Se trasladaron a esa ciudad en donde su padre, proyeccionista de profesión, compró un cine, el cual Ángel Rodríguez se encargó de administrar durante casi 10 años.

Posteriormente regresó a la Ciudad de México y trabajó como anotador en los Estudios América en las cintas Pancho Pistolas (Dir. Rolando Aguilar, 1957); Los tigres del ring (Dir. Chano Urueta, 1957); Con el dedo en el gatillo (Dir. Luis Spota, 1958) y La Pandilla (Dir. Julio Porter, 1959).

Debutó como asistente de dirección en la película Yanko, el guardián de la selva (Dir. Carlos Falomir, 1962), trabajo que realizó cerca de 15 años al lado de realizadores destacados entre los que podemos mencionar a: Rafael Baledón, Chano Urueta, José Díaz Morales, Federico Curiel, Jaime Salvador, Roberto Gavaldón, Tulio Demicheli y Alfredo B. Crevenna.

Las cintas destacadas de su trabajo como asistente en la dirección son: Milagros de San Martín de Porres (Dir. Rafael Baledón, 1963); Sitiados por la muerte (Dir. José Rodríguez Rivera, 1963); Blue Demon el demonio azul (Dir. Chano Urueta, 1964); Blue Demon contra el poder satánico (Chano Urueta, 1964); El hacha diabólica (Dir. José Díaz Morales, 1964); Retablos de la Guadalupana (Dir. Federico Curiel, 1965); Amor en las nubes ( Dir. Manuel Zeceña Diéguez, 1966); Mil Mascaras (Dir. Jaime Salvador, 1966); Muchachas, muchachas, muchachas (Dir. José Díaz Morales, 1968); Las figuras de arena (Dir Roberto Gavaldón, 1969); La mujer del diablo (Dir. Alfredo B. Crevenna, 1972) y La llamada del sexo (Dir. Tulio Demicheli, 1976).

En 1978 debutó como director con el largometraje El fuego de mi ahijada. Vendrían después: Y hacemos de tocho morocho (1979); Reventón en Acapulco (1980); Pistoleros asesinos (1982); Kung Fu Mortal / Mensajeros de la muerte (1983); Lo negro del negro / Poder que corrompe (1984); La muerte de un pistolero (1986); Las profesoras del amor (1988); Vamos al baile (1996).

Rodríguez Vázquez además dirigió películas consideradas como triple X tales como: Traficantes del sexo (1994), El despertar del sexo (1996) y Sexo para...dos (1997). Debido a los problemas económicos para filmar en esta época Ángel Rodríguez decidió cambiar a realizaciones hechas en video.