PÉREZ Galdós, Benito
Las Palmas de Gran Canaria, España, 1843
Madrid, España, 1920

PÉREZ Galdós, Benito. Obras Completas.
Tomo III. Madrid, Aguilar, 1951

 

scritor, traductor y periodista. Nació el 10 de mayo de 1843 en Las Palmas de Gran Canaria y murió el 3 de enero de 1920 en Madrid, España. En la industria cinematográfica mexicana, siete de sus obras sirvieron como punto de partida para las películas: Adulterio (Dir. José Díaz Morales, 1943), La loca de la casa (Dir. Juan Bustillo Oro, 1950) y Doña Perfecta (Dir. Alejandro Galindo, 1950), entre otras.

“En 1862 se trasladó a Madrid para estudiar Derecho, año en que empezó a escribir y a interesarse por el periodismo y el teatro. Comenzó a colaborar en diversas publicaciones de la época, tradujo a Dickens y escribió sus primeras obras de teatro, aunque éstas no llegaron a estrenarse. En 1867 viajó a París y es, precisamente, ese mismo año cuando comenzó a interesarse por la novela y obra de escritores como Balzac y Zola.” (DURÁN Navarro, Rosa. Enciclopedia de escritores en lengua castellana. Barcelona, Planeta, 2000. P. 497)

Desde 1864, Benito Pérez Galdós frecuentó al grupo literario Ateneo. Fue colaborador del periódico La Nación, donde realizó retratos literarios de figuras célebres, de la Revista del movimiento intelectual en Europa (1865), de la Revista de España (1870), de La Prensa de Buenos Aires (1883-1901), de la revista La República de las Letras (1906), entre otras. Además fue director del periódico gubernamental El Debate (1870-1873).

En 1870 escribió su primera novela, La fontana de oro, que inauguró la novela moderna en España. “Su segunda etapa, considerada su etapa naturalista, se inició con La desheredada (1881), El amigo Manso (1882), El doctor Centeno (1883), Tormento, La de Bringas (1884) y Lo prohibido (1885) (...). A su tercera etapa pertenece La incógnita (1888) y Realidad (1889), la serie Torquemada en la hoguera (1889), Torquemada en la cruz (1893), Torquemada en el purgatorio (1894) y Torquemada y San Pedro (1895). Aparte (...) escribió cuarenta y seis Episodios nacionales, que abarcan desde La batalla de Trafalgar a la restauración de los Borbones (1868).” (Ibíd. PP. 497-498)

De 1886 a 1887 fue diputado por Guayana (Puerto Rico). A partir de 1892 escribió numerosas obras de teatro de las cuales sólo se estrenaron veintidós, entre ellas: La loca de la casa (1893); La de San Quintín; Los condenados (1894); El abuelo (1897), inspirada en el El Rey Lear shakesperiano; Electra (1901); Alma y vida (1902); Casandra (1905) y Celia en los infiernos (1913).

En 1897 ingresó a la Real Academia Española. En 1907 volvió al congreso como republicano y llegó a ser presidente de la conjunción republicano-socialista, durante esta década desempeñó una importante actividad política. En 1915 publicó su última novela La razón de la sinrazón, y en 1918, se estrenó su última obra de teatro, Santa Juana de Castilla.

“La obra de Galdós constituye, sin duda, un conjunto tan coherente como complejo, y refleja el compromiso que el escritor adquirió con la sociedad de su tiempo. El realismo es su base estética y, según él, los elementos de la sociedad contemporánea deben ser la materia del novelista. Éste deber retratar la interacción de las clases sociales que constituyen la vida urbana y deben ser acorde con las ideas filosóficas del siglo; en definitiva, la novela debe ser real, española y contemporánea. Su mundo novelesco es de una riqueza extraordinaria; crea personajes inolvidables —es maestro de retratos de personajes— sobre el fondo de la descripción de la sociedad de una época. Su prosa es de gran eficacia narrativa.” (Ibíd. P. 499)

De las obras que sirvieron de argumento para guiones de películas mexicanas sobresale la adaptación que hicieron Julio Alejandro y Luis Buñuel, en 1958, de la novela Nazarín. Ya que, “significó el primer encuentro entre dos grandes españoles: por un lado Buñuel, uno de los cineastas más importantes de habla hispana; por otro, Benito Pérez Galdós, el más grande novelista español después de Cervantes.

“(...) El interés de Buñuel por Pérez Galdós fue tardío. En su juventud le parecía anticuado este escritor perteneciente a una generación famosa —la del 98— pero alejada a la suya, la del 27. Tuvieron que pasar varios años para que Buñuel comenzara a valorar los elementos y personajes de la obra de este escritor:

“Fue en el exilio cuando empecé de verdad a leerlo, y entonces me interesó. Encontré en sus obras elementos que podríamos incluso llamar ‘surrealistas’: amor loco, visiones delirantes, una realidad muy intensa con momentos de lirismo. Nazarín es una novela de su última etapa y no de las mejores logradas, pero su historia y su personaje son apasionantes, o por lo menos a mí me sugerían muchas cosas, me inquietaban.”