PUIG, Manuel
General Villegas, Argentina 1932
Cuernavaca, Morelos 1990 |
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AVILÉS
Alejandro. et. al. Proceso. Los escritores.
México, CISA, 1981 |
ovelista
y dramaturgo. Manuel Puig cinéfilo de tiempo
completo, nació en General Villegas, Provincia de Buenos Aires,
Argentina el 28 de diciembre de 1932. Murió en Cuernavaca, capital del
estado de Morelos de la República Mexicana, el 22 de julio de 1990.
En
1946 se trasladó a Buenos Aires para realizar sus estudios de educación
secundaria al tiempo que cultivaba su fascinación por el cine, “asistiendo
regularmente a las matinés de cine de los domingos. En 1951 inició
sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras. Luego, viajó
a Roma en 1956, con una beca para estudiar dirección en el Centro Sperimentale
di Cinematografia”. (www.literatura.org/Puig/Puig.html).
Después
vivió en Londres y Estocolmo, donde enseñó español
e italiano, trabajó como lavaplatos y escribió sus primeros guiones.
En 1963 se mudó a Nueva York, donde comenzó a escribir su primera
novela La traición de Rita Hayworth,
terminada en 1965. En 1969 el periódico Le
Monde la proclamó como la mejor novela. Ese mismo año Manuel
Puig publicó la novela Boquitas pintadas
la cual se convirtió en best-seller.
En
1973 apareció su tercera novela, The Buenos
Aires Affair. En Argentina intervino en la creación del guión,
de la versión cinematográfica de Boquitas
pintadas (Dir. Leopoldo Torre Nilson, 1974). Posteriormente Puig abandonó
la Argentina para establecerse en México. Huía de la dictadura militar,
que había retirado de las librerías The
Buenos Aires Affair. A su llegada, Puig colaboró con algunos directores.
El primero fue Manuel Ávila Camacho, que filmó en 16 milímetros
un capítulo de La traición de Rita
Hayworth. Años después conoció a Silvia Ripstein,
que hizo carrera como actriz con el nombre artístico de Daniela
Rossen, y ella le presentó a su hermano Arturo, que entonces tenía
el proyecto de adaptar El lugar sin límites,
la novela de José Donoso. A decir de Xavier Labrada –amigo del escritor--,
Manuel Puig aportó muchísimo al guión y mejoró la
historia original, “él tuvo la idea de que la Manuela
se vistiera de Manola y sedujera al macho
del pueblo bailando La leyenda del beso. En
la novela de Donoso, la Manuela es un homosexual
avejentado y grotesco. Puig lo convirtió en un travesti
más bien seductor y la película ganó mucho con ese cambio,
porque está mejor el momento climático de la historia. Después
de escribir el primer tratamiento, Manuel tuvo que salir de viaje, y no pudo seguir
trabajando en el guión.” (LORENZANO, Sandra (Coordinadora). La
literatura es una película. Revisiones sobre Manuel Puig. México.
UNAM, Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos, Serie Nuestra
América, No. 56, 1997. PP. 26-27).
En El
lugar sin límites (Dir. Arturo Ripstein, 1977) se conserva parte
del guión en su primera versión. Protagonizada por Lucha Villa,
cantante muy admirada por Puig, en el papel de la Japonesa
Grande. A decir de Graciela Goldchluk, en su Cronología de la producción
escrita de Manuel Puig (Ibid. PP. 139-160), este trabajo lo dejó conforme
al ver el resultado en la pantalla. Sin embargo, hizo retirar su nombre de los
títulos debido a una amenaza de censura por parte del gobierno de López
Portillo.
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Roberto Cobo y Ana Martin, en escena
de El lugar sin límites Programa
Cineteca Nacional. Marzo de 1981, P. 17 |
En
México, terminó El beso de la mujer
araña (1976). A partir de 1981 se trasladó a Río de
Janeiro y ahí estableció su residencia. Pubis
angelical fue otra de sus obras llevada al cine por el argentino, Raúl
de la Torre en 1982. En 1985 hizo la adaptación para cine de El
beso de la mujer araña, filmada por el también argentino
Héctor Babenco.
“A principios de los 80 volvió
a trabajar con Ripstein, en la adaptación de un cuento de Silvia Ocampo,
El impostor, que originalmente se iba a llamar
La cara del villano, pero luego se estrenó
con el título de El otro (…)
En la película no quedaba ni rastro de su guión, los actores estaban
fuera de papel y el personaje del doble monstruo estaba tan minimizado que la
historia no se entendía. (…) [Puig] renunció a su crédito
de adaptador, renuncia que no fue respetada, (…)” (Ibid. PP. 27-28).
Posteriormente Manuel Puig publicó el guión en Seix Barral, 1985
con el título: La cara del villano.
Posteriormente,
por encargo del productor independiente Manuel Barbachano Ponce escribió
Recuerdo de Tijuana, un triller de ambiente
fronterizo con toques de melodrama que no se filmó. “Es un trabajo
donde hay una recreación muy lograda de habla fronteriza. Manuel [Puig
–dice Xavier Labrada—] tenía un oído estupendo, le bastaba
vivir quince días en una ciudad para empezar a hablar como si hubiera nacido
ahí. Además contó con la ayuda de un amigo sinaloense muy
talentoso, Agustín García Gil, que le echó una mano con los
diálogos y compuso las letras de algunas canciones para los números
de cabaret”. (Ibid. P. 29).
Otras de sus obras fueron:
la novela que dejó inconclusa: Humedad relativa
95% (1965-1967), de la que llegó a redactar cuatro capítulos.
Incluso hay una versión en inglés del primer capítulo; Pubis
angelical (1979), Maldición eterna
a quien lea estas páginas (1981), Sangre
de amor correspondido (1982) y Cae la noche
tropical (1988). Mientras que sus obras de teatro fueron: Bajo
el manto de estrellas (1983), El beso de la
mujer araña (1983, versión para teatro); La
cara del villano (1985) y Recuerdos de Tijuana
(1985).
Finalmente regresó a México en 1989
y se estableció con su madre en la ciudad de Cuernavaca. En la entrevista
que hemos venido citando, realizada por Enrique Serna a su amigo Xavier Labrada,
éste nos ofreció sus impresiones sobre el escritor argentino: “Le
fascinaban sobre todo los melodramas del cine mexicano: Hipócrita
[Dir. Miguel Morayta, 1949]; Camelia
[Dir. Roberto Gavaldón, 1953]; Una carta de
amor [Dir. Miguel Zacarías, 1943]; Aventurera
[Dir. Alberto Gout, 1949]. Entre las grandes divas, sus favoritas eran desde luego
María Félix y Dolores del Río. A María nunca la conoció
en persona, pero se sabía de memoria los diálogos de sus películas.
Le gustaba repetir uno de Camelia, en que
la Doña le dice a su ex amante: De
ti me ha quedado un mal recuerdo y una magnífica residencia”. (Ibid.
P. 25).
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Rogelio Cuéllar. La
Jornada, sección cultura, 23 de julio de 1990. P. 29 |
“A la muerte de su padre [Baldomero Puig], Manuel
se esmeró por cuidar a Doña María de Lledonne, la trajo a
vivir acá y no quería apartarse de ella en ningún momento.
Cuando Manuel se enfermó de la vesícula, no quiso operarse en la
ciudad de México para no dejarla sola en Cuernavaca. Fue una inflamación
sorpresiva que le dio por haber leído en el New York Times una nota sobre
la versión musical de El beso…
escrita con muy mala leche por un reportero que auguraba el fracaso de la comedia
después de haber visto el ensayo. Antes de leer la nota estaba muy bien
de salud, nadando en su piscina y escribiendo el guión de Madrid
1939, una historia de amor ambientada en la Guerra Civil Española
que le había encargado Milena Canonero, la diseñadora yugoslava,
que con esa película quería debutar como directora.
“Me
enteré –recuerda Xavier Labrada— que estaba grave cuando ya
no podía hacer nada para convencerlo de que se internara en el hospital
Humana [de la ciudad de México]. Por
no hacer un viaje de 45 minutos fue a operarse en un sanatorio de medio pelo,
donde no le supieron manejar la anestesia (…)” (Ibid. 37).