VILLORO, Juan
México, D.F., 1956
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| Foto de Carles Ribas El
País, 9 de marzo de 2002. P. 3 |
arrador,
crítico, editor, traductor, cronista deportivo y entrevistador: escritor
completo. Nació el 24 de septiembre de 1956. Realizó sus estudios
primarios y secundarios en el Colegio Alemán de la Ciudad de México.
Estudió la licenciatura en Sociología en la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM). Fue productor y conductor del programa El
lado oscuro de la luna, en Radio Educación (1977-1981); jefe de
Actividades culturales de la UAM-Iztapalapa (1980-1981); agregado cultural en
la Embajada de México en Berlín, República Democrática
Alemana (1981-1984). Participó en la fundación de la editorial La
máquina de escribir y fue alumno del taller de narrativa del escritor
Augusto Monterroso.
Ha sido colaborador en
diversas publicaciones periódicas: Pauta
(jefe de redacción), La Gaceta del FCE,
Revista de la Universidad de México,
La Palabra y el Hombre, Nexos, Vuelta,
Proceso, Siempre!,
Diorama de la Cultura, Revista
de la Biblioteca de México (consejo de redacción), El
Gallo Ilustrado —suplemento del periódico El
Día—, Sábado —suplemento
de Unomásuno— y La
Jornada. Becario del Instituto Nacional de Bellas Artes en la categoría
de narrativa, de 1976-1977; ingresó al Sistema Nacional de Creadores de
Arte en 1994.
Dentro de su obra publicada
destacan los cuentos: El rock en silencio (Antología.
UNAM, 1981); La alcoba vacía (Antología.
Monte Ávila, 1992); Tiempo transcurrido
(Crónicas imaginarias. FCE, Colección Popular, 1987); El
mariscal de campo (La máquina de escribir, 1978); La
noche navegable (Joaquín Mortiz, 1980); Albercas
(Joaquín Mortiz, 1985); y Palmeras de la brisa
rápida, un viaje a Yucatán
(Alianza, 1989). Las novelas: El disparo de argón
(Alfaguara, 1991); (Alfaguara/CNCA, 1992) y Materia
dispuesta (1997) y Autopista sanguijuela
(1998).
Villoro también es autor de
cuentos para niños Las golosinas secretas
y El profesor Zíper y la fabulosa guitarra
eléctrica (Limusa, 1985), libro distinguido en 1991 como mejor libro
para niños publicado en México con el Premio del
International Board on Books for the Young. Así como las traducciones:
Engaños (cuentos de Arthur Schnitzler.
FCE, 1985); El general de Graham Greene (FCE,
1985); Memorias de un antisemita, de Gregor
von Rezzori (Anagrama, 1987) y Aforismos,
de Georg Christoph Lichtenberg (FCE, 1989), por el cual recibió el premio
Cuauhtémoc de traducción en
1988.
La trayectoria personal de Villoro revela
a un autor familiarizado con las manifestaciones de la cultura popular (el rock,
el futbol, la televisión, el cómic). Premio
Xavier Villaurrutia 1999 por su libro de cuentos La
casa pierde, el escritor es, desde niño, un gran aficionado al cine.
Su obra más reciente Efectos personales
(Anagrama, 2001) es un libro de ensayos literarios.
![](cartel.jpg) |
Guión El
mapa movedizo Ed. Plaza y Valdés / Conaculta.
México 1995. PP. 64 |
Ha
escrito cuatro guiones: “El primero lo hizo para Juan Carlos Colín
[1984] y trata sobre el episodio revolucionario, de intriga internacional, conocido
como el Telegrama Zimmerman (…) El segundo
lleva el título de El mapa movedizo:
Es una mezcla de ficción y documental de una sociedad secreta de cartógrafos
de lo que ya no existe en la Ciudad de México, es decir, de la ciudad perdida.
Después escribió una miniserie de aventuras, La
calavera de cristal, que era una especie de Indiana
Jones donde, a través de peripecias épicas, se iba a contar
la historia de la arqueología mexicana. Estos dos guiones los hizo para
Nicolás Echeverría” (Para esta
filmación estoy muerto y no protestaré desde el más allá:
Juan Villoro. Por Marlé Estrada. Milenio
Diario. 30 de enero de 2001. P. 43). Además de
Vivir mata (Dir. Nicolás Echeverría, 2001), del cual realizó
cerca de 28 tratamientos.
A la interrogante
de ¿qué es el cine?, Juan Villoro reveló que: “Para
el director es la oportunidad de contar una historia en imágenes. Para
el guionista, una forma industrial de contar historias en donde intervienen muchas
personas y donde tiene que actuar en colectividad” (Idem).
Cuando
se le inquirió sobre lo que piensan los directores a propósito de
los guionistas: de que el mejor autor de un guión es el que no está,
porque no interviene en los tratamientos que de su texto hace el director; y de
que si no se iba a convertir una pesadilla para el director Nicolás Echeverría.
Villoro dijo: “No, estoy perfectamente consciente de que los méritos
de la película dependen del director y que él debe tomar mi guión
como si fuera algo escrito en una lengua muerta. Es como si yo hubiera escrito
un papiro en copto, que se hubiera encontrado en Asia Menor y Nicolás lo
estuviera traduciendo al español de México. Por lo tanto yo para
efectos de este proyecto, estoy muerto y no protestaré desde el más
allá. ¿Ir a la filmación? para nada, me parece una de las
cosas más aburridas que hay. Es como ver secar la pintura.
“—¿Por
qué hacer de Vivir mata un guión para cine y no una novela?
—Desde hace mucho tomé la decisión, tal vez suicida, de vivir
de lo que escribo. Naturalmente, para un autor de ficción es muy complicado
vivir exclusivamente de sus cuentos y novelas, por lo tanto he tenido que escribir
otras cosas que también me interesan, y que quizá, en un momento
dado, sean más importantes para mi trayectoria —como crónicas
deportivas, cuentos para niños, traducciones y por supuesto guiones de
cine—. Esto me interesa, pero forma parte de las actividades laterales que
hace alguien que vive de la escritura” (Idem).
Vivir
mata es la primera historia original de Juan Villoro llevada a la pantalla
grande. “Un proyecto olímpico. En el verano de 1996, año olímpico,
Villoro escribió el argumento para una comedia romántica contemporánea
ubicada en la Ciudad de México, que llegaría a manos de Nicolás
Echeverría, con quien realizó una adaptación que conjuga
la visión de ambos acerca de las relaciones humanas, y sus permanentes
y muy diversas inquietudes respecto a la Ciudad de México. Después
de cuatro años de trabajo, en el verano del 2000 —durante las Olimpiadas
de Sydney—, terminaron la versión del guión de Vivir
mata , (...) Esto hace de Vivir mata
un proyecto olímpico, dice Villoro”. (http//www.vivirmata.com/vivir/mata/boletín/202.htm)