista de Revistas publicó un artículo de Rafael Battino que anunciaba el proyecto de los jóvenes dramaturgos:

“Mauricio Magdaleno y Juan Bustillo Oro han iniciado un movimiento dramático que dará una orientación decisiva a la producción teatral mexicana [...] por la técnica de sus obras y la originalidad de sus temas.

“Tres son los puntos fundamentales por los cuales se distingue el Teatro de Ahora: primero introduce algunas innovaciones en la técnica; segundo, interpreta la realidad de nuestro tiempo; tercero, es antifolklórico [...]”. (Lo que significa el Teatro de Ahora. Por Rafael Battino. Revista de Revistas. 27 de diciembre de 1931. P. 12)

El esfuerzo de Juan Bustillo Oro y Mauricio Magdaleno no logró uno de los propósitos fundamentales: la presencia del gran público.

Encontraron también la crítica recia de espectadores como Salvador Novo que marca distancia y ataca al Teatro de Ahora, llamándolo Teatro de Nunca o Teatro del Mes Antepasado.

“[…] la medicina casera de un teatro pequeño y privado en el que se presenten, para el particular deleite de sus amigos, las obras de su gusto y de su posibilidad de traducción y escenificación, y ésta la cataplasma de una temporada de obras mediocres, pero mexicanas, que apelan sin justicia a un resorte patriótico que su buena calidad, si la tuvieran, no tendría para que tocar, y que alcanza a veces la impureza narrativa y torpe del Teatro de Nunca”. (Notas de inercia. Por Salvador Novo. Revista de Revistas. Año XXII, No. 1143, 10 de abril de 1932)

Sin resentir la adversa crítica de Novo que llama “obras mediocres” a sus creaciones, Magdaleno y Bustillo Oro conservaron el respaldo del secretario de Educación Pública Narciso Bassols, para proyectar un segundo ciclo del Teatro de Ahora.

Circunstancias económicas y el advenimiento de nuevos proyectos personales de los escritores posponen por un tiempo el propósito; sólo hasta finales de 1933 lograrán reanudar su experimento teatral con dos obras: Trópico, de Magdaleno, y San Miguel de las espinas, de Bustillo Oro, escritas en España, donde radicarán de julio de 1932 a abril de 1933.

Antes de partir al viejo continente incursionaron en otro proyecto teatral, muy distinto y con mayor éxito de público: obras para teatro de revista, sin ninguna pretensión más que la del divertimento, para la compañía de Roberto Soto.

Tiempo atrás, Bustillo Oro había pensado en una de las revistas que Roberto Soto representaba en el Teatro Lírico, o una selección de sus números más espectaculares, para realizar lo que pudo haber sido la primera película sonora de México. Phonofilm se le llamaría a finales de 1927. El proyecto no prosperó, y no es sino hasta el año de 1932, cuando Bustillo Oro y Magdaleno firman un contrato con Roberto Soto en el que establecen el compromiso de entregar cuatro revistas: El pájaro carpintero, El periquillo sarniento, Corrido de la Revolución y Romance de la Conquista, por dos mil pesos.

Vixe (Xavier Virraurrutia), presencia la experiencia de los escritores y da cuenta de ello, el 10 de julio de 1932, y hace alusión a El periquillo sarniento esa “la voz caudalosa del pasado”.


“Dos autores, jóvenes, cultos, bien preparados y con el respaldo de una jaculatoria dramático-literaria Juan Bustillo Oro y Mauricio Magdaleno, han aportado al género de nuestras revistas la orientación de un arte propio, limpio de tribulaciones a productos extraños y, además han incorporado como una calidad más la selección del lenguaje […]

“Son autores únicamente aquellos que llenan con sus obras el teatro donde se presentan y en esta ocasión Bustillo Oro y Magdaleno, quedan consagrados”. Vixe. (Frente al escenario. Revista de Revistas, Año XXII, No. 1156, 10 de julio de 1932. P. 16)

En la evaluación anual del teatro mexicano correspondiente a 1932, elaborada por Roberto El Diablo para Revista de Revistas, destacan Bustillo Oro y Magdaleno por sus experiencias en el Teatro de Ahora, sin éxito por “el espíritu de egolatría que lo engendró”, y la del teatro de revista, llevada al triunfo por la compañía de Roberto Soto: “[…] El actor zacatecano (Roberto Soto) montó en el curso del año las fastuosas revistas que le sirven como base en su actual cruzada nacionalista (…) El periquillo sarniento y El corrido de la revolución, la música de Federico Ruiz y los decorados de Aurelio Mendoza completaron la labor de los bizoños libretistas, que triunfaron ruidosamente con estas sus primeras producciones revisteriles”. (Nuestro año teatral. Por Roberto El diablo. Revista de Revistas, Año XXII, No. 1181, 1 de enero de 1933. P.19)

Bassols siguió apoyando a los dos jóvenes escritores, les aseguró los pasajes para el viaje a Europa. Bustillo Oro recuerda en Vida cinematográfica que su regreso fue muy celebrado con una de esas meriendas en las que Bassols estuvo inquiriendo sobre las cuestiones de la República Española y sobre su actividad en España.

Magda Haller, Carlos Villatoro y Víctor Urruchúa
en Dos monjes (Dir. Juan Bustillo Oro, 1934)
DÁVALOS Orozco, Federico y VÁZQUEZ Bernal, Esperanza.
Carlos Villatoro, pasajes en la vida de un hombre de cine,
México, UNAM, 1999. P. 39

La entrada de Bustillo Oro al cine sonoro empieza en 1933 con la obra Tiburón, una adaptación de Volpone; adapta también El compadre Mendoza de Mauricio Magdaleno (Dir. Fernando de Fuentes, 1933); escribió el argumento y el guión de El fantasma del convento (Dir. Fernando de Fuentes, 1934). Y en 1934 dirigió Dos monjes, su primera película sonora, de gran influencia expresionista.

En 1935 llevó a la pantalla una adaptación de la novela de Vicente Riva Palacio, Monja, casada, virgen y mártir, bajo el mismo título en la que presenta una recreación del México colonial.

En 1937 Juan Bustillo Oro creó su propia productora, la Oro Films, y dirigió su primera producción, Huapango.

Posteriormente se asoció con el productor Jesús Grovas y trabajó estrechamente con el escritor-argumentista Humberto Gómez Landero. Los tres obtuvieron grandes éxitos taquilleros con películas como: En tiempos de don Porfirio (1940), Ahí está el detalle (1940), Al son de la marimba (1940) y El ángel negro (1943).

Luego emprendió la actividad él sólo como productor, escritor-adaptador y dirigió Canaima de Rómulo Gallegos, y otras como México de mis recuerdos, de la cual filmaría dos versiones: 1943 y 1963.

Para 1949 su labor en el cine era reconocida ampliamente en el Boletín de la Comisión Nacional de Cinematografía cuyo presidente era Jesús Castillo López: “Puro en boca, sonriente, lucido, malicioso, buen conocedor del terreno que pisa, seguro —hasta donde se puede serlo— de su público, que es enorme; popular, en su mejor acepción, le habla al vulgo con su propia lengua, como Lope quería.

“Viene del teatro, es autor de tener muy en cuenta, pero el teatro mexicano era —en los tiempos no lejanos de sus principios— muy mezquino con sus amigos y Juan Bustillo Oro entró por la puerta abierta del cine, y allí se impuso.

“Empezó con Dos monjes, en 1934, una película con inquietudes artísticas, pero en seguida se dio cuenta de que el público mexicano de los salones cinematográficos era de otra índole. Era y es, en su mayoría, una multitud que desconocía el teatro y Juan Bustillo tuvo la certera idea de que lo que gustaría sería eso: las tablas, las conversaciones, los dichos, las situaciones de la comedia y del sainete español. No se equivocó, y sus películas han sido, en su mayoría, un enorme éxito.

“Juan Bustillo Oro es un gran director popular, que honra al cine mexicano; tiene un sentido preciso del gusto de los más. A veces se le reprochan sus largos diálogos, sin darse cuenta de que son, precisamente, una de las razones fundamentales de su éxito. El público descubre, a través del cine, el atractivo poderoso de los foros. Bustillo prepara así un renacimiento del teatro”. (Perfiles: Juan Bustillo Oro. Cinevoz. Año II, No. 54, 14 de agosto, 1954. PP. 1-2)

Con 64 películas de diversos géneros como: el terror, la comedia, de época, el melodrama familiar y la comedia folklórica; Bustillo Oro se retiró en 1965 y se dedicó a escribir. Publicó su libro Vientos de los veintes, donde plasmó su participación en el movimiento vasconcelista. Posteriormente, la Cineteca Nacional edita su obra Vida cinematográfica (1984), referido a su vasta experiencia en el cine. Escribió también una novela titulada Lucinda del polvo lunar (1985).

El trabajo de Juan Bustillo Oro fue reconocido por la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas en diversas ocasiones. Varias de las películas que el escritor realizó fueron nominadas en diferentes categorías: Canaima, Las mañanitas, Las tandas del principal y El hombre sin rostro; mientras que una de sus películas obtuvo el Ariel de Plata en 1955, por mejor escenografía de Retorno de juventud (1953).

En 1977 la Academia le concedió el Premio Especial en reconocimiento a su labor como director, productor y guionista. Además de que la Cineteca Nacional le otorgó la Medalla Salvador Toscano, al mérito cinematográfico en 1985.

El escritor Bustillo Oro realizó películas de gran estima entre los cinéfilos, como Ahí está el detalle que consagró a Cantinflas. En su obra, sobresalen también sus adaptaciones cinemamtográficas a múltiples obras de la literatura universal: Marivaux, Pedro Antonio de Alarcón, Sardou, Galdós, Rómulo Gallegos, Arniches, Rubén Romero, Mook y otros.