 | NOVARO
Peñaloza, María Luisa México,
D. F., 1950 |
Textual.
Año 2, No. 27, julio de 1991. P. 36 | |
irectora,
guionista y profesora. Nació el 11 de septiembre de 1950 en la Ciudad de
México. Estudió la carrera de Sociología en la Facultad de
Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM, 1971-1977) y la de Realización Fílmica en el Centro Universitario
de Estudios Cinematográficos (CUEC / UNAM 1980-1985). Además ha
desarrollado la docencia de Filosofía y Estética en el CUEC.
Participó,
de 1979 a 1982, con el Colectivo Cine Mujer en los documentales Es
primera vez (Dir. Beatriz Mira, 1982) y Vida
de ángel (Dir. Ángeles Necoechea, 1982). Es ahí donde
surgió su interés por el trabajo cinematográfico. “Su
transición al cine vino a través del Colectivo Cine Mujer, integrado
por estudiantes de la escuela de cine de la UNAM. Un grupo del colectivo le pidió
ayuda porque sabía que ella había trabajado en los barrios pobres.
(...) Novaro trabajó muy de cerca con Sonia Fritz, guionista y editora
de éstos [de los cortometrajes]. Con esta experiencia, Novaro descubrió
que el documental le ofrecía la posibilidad de hacer el trabajo que había
deseado hacer como estudiante de sociología. Así decidió
estudiar cine (...)”. (ARREDONDO, Isabel. Palabra
de mujer. Historia oral de las directoras
de cine mexicanas (1988-1994). Ed. Iberoamericana / Vervuert / Universidad
Autónoma de Aguascalientes. México, 2001. P. 117)
Como
ejercicios escolares realizó algunos cortometrajes en formato de 8 y 16
mm, entre ellos: 7 a.m. (1982), Querida
Carmen (1983), Pervertida (1985) y
Una isla rodeada de agua (1985), éste
último recibió un Ariel (1986)
en la categoría Mejor Cortometraje de Ficción y el Premio Especial
del Jurado, en el Festival de Cortometrajes de Clermon-Ferrand.
En
1985 trabajó como asistente de dirección de Alberto Cortés
en Amor a la vuelta de la esquina. En 1987
realizó Azul celeste, su primer cortometraje
en formato de 35 mm, que formó parte del proyecto Historias
de ciudad. Por él recibió, en 1990, los premios Quinto
Centenario a la Mejor Producción Iberoamericana y Danzante
de Oro, en el Festival Filmes Cortos de Huesca, España.
Por el guión de Lola
en 1988 la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los
Baños, Cuba, le otorgó una beca para asistir al
Taller de Guión y Dirección y, en junio de 1989,
el Sundance Institute le
dio una beca para los talleres de Guión y Dirección
de actores. Sobre esta experiencia, en entrevista con Alejandro
Medrano Platas, comentó: “(...) Con el guión
[de Lola], obtuve una beca
para ir a la Escuela Internacional de Cine en Cuba, en un taller
que se organizó junto con el Sundance
Institute, ahí, tuve asesorías muy importantes.
(...) Después, tuve una beca para ir a estudiar al Instituto
Sundance en Estados Unidos, donde tuve una formación
que es muy rápida, pero muy fuerte, para estructurar
más el guión. (...) Durante los talleres, estuve
trabajando con Redford, Pollack, Sydney Lumet, Mazurski, Alan
Alda y David Putnam, son personas brillantes de las que puedes
aprender todo, (...) ahí aprendí eso de ajustar
el guión y sacarle jugo a las escenas.” (MEDRANO
Platas, Alejandro. Quince directores
del cine mexicano. Ed. Plaza y Valdés, México,
1999. P. 241)
Lola
pudo ser filmada gracias al apoyo [150 mil dólares] que recibió
de la Televisión Española a través del programa Quinto
Centenario. (Ob. Cit. P. 251). Esta película fue distinguida con
varios premios nacionales e internacionales: el Coral
a la Mejor Ópera Prima, en el Festival
de La Habana (1989); un Heraldo a la Mejor
Ópera Prima (1990); tres Arieles
(1990) en las categorías Guión Cinematográfico, Ópera
Prima y Coactuación Masculina; premio Ópera
Prima del Festival Latino de Nueva York (1990) y Premio de Aliento
del Festival Internacional de Cine de Berlín (1991), entre otros.
A
María Novaro le “(...) resultó fascinante estructurar un guión
así: Que hablara más de la vida a través de una narración
poética mejor que mediante una historia convencional. Sé que era
arriesgado, pero estoy contenta de haber armado toda una historia emocional por
una vía no tradicional. Siento que es una buena propuesta. (...) Entonces
me pareció interesante que una vez planteada la historia, la ciudad fuera
cobrando importancia y al final fuera un personaje más, que se desarrollara
paralelamente a Lola.” (María Novaro
de Lola a Danzón. Por Víctor Bustos. Dicine.
Publicación mensual, No. 40, julio de 1991. P. 10)
Al término de Lola,
María y su hermana Beatriz decidieron iniciar con un
nuevo proyecto: Danzón
(1990). “Cuando escribí Danzón fue cuando
estaba terminando la edición de Lola,
le dije a Beatriz empecemos a escribir la siguiente película
sobre lo agradable que resulta ser una mujer sola y como se
puede vivir felizmente. Como México está lleno
de música y de color, vamos a hacer un personaje que
le guste mucho bailar“. (Entrevista
para Escritores del Cine Mexicano Sonoro, junio de 2001)
“Cuando
comenzamos a escribir el guión de Danzón,
mi hermana y yo sentimos la necesidad de cambiar totalmente el tono que utilizamos
en Lola. En términos muy personales,
Lola nos había hecho sufrir mucho (...); realmente la hicimos muy de corazón
y nos había desgastado emocionalmente”. (María
Novaro de Lola a Danzón. Por Víctor Bustos. Dicine,
publicación mensual, No. 40, julio de 1991. P. 10). Por ello, decidió
que su próximo largometraje fuera una suerte de esperanza, la contrapartida
del personaje de su primera película. Julia [personaje principal de Danzón]
fue el otro lado de la moneda.
Para el guión
de esta cinta, María Novaro, tuvo como referencia el cine y la música
de los años cuarenta. “En esa época tuvieron una fuerza enorme
los grandes melodramas mexicanos en el cine y los boleros. Ambos están
vinculados históricamente y tejidos dentro del mismo panorama cultural;
son como diferentes aspectos de nuestra educación sentimental, de nuestra
forma de sentir. Mientras escribía el guión de la película
pensaba mucho en la música que he oído toda mi vida. (...) los cuarenta
es la época en la que la cultura mexicana se extendió, sobre todo
a través del cine y de la música.” (ARREDONDO, Isabel.
Ob.Cit. P. 137)
Posteriormente realizó
El jardín del Edén (1993), que
retrata las diferentes relaciones que se entretejen en la frontera norte del país.
Para la escritura de este guión, María y su hermana Beatriz solicitaron,
en 1992, una beca a la Fundación Mac Arthur Rockefeller y con la aportación
de ésta trabajaron durante año y medio en Tijuana y en los Estados
Unidos. (MEDRANO Platas, Alejandro. Ob.
Cit. P. 266). En 1993 realizó también el cortometraje Otoñal.
“Fue
a partir de un viaje a Tijuana, a un encuentro de cineastas chicanas y mexicanas
que decidí empezar a trabajar este guión. Fue el contacto con las
chicanas, su cultura y la reflexión sobre lo que le pasa a México
del otro lado, lo que me conmovió. (...) se me antojó muchísimo
hacer una película en la que el personaje principal fuera esa sensación
de la identidad detenida en la frontera y de nuestros sentimientos hacia ella.
Por eso surgió la idea de armar varias historias, que nos fueran dando
las partes de un rompecabezas de esa frontera que queríamos que fuera el
personaje principal.” (María Novaro.
Un clavado en la frontera. Por Víctor Bustos. Dicine,
publicación mensual, No. 65, enero-febrero, 1996. P. 24-25)
El
jardín del Edén se estrenó en 1994, en el Festival
de Venecia. Se exhibió en otros festivales entre ellos: La mujer y el cine,
Mar de Plata (1994), Internacional de Biarritz, Francia (1994) e Internacional
de Rotterdam, Holanda (1995). Se le otorgó el Premio Glauber
Rocha de la prensa Extranjera en el Festival Internacional de Nuevo Cine
Latinoamericano de la Habana (1994) y el Premio al Mejor Guión Cinematográfico
del Festival de Cine de Cartagena (1995).
A María Novaro el cine
le permite reflexionar y hablar sobre la identidad mexicana.
“(...), a mí, me interesa mucho saber cómo
somos los mexicanos, más que el asunto de las mujeres
en realidad, para mí, la pasión que me mueve hacer
películas, es México. Lo veo como mujer, pero
es nuestra identidad mexicana, lo que realmente estoy buscando
en cada película.” (MEDRANO Platas, Alejandro.
Ob. Cit. PP. 262-263)
Por otro lado, le
gusta que en sus filmes haya dos historias paralelas: La de los personajes y la
de algún México que quiere describir. “Es como un método
muy personal, no creo que sea la forma común, es la forma como yo escribo
y para bien o para mal hay personas a las que les gusta mucho y a otras no. Mis
historias tienen un peso en los lugares que se cuentan, el ámbito en el
que suceden las historias. El México que está en estas historias
tiene un peso casi tan fuerte como la historia misma”. (Entrevista
para Escritores del Cine Mexicano Sonoro)
“Así
trabajo yo: Mi forma de trabajar es mucho de observación documental, de
reflexión social, de no estar casada con una determinada anécdota,
sino ver qué voy a encontrar. Y se ve en la película misma, porque
lo hago consciente. Con Beatriz nos hemos fortalecido una a la otra, trabajando
juntas y muy sinceramente, permitiéndonos nuestra expresión, trabajando
realmente en nuestro interior”. (María
Novaro. Un clavado en la frontera.
Por Víctor Bustos. Dicine, publicación
mensual, No. 65, enero-febrero de 1996. P. 25)
En
1997, colaboró en el largometraje La memoria
/ Enredando sombras, que se realizó
como homenaje conmemorativo por los cien años del cine en Latinoamérica.
Donde se reunió, bajo la coordinación de Julio García Espinosa,
“a un grupo de cineastas latinoamericanos para hacer una reconstrucción
del cine de Iberoamérica a través de diferentes cortos [11] de entre
5 y 10 minutos de duración, en donde cada realizador dio su propia visión
de los diferentes aspectos del relato fílmico de sus respectivos países.
María Novaro abordó todo lo que rodeó a Santa
[Dir. Antonio Moreno, 1931], la primera [gran] película sonora de México.”
(MEDRANO Platas, Alejandro. Ob.
Cit. P.273)
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María Novaro, Aitana Sánchez
y Tiaré Scanda en la filmación de la cinta Sin
dejar huella (Dir. María Novaro, 2000) |
En
el 2000 realizó su cuarto largometraje, Sin
dejar huella. Definida por la propia Novaro como parodia ya que los personajes
secundarios son hombres y “(...) están un poco caricaturizados, estereotipados.
No entiendo como hay quien se asombra cuando el cine está lleno de personajes
femeninos estereotipados. Pero cuando uno invierte el juego y el estereotipo se
aplica a los personajes secundarios masculinos, sorprende mucho.” Esta road
movie relata la amistad de dos mujeres antagónicas. “Pero también
es un retrato del país. Otro personaje de la película es México,
el contraste del México del norte con el México del sur.“
Novaro escribió el guión de esta película en un viaje que
realizó por el país en su camioneta. (Presentó
María Novaro en España su largometraje Sin dejar huella.
Por Armando G. Tejeda. La Jornada. Sección
Espectáculos, 12 de julio de 2001. P.10A)
Para
María es importante documentarse sobre lo que quiere narrar en la pantalla.
“Vivo la aventura, me lleno de imágenes y luego construyo la historia.
Aparentemente es como si no quisiera inventar pero al final termino inventado
mucho, creando una historia única. Por ello, necesito conocer muy bien
el medio del que voy a hablar. Ya que tengo claro lo que me emociona de éste,
es que decido escribir la historia, el ejemplo más obvio fue Sin
dejar huella.” (Entrevista para Escritores
del Cine Mexicano Sonoro)
Esta cinta
fue reconocida como la Mejor Película Latinoamericana en el Festival
Sundance, (2001). Recibió los premios
del público en la Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara y en el Festival
Latino de Los Ángeles. Además de estuvo nominada al Ariel
(2002) en la categoría Mejor Guión Original.
“En
todas mis películas he intentado recuperar una tradición muy del
cine mexicano de la época de los años cuarenta, donde siempre se
usaba música popular para narrar la película, incluso las letras
de las canciones jugaban un papel importante dentro de la historia que se estaba
contando. Es una tradición que yo he retomado y que en todas mis películas
utilizo.” (Presentó María Novaro
en España su largometraje Sin dejar huella.
Ob. Cit.
P.10A)
Finalmente, María Novaro considera
que el guión cinematográfico no es una forma de literatura, ya que
no tiene vida en sí mismo. “El guión no tiene sentido si no
es filmado, (...) nadie lo considera un género literario porque no tiene
vida como obra literaria. Sí le doy un valor porque sé lo difícil
que es escribir un buen guión y lo placentero que puede ser leerlo, pero
un guión que no es filmado no existe propiamente.
“Mi
hermana [Beatriz Novaro] dice que escribir guiones es como el trabajo doméstico
que en el cine es un trabajo invisible, no remunerado, no valorado, no reconocido,
no premiado. Es un trabajo que alguien hace, que es muy arduo pero que nadie valora.”
Sin
embargo considera que la escritura del guión es la etapa más placentera
del proceso de creación por ser la más independiente, “(...)
es cuando se es más libre, no se tiene ataduras, está todo por hacerse,
es un enorme placer escribir el guión.” (Entrevista
para Escritores del Cine Mexicano Sonoro)