 | USIGLI
Wainer, Rodolfo México, D.F., 1905
México, D.F., 1979 |
Retrato
de 1930. Escritores en la diplomacia mexicana.
Tomo II. México, Secretaría de Relaciones Exteriores,
2000. P. 136 | |
ramaturgo,
poeta, novelista, diplomático y creador de diálogos de cine. Varias
de sus obras de teatro han sido llevadas a la pantalla. Nació en la Ciudad
de México el 17 de noviembre de 1905, en una “humilde vecindad”
como él mismo la llamaba, ubicada en la calle de San Juan de Letrán.
Fue hijo de Alberto Usigli, un italiano nacido en Argelia, y de Carlota Wainer,
austro-húngara nacida en Polonia. Murió en la misma ciudad, el 18
de junio de 1979.
Huérfano de padre,
fue educado por su madre con grandes privaciones. A los quince años ya
trabajaba como meritorio en una oficina de comercio y permanecía dedicado
a “empleos particulares en diversas empresas comerciales”.
Realizó
estudios en la Escuela de Comercio y Administración. Aprendió taquimecanografía
y en 1921 asistió a la Escuela Popular Nocturna de Música y Declamación.
En 1930, sus escritos apenas aparecían
en algunas revistas como El Sábado,
donde publicaba “cuentos, revistas en verso de la semana y otras cosas,
malitas todas en general”, él mismo lo confesó después;
así como en El Universal o en el Magazine
Nacional. Había escrito una obra de teatro, El
apóstol que no era conocida, ni mucho menos se había representado.
No obstante, con ese currículum solicitó ser diplomático.
Dicha solicitud fue rechazada por el secretario Genaro Estrada, quien además
le recomendó que solicitara su “naturalización” como
mexicano por ser hijo de padres extranjeros.
A
partir de 1932, se incorporó como docente a la Universidad Nacional Autónoma
de México. Comenzó en la Escuela de Verano. Impartió la cátedra
de Novela Española. Luego enseñó Historia de México
en la Facultad de Filosofía y Letras, y se especializó en las materias
de Historia del Teatro en México, Dirección, Actuación y
Técnica Teatral.
De 1932 a 1934 fue director del
Teatro Radiofónico de la Secretaría de Educación Pública.
En 1935, sirvió al general Lázaro Cárdenas como jefe de la
oficina de prensa de la presidencia de la República. Paralelamente, ganó
una beca de la Fundación Rockefeller para estudiar teatro, y la aprovechó.
Asistió a los cursos en la Universidad de Yale, acompañado por Xavier
Villaurrutia.
En 1937 era director de los
cursos de teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México,
y a partir de 1938, fue jefe de la sección de teatro del departamento de
Bellas Artes, que dependía de la SEP.
Dentro
de su extensa obra, que lo consolidó como uno de los grandes del teatro
contemporáneo en México, podemos mencionar aquellas piezas que escribió
antes de solicitar nuevamente su inclusión al Servicio Exterior, tales
como: Quatre chemins (1932), Falso
drama (1932), Noche de estío
(1933), La última puerta (1934), Estado
de secreto (1935), El presidente y el ideal
(1935), El niño y la niebla (1936),
Alcestes (1936), Medio
tono (1937), Mientras amemos (1937),
El gesticulador (1937), Otra
primavera (1938), La mujer no hace milagros
(1939), Aguas estancadas (1939), Vacaciones
(1940), Sueño de día (1940),
La familia cena en casa (1942), Corona
de sombra (1943) y Dios, batidillo y la mujer
(1943).
El poemario Conversación
desesperada (1938), y los ensayos Caminos
del teatro en México (1933) e Itinerario
del autor dramático (1940). Además de la obra México
en el teatro, dedicada a Antonio Caso, su protector, y la novela Ensayo
de un crimen (1944).
“Por acuerdo
del presidente de la República, Manuel Ávila Camacho, el secretario
de Relaciones Exteriores, Ezequiel Padilla, lo designó segundo secretario
de la legación de México en Moscú. Sin embargo, el nombramiento
no prosperó: las autoridades soviéticas se opusieron porque creyeron
que Usigli era un ‘troskista’ (…) muy pronto le encontraron
nuevo destino, pues ante la imperiosa necesidad de reconstruir la legación
de México en la Francia recién liberada, se le ordenó trasladarse
a París de inmediato, ciudad a donde llegó en noviembre de 1944”.
(VILLALPANDO César, José Manuel. Corona
de instantes. De la vida del embajador Rodolfo
Usigli. P. 139. En: Escritores en la diplomacia mexicana. Tomo II. Secretaría
de Relaciones Exteriores. México, 2000. 428 PP.)
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Ibid. P. 141 |
En
mayo de 1945 estuvo en Londres. “Esa estancia en Londres le significó
uno de los momentos más estimulantes e inolvidables de su vida. Pudo conocer
a su gran ídolo, a su admirado George Bernard Shaw (…) Dos fueron
los resultados tangibles de la naciente amistad entre Usigli y Shaw. Primero,
el dramaturgo irlandés accedió a que sus pláticas con Usigli
fueran reproducidas por éste para darlas a conocer al público. En
1947, la revista Cuadernos Americanos publicaría el texto de Usigli: Dos
conversaciones con George Bernard Shaw”. (Ibid. P. 144). En
1947, Usigli volvió a México y en 1948 renunció a la carrera
diplomática. Villalpando César sostiene que su distanciamiento de
su carrera diplomática se debió en gran medida a su obra El
gesticulador: “Un muy cercano amigo de Usigli, y gran propagandista
de sus obras, Alfredo Gómez de la Vega, decidió montar en escena
El gesticulador, nada menos que en el teatro
del Palacio de Bellas Artes. Corría el año de 1947, y la pieza celebraba
ya nueve años de existencia sin que nadie se atreviera a montarla. Hubo
persecución y suspensión de las funciones y muchos incidentes desagradables,
dijo Usigli, quien agregó que la tormenta política que desató
motivó una reunión del gabinete, el entusiasmo del público
y un enorme éxito” (Ibid. P. 147).
“…Este
fue un caso sin precedente en la historia del teatro mexicano; a Usigli lo acusaron
de difamar a la Revolución Mexicana, de ser un oportunista político
y a El gesticulador lo tacharon de carecer de consistencia nacional, revolucionaria
y humana” (Ibid. P. 148).
De 1948 a
1957, Rodolfo Usigli se concentró en sus clases de teatro en la Facultad
de Filosofía y Letras, a pesar de tener “tan solo seis alumnos”,
como burlonamente señalaba Salvador Novo, sin detenerse a considerar que
esos pocos alumnos formarían la generación más importante
de dramaturgos que ha dado México: Luisa Josefina Hernández, Jorge
Ibargüengoitia, Emilio Carballido, Héctor Mendoza, Sergio Magaña
y Luis G. Basurto. En esos mismo años fue delegado del gobierno mexicano
a los festivales cinematográficos internacionales celebrados en Cannes,
Francia; en Knokke-le-Zoute, Bélgica; Marianske-Lazné, Checoslovaquia,
y en Venecia, Italia. Además, fue delegado de la Secretaría de Educación
Pública y del Sindicato de Autores y Adaptadores Cinematográficos
al Congreso de Escritores de Cine que se celebró en Edimburgo, Escocia,
en 1954.
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Rodolfo Usigli. Al fondo una pintura de
Manuel Rodríguez Lozano. Beirut, 1961. Ibid. P. 157 |
Otras
obras que Usigli escribió fueron: Vacaciones
II (1945), La función de despedida
(1949), Los fugitivos (1950),
Jano es una muchacha (1952), y Un día
de estos (1953). En 1951 el Seminario de Cultura Mexicana lo admitió
como miembro. En 1956, Rodolfo Usigli regresó a la diplomacia con un ascenso.
Fue designado como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de México
en Líbano. En 1959 la legación mexicana en Líbano, con sede
en su capital, la ciudad de Beirut, fue ascendida al rango de embajada, y su titular,
Rodolfo Usigli, mereció también el ascenso, convirtiéndolo
en embajador de México.
En Beirut el
dramaturgo escribió La exposición
(1959), seguida por La diadema (1960) y Corona
de fuego (1960). Terminada su misión en Líbano, Usigli fue
trasladado a la embajada de México en Noruega, con sede en su capital,
Oslo, donde presentó sus cartas credenciales al rey Olav V, en octubre
de 1962. Volvió al país en 1968, con motivo de los Juegos Olímpicos,
como parte del equipo protocolario del presidente de la República. Al término
de los juegos regresó a Noruega y recibió la Gran
Cruz de la Orden de San Olavo. Mientras estaba en Oslo, escribió:
Corona de luz (1964), Un
navío cargado de… (1966), Las
madres (1966), El encuentro (966),
El testamento y el viudo (1966), El
gran circo del mundo y Los viejos (1970).
En 1971 terminó su vida diplomática.
En 1972 fue galardonado con el Premio Nacional de Letras. Durante ese mismo año
Usigli continuó escribiendo las últimas obras de su vida: el monólogo
Carta de amor (1972), El
caso Flores (1972), Buenos días señor
presidente (1972), y vio cómo era editado su Teatro completo en
el Fondo de Cultura Económica.
Rodolfo
Usigli fue el creador del Teatro Mexicano, que para él era el único
personaje que le interesó crear para “el drama evolutivo de la vida,
de la cultura y de la grandeza del país en que nací” (Ibid.
P. 159).