| MUÑOZ,
Rafael F. Chihuahua, Chihuahua, 1899
México, D. F., 1972 |
Revista
de Revistas, No. 1661, 5 de abril de 1942
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scritor,
novelista y periodista. Rafael Felipe Muñoz Barrios nació en la
capital del estado de Chihuahua en 1899. Murió en la Ciudad de México,
el 2 de julio de 1972. Su novela Vámonos con
Pancho Villa (1931) fue la base argumental de la película homónima,
adaptada por Xavier Villaurrutia y dirigida por Fernando de Fuentes en 1935. Esta
película es considerada como la primera superproducción del cine
mexicano, en la que, además, el escritor participó como actor en
el papel de Martín Espinoza, uno de
Los leones de San Pablo, incondicionales de
Villa y protagonistas del relato: “Próximamente !Vámonos
con Pancho Villa! ¡El gran espectáculo de la REVOLUCIÓN
MEXICANA! ¡20,000 personas en escena!…” (Publicidad
de Cinematográfica Latino Americana, S.A. [CLASA, fundada a partir
de ésta película, y que para su realización invirtió
1 millón de pesos, suma importante para ese tiempo]). (El
Universal Ilustrado, No. 978, Año XIX, México, 6 de febrero
de 1936. P. 28)
“Hijo de un prominente abogado chihuahuense,
que fuera presidente del Tribunal estatal, pasó su infancia en la hacienda
El Pabellón, cercana a los Estados
Unidos, donde contó con una amplia biblioteca. Realizó sus estudios
en el Instituto Científico y Literario de su estado; más tarde se
trasladó a la Ciudad de México para estudiar en la Escuela Nacional
Preparatoria, pero a raíz de la usurpación huertista, se vio obligado
a regresar a Chihuahua, [donde, a los dieciséis años de edad conoció
al Centauro del norte]. Se inició como
periodista en febrero de 1914 con una crónica sobre la Decena
Trágica, publicada en el diario Vida
Nueva, del que también fue redactor y traductor (…)”
(OCAMPO, Aurora M. Diccionario de escritores mexicanos.
México, UNAM-Instituto de Investigaciones Filológicas, Tomo V, 2000.
P. 519).
Simpatizó con Obregón y durante el
gobierno de Carranza se autoexilió en California, Estados Unidos. A su
regreso a México en 1920, colaboró en los diarios: El
Heraldo, El Universal, El
Universal Gráfico; de este último llegó a ser jefe
de redacción. En 1930 fue director de El Nacional.
Considerado por la crítica literaria, como uno de
los grandes escritores de la Revolución Mexicana, fue descrito por el escritor
Mauricio Magdaleno de la siguiente manera: “Mocetón fuerte que se
gastó buena porción de la juventud en la vecindad de la bola, y
que por lo mismo no necesita inventar proezas para henchir páginas insincereras
[sic] (…) Entre ambos –Azuela y [Martín Luis] Guzmán—
corre a galope la vena de Muñoz (…)” (El
mundo de Rafael Muñoz. Por Mauricio Magdaleno. El
Nacional, No. 1914, 1a. Sección, Año VI, Tomo XIV. 20 de
agosto 1934. P. 3)
De sus experiencias personales durante
la Revolución nacieron Memorias de Pancho
Villa (1935) y las novelas ¡Vámonos
con Pancho Villa! (1931), Se llevaron el cañón
para Bachimba (1941), Si me han de matar mañana…
(Botas, 1934); además de otros relatos, como: El
feroz cabecilla (cuentos de la revolución en el norte. Botas, 1936).
Escribió también un ensayo dedicado al presidente más polémico
del siglo XIX: Santa Anna el dictador resplandeciente
(Botas, 1938).
Dentro de la filmografía del cine
mexicano existe una película titulada Si me
han de matar mañana (Dir. Miguel Zacarías, 1946), con guión
del director, música y canciones de Manuel Esperón y letras de Ernesto
Cortázar. Sin embargo Rafael F. Muñoz no tiene consignado ningún
crédito.
Rafael F. Muñoz se desempeñó
además como jefe de prensa: “en sus gestiones (…) ha logrado
un concepto nuevo en nuestro ambiente, dentro de las usuales actividades que se
habían venido acostumbrando, cambiando el concepto de publicidad política
por el de información y promoción de apoyo a las campañas
emprendidas por la secretaría en la cual colabora. (…) (Rafael
F. Muñoz. Por Ignacio Vado. Revista
de revistas, No. 2718, 25 de octubre, 1959, p. 18). Colaboró con
Jaime Torres Bodet como su jefe de prensa en la Secretaría de Educación
Pública (1943-1946) y en la de Relaciones Exteriores (1946-1951) “…regresó,
en 1958, a colaborar con Torres Bodet en la Dirección General de Divulgación
Cultural y Prensa, de la Secretaría de Educación Pública
(…) Elegido como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, en octubre
de 1970, la muerte le impidió leer su discurso de ingreso sobre el derecho
a la información y la responsabilidad de la prensa ante sus lectores”.
(OCAMPO, Aurora. Ob. Cit., p. 520).