TOVAR
Botello, Juan Puebla,
Puebla, 1941 | |
| Archivo fotográfico
del CONACULTA – INBA y CNIPL |
ramaturgo,
cuentista, traductor, ensayista y guionista de cine. Nació el 23 de octubre
de 1941, en la ciudad de Puebla. De su etapa de estudiante, Juan Tovar recuerda:
“Yo soy de Puebla, pero no de una típica familia poblana. Mi padre
era un come curas. Nos educamos en el Colegio Alemán y no había
mucho campo para la religión. Después entre a la Universidad de
Puebla [estudiaba ingeniería química] en su época más
rojilla, me acuerdo que todo mundo en el laboratorio de química dejaba
por ahí los experimentos para escuchar en la radio las noticias de avances
de la guerrilla cubana (...)”. (Juan Tovar.
La escritura es como un juego y un sueño. Por Adriana Padilla (primera
de dos partes). El Búho,
de Excélsior. 14 de junio de 1992. PP. 1 y 6 )
De
cómo inició su carrera de escritor, Juan Tovar nos revela que: “La
narrativa fue lo primero que hice. Pero lo primero que me hubiera gustado realizar
era cine. Como estudiante de secundaria que se escapaba de las clases para ir
al matinée, no se tiene ni idea de cómo hacer cine. Me acuerdo que
lo primero que traté de escribir eran los argumentos de películas
que me habían gustado mucho o impresionado, para que no se me olvidaran.
Luego me metí a estudiar historia. después entré al teatro
universitario en Puebla y me empecé a distraer de mi8 porvenir científico.
Finalmente me salí de la universidad y de mi casa para llegar a México
con un libro bajo el brazo y con la dirección de Emilio Carballido que
había firmado libros en Puebla. Luego le había mandado unos cuentos
míos que tuvo la gentileza de revisar y contestarme.
“A
mi llegada, Carballido me mandó con alguien que me consiguió trabajo
como traductor y se interesó en mi desarrollo. Estando con él [con
Carballido] como mi maestro lo lógico era que yo escribiera teatro pero
eso no ocurría, continuaba realizando cuento, novela, guión (...)”.
(Ibid. P. 6)
Se inició como actor en
el Teatro universitario de Puebla. Estudió teoría y composición
dramática con Luisa Josefina Hernández y Emilio Carballido. Ha sido
traductor en las editoriales Novaro y Fondo de Cultura Económica (FCE).
Profesor de teoría y composición dramática en la Escuela
de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA, 1967-1974) y en
el Centro Universitario de Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), así como profesor de composición dramática
del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC).
Se
desempeñó como jefe de redacción del suplemento de espectáculos
de El Heraldo de México (1969-1974),
y de Diorama de la Cultura, suplemento del
periódico Excélsior (1975-1976);
como profesor de guión en la Escuela Internacional de Cine y Televisión
de San Antonio de los Baños, Cuba; y del Centro de Capacitación
Cinematográfica de México. Además, ha colaborado en las siguientes
publicaciones: Revista de Bellas Artes, El
Cuento, Diorama de la Cultura, El
Heraldo de México, El Día,
Aventura y Misterio,
Ovaciones y Casa
de las Américas (Cuba). Su guión El
pueblo fantasma fue premiado en el concurso del Banco Cinematográfico
de 1966.
Entre sus obras más representativas
se encuentran La madrugada (estrenada en 1979);
Las adoraciones (estrenada en 1981); El
destierro (estrenada en 1982); Manga del clavo
(estrenada en 1985); Mi querida Lulú
(estrenada en 1987); Cura y locura (homenaje
a Artaud, estrenada en 1992); Los encuentros (basada
en la obra de Juan Rulfo, estrenada en 1992). Ha realizado las adaptaciones de:
Manuscrito encontrado en Zaragoza, de Patrocki
(estrenada en 1984); La marquesa de Sade,
de Yukio Mishima (estrenada en 1988); De la vida
de las marionetas, de Bergman; Viaje de un
día largo hacia la noche, versión de la obra de O´Neill
(estrenada en 1992) y La hija de Rapaccini,
basada en la versión de Octavio Paz del cuento de Nathaniel Hawthorne (estrenada
en 1991) y otras. Mientras que en cuento: Hombre
en la oscuridad (1965), Los misterios del
reino (1966), La plaza y otros cuentos
(1968), De oídas (1973), El
lugar del corazón (1974), y Memoria
de apariencias (1989). Además de las novelas: El
mar bajo la tierra (Joaquín Mortiz, 1967; La
muchacha en el balcón o la presencia del coronel retirado (Joaquín
Mortiz, 1970), Criatura de un día (1980)
y Lo que tengas de mí (Joaquín
Mortiz, 1989).
Fue becario del Centro Mexicano
de Escritores en 1964-1965 y 1974-1975, y del Consejo Nacional de la Cultura y
las Artes en 1991-1992 y 1993.
A lo largo
de su carrera, Juan Tovar ha sido merecedor de los siguientes reconocimientos:
Premio de Cuento La Palabra y el Hombre, 1966,
por Los misterios del reino; Premio
INJUVE, 1966 por La plaza y otros cuentos;
Premio de Novela Primer Concurso de la Juventud,
1970 por La muchacha en el balcón o la presencia
del coronel retirado; Premio Alfonso X de
traducción, INBA, 1984 por El contrapaso,
de Thomas Middleton y William Rowley; Ariel
al Mejor guión, en 1987, por Crónica
de familia; Beca Creador Artístico del Fondo Nacional para la Cultura
y las Artes (FONCA) 1991-1992 y el reconocimiento como miembro del Sistema Nacional
de Creadores Artísticos, 1993.
En 1989
Juan Tovar participó en el ciclo de mesas redondas, organizado por el Centro
Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC / UNAM), los días
29 y 30 de noviembre, con el tema: ¿Es el guión cinematográfico
una disciplina literaria?, y en la que el escritor concluye que: “El guión
es la dimensión literaria del film.
Pero se impone recalcar, en nombre de la humildad que nunca sale sobrando: sólo
la dimensión literaria —imprescindible pero insuficiente—.
Una base, un esqueleto para sustentar la poesía cinematográfica,
que siempre está más allá de esa literatura inevitablemente
ancilar. Claro, un buen guión es poético por derecho propio y, por
tanto, defendible como producto literario; pero eso no evitará que, en
manos de un mal director, desemboque en una mala película. Pues la poesía
del guión anticipa, pero no realiza, la poesía fílmica en
sí, del mismo modo que esta última no podrá cristalizar si
le falta el sustento que la dimensión literaria proporciona.
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El Búho,
suplemento de Excélsior,
14 de junio de 1992. P. 6
Caricatura de Ludens
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El
guionista es, en cierto sentido, el primer espectador del film. Lo que hace al
escribir es describir lo que ve, la obra futura en cuya existencia crea a pie
juntillas, ignorando por el momento la nada desdeñable probabilidad de
que jamás llegue a la pantalla o de que, una vez allí, resulte muy
distinta de la que él ha visto. En todo caso, espera que sea todavía
mejor. Terca es la esperanza, y la capacidad de suspender el descreimiento se
encuentra sin duda entre las cualidades básicas del espectador ideal”.
(TOVAR, Juan. La dimensión literaria del cine.
PP. 14-15. En: ¿Es el guión cinematográfico
una disciplina literaria? Centro Universitario de Estudios Cinematográficos,
UNAM. México, 1990. P. 62)
Por otro
lado, en el catálogo de autores de la Sociedad General de Escritores de
México (SOGEM) encontramos los siguientes registros de obras cinematográficas
de su autoría: Crónica de familia,
En cuerpo y alma, El
hombre mono, Itinerarios e Itinerarios I,
Mambo, El medio
pelo, La muchacha en el balcón,
Porto das minas, Puerto
México y Puerto México 2.
Además de una obra para radio: El monje
/ The monk y otros guiones encontrados en
otras fuentes: Pueblo fantasma (en colaboración
con Ricardo Vinós y Parménides García Saldaña, basado
en el cuento Final feliz); La palabra y el hombre
(1967); Cuéntame otro cuento (en colaboración
con Rafael Castanedo, 1977); Hermenegildo y Joaquina
(en colaboración con Rafael Castanedo, 1984); De
paso (en colaboración con Beatriz Novaro. Plaza y Valdés
/ CNCA, 1995).
GUIONES
PUBLICADOS
Gabriel.
México, Editorial Plaza y Valdés / Conaculta,
1995. P. 102