SERRANO Argüelles,
José Antonio

México, D. F., 1955
 
Foto de Duzko Velázquez de la Rosa

uionista, director y actor de cine y de teatro. José Antonio Serrano Argüelles nació en la Ciudad de México el 17 de mayo de 1955. De 1973 a 1977 estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Iberoamericana y se especializó en cine y periodismo. Sus intereses empezaron a dirigirse hacia la dirección escénica y la actuación: “... nunca pensé que en el futuro yo iba a escribir o dirigir cine, yo en realidad lo que anhelaba era ser actor.” (Entrevista para Escritores del Cine Mexicano Sonoro. Julio de 2002).

Realizó estudios en el Centro Universitario de Teatro (CUT) de la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1979 se trasladó a Europa y vivió ahí seis años, durante los cuales continuó su formación como actor. Estudió en la Real Academia Webber de Artes Dramáticas en Londres, en los talleres con Eugenio Barba en Dinamarca, con Carlos Bosso en Italia y con Phillipe Gaullier en Francia. Trabajó como actor en varias compañías teatrales. La última en la que participó (1982-1985) fue la Comedia del Arte en Venecia, Italia. En esta compañía teatral los actores escribían sus propios espectáculos. Al respecto, el autor nos comenta: “Fue en Venecia donde se empezó a despertar mi interés por la escritura y lo cierto es que también dirigí muchas escenas de mis compañeros actores” (Íbid). Antonio Serrano fue maestro de la Compañía La Comedia del Arte y, más tarde, formó un grupo con el que comenzó a dirigir sus propios espectáculos.

En 1985 regresó a México. Escribió y dirigió cinco obras de teatro: A destiempo (1986), Doble cara (1988), Sexo, pudor y lágrimas (1990), Café Americano (1992) y La decadencia del Imperio (1995). Paralelamente, Serrano siguió actuando, pero finalmente desistió de hacerlo ante las exigencias de sus actividades como escritor y realizador. Sexo, pudor y lágrimas permaneció en escena cerca de dos años con más de 500 representaciones en la Ciudad de México.

En 1989 Lucy Orozco, productora de Televisa, llamó a Antonio Serrano para ofrecerle un papel dentro de la telenovela Teresa (1989). Poco después le pidió que la dirigiera. A partir de entonces ha escrito y realizado cuatro telenovelas, esta vez producidas por Argos Televisión: Nada personal (1996), Mirada de mujer (1997), La vida en el espejo (1999) y Cara o cruz (2001). Estos trabajos le merecieron un importante reconocimiento nacional e internacional debido a que se transmitieron en Estados Unidos, América Latina, Asia y Europa. En cuanto a su participación en la televisión Serrano menciona: “Para mí, la importancia de Argos radica en que ahí yo pude conjugar mi visión teatral con una casi cinematográfica. Todo se empezó a realizar como en el cine, porque comenzamos a plantear un lenguaje estético dentro de las telenovelas” (Íbid).

En 1998 Antonio Serrano adaptó para el cine y dirigió Sexo, pudor y lágrimas (1998). La película recibió el Premio del Público en la XIV Muestra de Cine en Guadalajara (1999) y en el Festival Internacional de Cine de Chicago (1999). Estuvo nominada en 12 categorías en la XLII entrega del Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, de las cuales recibió el premio por: Mejor Guión Cinematográfico Adaptado, Mejor Actriz, Música, Diseño de Arte y Ambientación. Sexo, pudor y lágrimas es considerada la película mexicana más taquillera hasta el año 2000; permaneció seis meses en cartelera, durante los cuales, fue vista por seis millones de personas.

Mónica Dionne, Susana Zabaleta y Cecilia Suárez en Sexo, pudor y lágrimas

Antonio Serrano hizo la adaptación para el cine de la novela La hija del caníbal de la escritora española Rosa Montero. Su filmación comenzó en la primavera del 2001 en la Ciudad de México y Serrano se encargó también de la dirección. La cinta se estrenó a finales del 2002.

En cuanto al guión el autor opina: “El guión cinematográfico no es literatura, para nada. Dentro del guión vive una entidad de carne y hueso que son los personajes que hablan, se comunican y sienten entre sí; y en donde el ojo del que escribe tiene que ser casi imperceptible para que la película pueda cobrar vida... El cine es un ejercicio básicamente de síntesis. Muchas veces en el cine basta con sugerir, decir o apuntar una vez una cosa para que quede clarísima. En cambio, en la literatura se vale volver, repetir y hasta regodearse con un asunto y, en el cine no” (Íbid).

Guión de Sexo, pudor y lágrimas
Ediciones El Milagro / IMCINE. México, 1993. 95 P.

Respecto a su experiencia como escritor de cine, Serrano nos dice: “Yo siempre he pensado en el espectador. Yo no postulo, ni teorizo, ni me pongo por encima. Para mí, el cine es como hablar y conversar. Sí hago concesiones y sí trato de que lo que proponga sea claro y que también el espectador tenga un goce estético” (Íbid).

El autor habla de lo que implicó adaptar Sexo, pudor y lágrimas al cine: “El proceso fue fantástico porque me olvidé completamente de ese texto [la obra de teatro] y empezaron a surgir situaciones, diálogos, personajes nuevos. Fue un tour de force para narrar, de otra manera, lo que se contaba en un shot de teatro; como ya tenía la experiencia de la televisión había encontrado otras maneras, más ad hoc, de hacerlo. Claro que es un riesgo retomar una obra, pero creo que adquirió más realidad la historia” (Adaptar mi obra al cine fue un tour de force: Antonio Serrano. Por Raquel Peguero. La Jornada. 8 de junio de 1999. p. 31)