RENTERÍA Villaseñor,
Enrique
México D. F., 1952 |
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Foto proporcionada por el escritor
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uionista,
director de teatro y cine. Nació el 9 de noviembre de
1952 en la Ciudad de México. Estudió la carrera
de Arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM, 1988), de Realización fílmica
en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos
(CUEC / UNAM, 1979-84) y de Dirección teatral en el Centro
Universitario de Teatro (CUT / UNAM, 1982-84).
Desde la década de los ochenta se ha
desempeñado como docente impartiendo cursos de guión
de televisión y cine, géneros cinematográficos,
literatura y composición dramática en diferentes
instituciones educativas, entre ellas, el Centro de Capacitación
Cinematográfica (CCC).
En 1982 inició su actividad teatral,
como director, con la puesta en escena de Sobre
el daño que hace el tabaco, de Antón Chejov.
Posteriormente dirigió En
el país del dragón, de Tenesse Williams
(1982); Amerikakka, de Franz
Kafka (1983); Delirio a dúo,
de Eugene Ionesco (1989); Extras,
de Beatriz Novaro (1990); Calígula,
de Albert Camus (1994); Mefistófeles,
monólogo de Fernando Savater (1995); Crónica
de un tornillo, una tuerca y un cornudo, de Luis Eduardo
Reyes (1998); entre otras.
Ha escrito algunos guiones para televisión:
Cereso rojo (1996), serie
de Televisa; Table dance
y Calavera de azúcar,
capítulos de la serie Sólo
para solitarios (1997), de Multivisión; coescribió
el programa especial Princesa Diana
(1997) y la telenovela Casa del
naranjo (1998) de TV Azteca; y fue coguionista de cinco
cápsulas de Fin de Milenio
(1999) que produjo Canal 11 (Instituto Politécnico Nacional).
En 1995 escribió junto a Beatriz Novaro
el guión cinematográfico Andrómeda,
este trabajo mereció el primer lugar de la Primera
Bienal de Guiones Cinematográficos que organizaron
la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM),
TELEVICINE y el Fondo de Inversión y Estímulos
al Cine (FIDECINE). Sobre esta experiencia, Enrique comentó:
“trabajar con Beatriz Novaro fue grato. Es una mujer muy
inteligente, muy accesible, muy intuitiva emocionalmente para
los guiones, pues aporta una gran dosis de poesía, (...)
y a pesar de que nos fue muy bien, ya que recibimos varios premios,
el guión no se ha filmado, es un guión que tenemos
en el baúl.” (Entrevista para Escritores
del cine sonoro mexicano, mayo de 2002). En ese mismo
año ganó también el concurso que convocó
la Sección de Autores y Adaptadores de Cine con el guión
El regreso de Ulises.
En el 2000 ganó en el Primer Taller
Nacional de Guiones del Comité Bilateral México-Estados
Unidos, con el guión Madrid
México. En ese mismo año, se filmó
el largometraje Todo el poder
bajo la dirección de Fernando Sariñana, que representó
para Enrique Rentería el primer guión cinematográfico
realizado. Sobre ello el guionista expresó: “estoy
muy agradecido con Sariñana, pues me tuvo mucha confianza
a pesar de que yo no tenía nada en pantalla, ya que me
invitó a trabajar en Todo
el poder a partir de una propuesta de él que se
convirtió después de los dos.” (Entrevista
para Escritores...).
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Cecilia Suárez en una escena
de Todo el poder (Dir.
Fernando Sariñana, 2000)
Foto proporcionada por ALTAVISTA FILMS
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Después vendría Tiempo
fuera (Dir. Rafael Montero, 2002) y Ciudades
oscuras (Dir. Fernando Sariñana, 2002), por el
guión de esta última cinta Rentería Villaseñor
y Fernando Sariñana fueron condecorados con la Mención
de la Crítica, en la XVII
Muestra de Guadalajara.
En el 2002 debutó como realizador con
el cortometraje El columpio del
diablo. El guión de este corto, escrito por el
mismo, fue el ganador del Primer
Concurso de Cortometraje (2001), que organizó
el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA)
y el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE).
![](pelicula2.jpg) |
Escena de El
columpio del diablo (Dir. Enrique Rentaría,
2002)
Postal publicitaria del IMCINE
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Para Enrique Rentería el guión
cinematográfico sólo “es un paso intermedio,
sin embargo fundamental porque contiene el núcleo de
la película. Como dice [Jean Claude] Carrière
[el guión] es el sueño de la película.”
Por ello, el guionista debe estar consciente que un guión
es efímero pues su fin es convertirse en imágenes
que puedan ser relatadas a través de una pantalla.
Para él, el escritor de cine puede ser
equiparado “con el contador [de historias y relatos] de
la antigüedad, con aquel hombre que se sentaba alrededor
de la fogata cuando aún no existía la literatura
y se ponía a relatar historias a los demás. El
guionista de cine es un contador de historias que en lugar de
reunirnos alrededor de una fogata nos reúne alrededor
de una pantalla, la finalidad es la misma: emocionarnos con
un relato”.
Rentería Villaseñor considera
que el texto cinematográfico está más emparentado
con la danza y la música que con la literatura. Ya que
éstas “al final son más abstractas, pues,
¿cómo cuentas un ballet?, no se puede. Puedes
contar la historia de un guión pero lo mejor es cuando
ves la película. Lo que recuerdas del cine no son partes
de un guión o el estilo de escritura sino las imágenes
de una película.” (Entrevista para Escritores
del cine sonoro mexicano, mayo de 2002).