TORRES, Juan Manuel
Minatitlán, Veracruz, 1938
México, D. F., 1980

Cinelandia, No. 433, 14 de mayo de 1976. P. 10

 

scritor, actor, director y guionista de cine. Nació el 20 de abril de 1938 en Minatitlán, Veracruz, y murió en un accidente automovilístico, el 17 de marzo de 1980 en la Ciudad de México. Estudió Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México (UNAM). Publicó sus primeros cuentos en 1957 en la revista Futuro, también publicó en Revista Mexicana de Literatura, Revista de la Universidad y Cuadernos del viento. Participó en el llamado movimiento cineclubístico dirigió el Cine Club de la Facultad de Filosofía y Letras. “En 1961 publicó en la colección Cuadernos de cine el libro Las Divas (UNAM, 1962) dedicado a las estrellas italianas del cine mudo. En el mismo año formó parte del grupo y la revista Nuevo Cine” (Juan Manuel Torres. Cine. No. 24, abril de 1980. P. 37).

En 1962 obtuvo una beca para estudiar dirección cinematográfica en la Szkola Teatrala Filmore de Lodz, Polonia, en donde realizó el filme ¿Juega usted poker? (1967), como ejercicio de titulación y los dos cortos Escuela de baile y 29 de enero.

De regreso en México, trabajó en publicidad temporalmente y en 1969 escribió el guión de la película Fin de fiesta (Dir. Mauricio Wallerstein). Además de haber publicado el libro de cuentos El viaje (Joaquín Mortiz, 1969) y la novela Disdascalias (ERA, 1970). Ambos escritos durante su estancia en Polonia.

En 1970 escribió y dirigió el episodio Yo de la cinta Tú, yo, nosotros (Dir. Juan Manuel Torres, Gonzalo Martínez, Jorge Fons, 1970). Y en 1971 realizó su Ópera prima Diamantes oro y amor, a la que siguieron: La otra virginidad, que obtuvo el Ariel a la mejor película en 1975; La vida cambia, El mar y La mujer perfecta. Según el crítico Luis Carrión su obra se caracterizó por: “hacer un análisis riguroso de la clase media baja, su educación, sus formas de pensar, sus pautas conductuales. Pero no se limita sólo a mostrar un retrato de una determinada clase social, sino que trata de confrontar ese carácter pesimista, agresivo y cruel del mexicano urbano con un medio igualmente feroz. Este choque hace que los personajes como individuos adquieran conciencia a veces intuitiva de los problemas fundamentales de todo ser humano, su soledad, su incapacidad para relacionarse; lo que los hace llegar a la cabal comprensión de la necesidad de un compromiso que los justifique ante sí mismos y ante los demás” (La otra virginidad. Por Luis Carrión. Otro cine. No. 1, enero-marzo de 1975. P.17).

Obsesionado por las mujeres y la adolescencia su obra cinematográfica intenta de alguna manera la aprensión de estos dos tópicos. José de la Colina señala al respecto: “me parece ahora que Juan Manuel Torres entendía también que la adolescencia era una especie de arte y que por eso cultivó siempre su adolescencia, trató de vivirla más allá de los límites biológicos, como si lo inacabado del adolescente fuera la verdadera Edad de Oro, una edad sin edad, una tierra de la inagotable y arriesgada promesa y eso era lo único que valía la pena perpetuar, aunque se lo sintiera como un desgarrarse sin tregua: el estar entre el niño y el hombre. Sus dos mejores películas, el episodio Yo, de Tú, yo, nosotros, y La otra virginidad, lo expresaban enteramente: él era, o de algún modo quería seguir siendo, esos adolescentes frágiles y duros, esforzados en romper el círculo de la pequeña vida de todos los días, atando al amado y odiado padre (el viejo) a un pararrayos en la noche tormentosa o disparando a los viejos (la inconcebible vejez) con un revólver. Dejar la adolescencia; ése era el pecado para él, aquello que nadie podía perdonarse” (Juan Manuel Torres. Por José de la Colina. Imágenes. julio de 1980. P. 40).