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RIPSTEIN
Rosen, Arturo
México, D. F., 1943
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PARANAGUÁ, Paulo Antonio.
Arturo Ripstein.
Madrid, Cátedra / Filmoteca Española, 1997.
P. 8
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irector,
argumentista, guionista, productor, actor y profesor cinematográfico.
Nació el 13 de diciembre de 1943 en la Ciudad de México.
Realizó estudios de Leyes en la Facultad de Derecho en
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
Historia en el Colegio de México e Historia del Arte
en la Universidad Iberoamericana, sin llegar a concluirlos.
Ha sido profesor del Centro de Capacitación
Cinematográfica (CCC). En la segunda mitad de la década
de los setenta y principios de los ochenta trabajó para
la Unidad de Televisión Educativa y Cultural de la Secretaría
de Educación Pública (UTEC / SEP) donde realizó
diversos programas didácticos. Para el Centro de Producción
de Cortometraje realizó: Nación
en marcha no. 3 (1974), La
causa (1975), El borracho
(1976) y Una semana en la vida
del presidente (1988). Participó en la dirección
de algunos programas de la serie Mujer:
casos de la vida real, de Silvia Pinal y dirigió
las telenovelas Dulce desafío
(1988), Simplemente María
(1990), La sonrisa del diablo
y Triángulo (1992).
En teatro ha dirigido El
beso de la mujer araña (1983), de Manuel Puig;
La visita de la Bestia /
Extremities (1985), de William
Mastrosimone y la puesta en escena de la ópera Salomé
(1999), de Richard Strauss.
Además trabajó como actor en
las películas: El hombre
de la ametralladora (Dir. Chano
Urueta, 1960); En este pueblo no
hay ladrones (Dir. Alberto Isaac, 1964); El
camino de los espantos (Dir. Gilberto Martínez
Solares, 1965); Los caifanes
(Dir. Juan Ibáñez, 1966); Familiaridades
(Dir. Felipe Cazals, 1969), Adriana
del Río, actriz (Dir. Alberto Bojórquez,
1977), entre otras.
En 1965 Ripstein Rosen debutó como director
en la industria con el filme Tiempo
de morir, basado en un guión de Gabriel García
Márquez. “Se trata del debut más precoz
del cine mexicano: tenía sólo 21 años,
pero éstos quizás eran suficientes para quien
tenía la suerte, no sólo de ser hijo del productor
Alfredo Ripstein Jr. y de haber tenido contacto con el cine
desde temprana edad, sino, además, de haber sido asistente
[sin crédito] de [Luis] Buñuel en El
ángel exterminador (1962). (...) Para Ripstein,
Buñuel es el autor a quien más admira, y a su
película Nazarín
(1958), la considera la obra inspiradora de su carrera como
cineasta.” (Programa del ciclo de cine Una
mirada a Ripstein. No. 66. Caracas, Venezuela. Marzo,
1997. P. 7)
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Archivo de Arturo Ripstein,
en Viceversa,
No. 81, febrero de 2002. P. 28
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Posteriormente viajó a Brasil para dirigir
el episodio HO del largometraje
Juego peligroso (1966).
Sobre este filme, Ripstein, comentó lo siguiente: “El
guión de Juego peligroso
no me llenaba y en última instancia no quería
hacer la película. Sin justificación, me lancé
y esa búsqueda fue un hallazgo desafortunado y terrible.”
(Arturo Ripstein: ¿Truffaut
y Gordard en México se convertirían en Raphael
J. Sevilla y René Cardona?. Por Beatriz Bueno.
La cultura en México.
No. 302, Revista Siempre!,
No. 753, 29 de noviembre de 1967. P. XI)
De regreso a México, 1968, realizó
su segundo largometraje Los recuerdos
del porvenir que “(...) fue severamente mutilada
en beneficio de los intereses comerciales: de una versión
de 2 horas y media, finalmente se estrenó la versión
de 1 hora 55 minutos. Tan dolorosa experiencia hizo que Ripstein
tomara una doble y radical decisión: no volver a filmar
con su padre, productor de sus tres primeros trabajos [Tiempo
de morir, Juego peligroso
y Los recuerdos del porvenir],
y apartarse de la industria emprendiendo conjuntamente con Felipe
Cazals la creación de la compañía Cine
Independiente de México.” (Idem)
Este alejamiento de la industria permitió
a Arturo Ripstein ir en busca de su propio camino y estilo cinematográfico.
En entrevista con Paulo Antonio Paranaguá comentó:
“Para que a mí me dijeran Arturo en la industria
tomó 25 años de mi vida. Siempre era yo Alfredito.
Entonces eso es muy difícil. Cuando dirigí mi
primera película era muy joven, a los 21 años,
era yo el hijo del productor por lo tanto entraba en la categoría
de idiota instantáneo. Demostrar lo contrario fue una
enorme dificultad.” (Entretien
avec Arturo Ripstein [1991]. Por Paulo Antonio Paranaguá.
Positif, No. 398. París,
abril de 1994. P. 16. En: PARANAGUÁ, Paulo Antonio; Arturo
Ripstein. Madrid, Ed. Cátedra/Filmoteca Española.
Colección Signo e Imagen/Cineastas Latinoamericanos,
1997. P. 43)
El primer resultado como cineasta independiente
fue La hora de los niños
(1969) en donde se observa “(...) una rigurosa preocupación
por los encuadres, la duración de las tomas, el ritmo,
el transcurrir del tiempo, una disociación de la imagen
y de la banda sonora para sacar el mayor provecho de las respectivas
posibilidades.” (PARANAGUÁ, Paulo Antonio. Ob.
Cit. P. 60).
En 1970 realizó los cortometrajes La
belleza, Exorcismos,
Crimen, Autobiografía
y el documental sobre el cineasta aragonés Luis Buñuel,
El náufrago de la calle
Providencia, codirigido con Rafael Castanedo. Todos producidos
por el grupo Cine Independiente
de México, formado por el mismo Arturo Ripstein,
Felipe Cazals, Rafael Castanedo, Tomás Pérez Turrent
y Pedro Miret.
En 1972 escribió el guión de
5,000 dólares de recompensa
(Dir. Jorge Fons) basado en la novela homónima de Ralph
Barby. Ese mismo año regresó a la industria del
cine mexicano con la realización de la película
El castillo de la pureza.
“Luis Buñuel fue contactado para adaptarla al cine,
pero al no permitírselo su estado de salud, dio mi nombre
a los productores. Fue una historia que me marcó profundamente.
El título de la película procede de Octavio Paz,
quien lo había tomado de Mallarmé. Me gusta mucho
el personaje que interpreta Claudio Brook. Se trata de un personaje
que intenta realmente construir su propia utopía. (El
privilegio de vivir en el infierno. Por Alejandro Salazar
Hernández. El Nacional,
sección espectáculos. P.18).
“El castillo
de la pureza lanza una mirada implacable sobre la familia,
la cual no solamente es la base de la sociedad mexicana sino
asimismo es el núcleo dramatúrgico por excelencia
de la obra de Arturo Ripstein”. (Programa del ciclo de
cine Una mirada a Ripstein.
Ob. Cit. P. 8)
“Después de El
castillo de la pureza mis personajes son recurrentes.
Me seduce más el aspecto misterioso y oculto de ciertas
acciones que una narración clásica. Me gusta el
relato y los personajes —marginales, extraños,
capaces de transgredir las normas y las reglas de conducta—
que concuerde con mi visión del mundo”. (Positif.
Ob. Cit. P. 8)
Vendría El
santo oficio (1973), película histórica
que respondió a un proyecto personal y que pudo llevar
a buen término. Durante la década de los setenta
Arturo Ripstein Rosen se consolidó como director e inició
una de las etapas más fructíferas de su carrera.
De este periodo sobresalen las cintas El
lugar sin límites (1977), Cadena
perpetua (1978) y La tía
Alejandra (1978). “A partir de este título
su carrera se verá sumida en una suerte infinita de desaciertos
con títulos como La ilegal
(1979), La seducción
(1980), Rastro de muerte
(1981) y El otro (1984)”.
(Ibid. P. 9)
Fue hasta 1985 que el cine de Ripstein inició
una nueva etapa en colaboración con la escritora Paz
Alicia Garciadiego, “(...) quien se convirtió en
su mancuerna más efectiva. A partir de El
imperio de la fortuna, el binomio Ripstein-Garciadiego
emprendió un viaje directo rumbo a la definitiva internacionalización
de la filmografía ripsteiniana.” (http:
//www.mty.itesm.mx/dhcs/carreras/lcc/cine_mex/directores/ripstein.html)
“La combinación Ripstein-Garciadiego
permite aludir a la teoría de la doble articulación
del cine. La primera es la historia que el filme cuenta, la
segunda es el relato fílmico de esa historia. La primera
articulación depende del guionista y de su imaginación,
la segunda corresponde al director, y es sólo entonces
que podemos hablar de ‘estilo’, de ‘cine de
autor’, de ‘originalidad’ cinematográfica.
La mejor combinación posible es la que junta la historia
mejor concebida y la narrativa mejor realizada, fenómeno
que en el caso de Ripstein ha ido repitiéndose desde
1985 en cada uno de sus filmes.” (PARANAGUÁ, Paulo
Antonio. Ob. Cit. P.12).
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Ripstein dirigiendo a Fernando Luján
y Marisa Paredes en
El Coronel no tiene quien le
escriba (1999). El Coronel
no tiene quien le escriba, guión cinematográfico.
Universidad Veracruzana, 1999. P. 139 |
Desde entonces han trabajado juntos en los
largometrajes Mentiras piadosas
(1988), La mujer del puerto
(1991), Principio y fin
(1993), La reina de la noche (1994),
Profundo carmesí
(1996), El evangelio de las maravillas
(1998), El coronel no tiene quien
le escriba (1999), Así
es la vida (2000) y La perdición
de los hombres (2000). En todos ellos “es difícil
saber dónde empieza y dónde acaba la colaboración
entre director y guionista ya que Garciadiego escribe en consulta
permanente con Ripstein. No hay ejemplo similar ni comparable
en cine de una simbiosis tan profunda y enriquecedora como la
de estos artistas.” (PARANAGUÁ, Paulo Antonio;
Ibid. P.13)
Cabe mencionar que las últimas dos cintas
fueron filmadas en video digital, convirtiendo a Arturo Ripstein
en el primer director latinoamericano en utilizar esta tecnología.
Sobre el trabajo realizado junto con su compañero,
Paz Alicia Garciadiego dijo: “Tenemos una visión
del mundo similar. No es la suma de dos visiones, hay una parte
de él y otra que es mía y se combinan. A los dos
nos interesan las mismas historias y tenemos el mismo tono para
contarlas” (Ripstein busca
a un responsable del filme sobre Soriano. Por Columba
Vértiz. Proceso,
publicación semanal, 30 de septiembre de 2001. P. 71);
mientras que para Arturo Ripstein, al recibir la Concha
de Oro por La perdición
de los hombres, declaró “sin Paz Alicia
no tendría voz”. (Este
premio me sirve para divertirme aún más.
Por Elsa Fernández Santos. El
País. Madrid, sección La Cultura, 1 de
octubre de 2000. P. 19).
En entrevista con Cristina Pacheco, comentó:
“Filmo lo que me asusta, lo que me da miedo, lo que me
permite realizar mi venganza violenta contra la realidad, lo
que hace posible que invente un mundo.” (Arturo
Ripstein: nosotros, los cineastas invisibles. Por Cristina
Pacheco. La Jornada, sección
cultura, 5 de junio de 1994. P. 27).
Actualmente [abril de 2002] la pareja Garciadiego-Ripstein
trabaja en un nuevo proyecto, que se empezó a filmar
en octubre de 2001. Debido a ciertos problemas de registro autoral
no se define todavía el nombre de su próximo largometraje.
Ya que el nombre que habían elegido, Señora
tentación, ya está registrado con una telenovela.
Arturo Ripstein Rosen ha recibido por su trabajo
como realizador diferentes reconocimientos, entre los que destacan:
los Arieles de Oro por El
Castillo de la pureza (1973), El
lugar sin límites (1978), Cadena
perpetua (1979), El imperio
de la fortuna (1985), Principio
y fin (1993); las Conchas
de Oro en el Festival de San Sebastián por Principio
y fin (1993) y La perdición
de los hombres (2000); el premio Glauber
Rocha por Profundo Carmesí
(1996) y el Premio Nacional
de Ciencia y Arte (1997). Además, sus cintas han
sido exhibidas en diversos festivales nacionales e internacionales.
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Colección Arturo Ripstein,
en Nuevo Cine Mexicano,
Clío, 1997. P. 79 |