BRACHO Gavilán, Julio
Durango, Durango, 1909
México, D. F., 1978

 
Foto proporcionada por la Sra. Diana Bracho

irector de teatro y cine; guionista, argumentista, productor y actor. Nació en Durango, Durango, el 17 de julio de 1909. Murió en la Ciudad de México el 26 de abril de 1978.

Hijo de Julio Bracho y Zuloaga, rico hacendado de una fábrica textil, y de Luz Pérez Gavilán, Julio Bracho fue el noveno de once hermanos entre los cuales destacan: Guadalupe, quien cambiara su nombre por el de Andrea Palma (actriz) y Jesús (escenógrafo y pintor); Toribio (jesuita y misionero en China). Además, Julio era primo de la actriz Dolores del Río. Julio Bracho llegó a la Ciudad de México en 1913, cuando apenas tenía 4 años, sus padres se instalaron con todos sus hijos en una casa de Tacubaya, donde el director de la película Canasta de cuentos mexicanos (1955) pasó su infancia. La decisión de residir en esta ciudad la tomó su padre, quien se dio cuenta de las magnitudes de la Revolución Mexicana y del peligro que corría toda su familia por ser hacendados.

Julio Bracho fue una persona muy inquieta. Desde su adolescencia, cursó 2 años de Medicina, uno de Arquitectura y 2 de Filosofía y Letras. Sin embargo, sus dos pasiones fueron la dramaturgia y el cine. De niño, él y algunos de sus hermanos daban representaciones con títeres para sus amigos y los criados de su casa, a quienes hacían pagar 10 centavos por función y con este dinero adquirían decoraciones y películas.

Fundó el Teatro Orientación con la actriz Isabela Corona (con quien vivió 10 años) y el pintor Carlos González, bajo el patrocinio del departamento de Bellas Artes. En él debutó Julio Bracho como director de escena en 1930, con la obra Jinetes hacia el mar, del irlandés John M Synge, traducida por Juan Ramón Jiménez. En 1936 llevó a cabo la fundación del Teatro de la Universidad. En él colaboraron: Elena Garro, Margarita Michelena, Tomás Perrín, Carlos López Moctezuma, Carlos Riquelme, entre otros. En dos años, Julio Bracho representó allí obras de Aristófanes, Sófocles y Eurípides , y de manera simultánea, también estrenó obras mexicanas, como Los caciques de Mariano Azuela. Además Bracho era el editor de una página dedicada al teatro en El Nacional durante el periodo de 1934 a 1938.

Revista de revistas. Año XXIII, No. 1227, 19 de noviembre de 1933

Su primera intervención en el cine la realizó al lado de Fred Zinnemann y Emilio Gómez Muriel, en la película Redes (1934); donde fungió como codirector durante algunos meses. Sin embargo por motivos de salud abandonó dicha empresa.

La incursión de Julio Bracho en el cine resultó casi ineludible, según el propio Bracho, en cierta ocasión le regalaron varios scripts de películas famosas hechas en Hollywood y entonces se puso a estudiarlos a fondo, “Comprendí entonces —dijo— que el cine era un camino con el que fatalmente tenía que cruzarme”. (Tiempo. 20 de septiembre de 1946. P. 54)

En 1937, en colaboración con Miguel Zacarías, realizó el guión de Rapsodia mexicana, dirigida por el mismo Zacarías. Posteriormente, en 1941 debutaría como director en la cinta ¡Ay, qué tiempos, señor don Simón!, el argumento de dicha cinta, de la autoría de Julio Bracho, había sido comprado un año antes por el entonces gerente de Films Mundiales, Lic. Joaquín Cortina Goríbar. La empresa compró el argumento en 5 mil pesos y le pagó una cantidad igual a Julio Bracho para que dirigiera la película. Ésta se rodó en mayo de 1941 y se estrenó en el Palacio Chino, el 15 de septiembre del mismo año. En ella, el director de El monje blanco (1945) se reveló como un “artista de fino humor, capaz de hacer una excelente comedia”. (Ibidem)

En 1947 su película Cantaclaro (1945), fue merecedora a 3 Arieles.

Dentro de la filmografía realizada por Julio Bracho, se encuentra una cinta que resulta imposible no señalar, nos referimos a La sombra del caudillo (1960). Nombrada por el propio Bracho como “la película maldita del cine mexicano”. La cinta se basa en la novela homónima del escritor mexicano: Martín Luis Guzmán. Tanto en la novela como en la película se abarcan los hechos históricos que desembocaron en la muerte del general Francisco R. Serrano en Huitzilac, el 3 de octubre de 1927. En ellas se hace una crítica feroz a la actuación de Plutarco Elías Calles. Por estos motivos, tanto la novela como la versión cinematográfica fueron prohibidas; la novela, escrita en 1929, tuvo que ser editada por primera vez en España, lugar donde permanecía exilado el autor desde 1915. La película fue censurada días antes de su estreno, y así se conservó por 30 largos años, hasta el 12 de noviembre de 1990, fecha en que fue estrenada formalmente en la Cineteca Nacional.

Julio Bracho en La Habana

Según la versión del propio Bracho, el gobierno secuestró el negativo original de la cinta y las copias, luego de una primera exhibición en presencia del entonces presidente: Adolfo López Mateos, su gabinete y los militares. La prohibición se dio a consecuencia de una petición explícita del Ejército Mexicano, el cual argumentaba, a través del secretario de la Defensa: Agustín Olachea, que la película denigraba a dicha institución gubernamental. No obstante el retiro de copias quedaron otras, como la resguardada por la Filmoteca de la UNAM y la que el propio director conservó.

La película pudo participar en el Festival Cinematográfico Internacional de Karlovy Vary, en Checoloslovaquia, donde recibió el premio por mejor dirección en 1960. La delegación que llevó la cinta al festival estuvo compuesta por el director (Julio Bracho) y los intérpretes: Tito Junco y Kitty de Hoyos.

En el caso de La sombra del caudillo, la censura ocurrió después de la filmación de la película. Al parecer, no existió ningún impedimento durante el rodaje, inclusive Julio Bracho recibió muchas facilidades para llevar a cabo su proyecto cinematográfico. El secretario de defensa facilitó, entre otras cosas, el permiso para filmar dentro y fuera del cuartel militar de Santiago de Tlatelolco. También puso a disposición tropa y camiones militares, y por si fuera poco, se permitió trabajar a Julio Bracho y a todo su equipo de trabajo, en la Cámara de Diputados y en el Castillo de Chapultepec.

Julio Bracho murió en la Ciudad de México, sin ver estrenada en esta capital la “película maldita”, el 26 de abril de 1978. De las cerca de 48 películas que dirigió Julio Bracho participó en la escritura de la mayoría de los guiones. Las películas en las que no interviene directamente en la escritura de los guiones fueron: La cobarde (1952), Canasta de cuentos mexicanos (1955), La mafia del crimen (1957), México lindo y querido (1958), Una canción para recordar (1958), ¡Yo sabía demasiado! (1959), Guadalajara en verano (1964), Espejismos de la ciudad (1975) y Los amantes fríos (1977).