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Estudió Economía (1955-1958) y en la Facultad de Filosofía y Letras (1955-1960), en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). Ha sido becario del Centro Mexicano de Escritores (1962-1963 y 1967-1968) y del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard (1965); Profesor en la Universidad de Essex (traducción y literatura latinoamericana, 1970-1971), el King´s College (literatura latinoamericana, 1971) y de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Carlos Monsiváis ha desarrollado un larga carrera periodística y editorial: Director de la colección Voz viva de México (1961-1962) y secretario de redacción de las revistas Medio Siglo (1956-1958) y Estaciones (1957-1959). A partir de 1972 y hasta marzo de 1987, fue director de La Cultura en México, suplemento de la revista Siempre! Ha escrito para radio y televisión, y ha sido comentarista en ambos medios. También ha colaborado en otros medios periodísticos, como: las revistas Sucesos, Política y Él; los diarios Unomásuno, Novedades y en el suplemento El Gallo Ilustrado, del periódico El Día; una colaboración semanal en el periódico Excélsior (1973-1976) y escribe para la revista Proceso (desde 1976) y La Jornada (desde 1984). En la presentación de su libro Amor perdido (1976), y sobre su trayectoria periodística Carlos Monsiváis ha dicho: “Lo único que reivindico de mi obra es su calidad periodística. Amor perdido es un intento de aplicar fórmulas todavía no probadas. Y de irlas desmenuzando en el camino. Yo no sé si el libro es bueno o malo. Su intención esencial es periodística. Prevalece en nuestro medio la distinción entre periodistas y escritores. Yo no sé si soy periodista o escritor. Pero escribo y vivo del periodismo. Opino que ya es tiempo de desmontar esa división tan tajante”. (Fidel Velázquez es una empresa descentralizada. Monsiváis habla de su amor perdido. Por Miguel Reyes Razo. El Universal, primera sección, 6 de enero de 1978. PP. 1 y 8). Entre su obra publicada podemos mencionar, las Antologías: La poesía mexicana en el Siglo XX (Empresas Editoriales, 1966); A ustedes les consta. Antología de la crónica en México (Era, 1978) y Antología del cuento mexicano (2a. Edición. Cal y Arena, 1990). La recopilación de la columna: Por mi madre bohemios (La Jornada Ediciones, 1993). Los libros de crónicas: Días de guardar (Era, 1970); Amor perdido (Gobierno del estado de Jalisco, 1976) y Entrada libre. Crónicas de la sociedad que se organiza (Era, 1987). Así como los ensayos, Rostros del cine mexicano (Vips, 1993) y A través del espejo. El cine mexicano y su público (El Milagro, 1994), entre muchas otras publicaciones. Carlos Monsiváis ha recibido los siguientes reconocimientos: Beca del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard, 1965; Premio Nacional de Periodismo, 1977; Premio Jorge Cuesta, 1986; Premio Manuel Buendía, 1988; Premio Mazatlán de Literatura, por Escenas de pudor y liviandad; Creador Emérito del Sistema Nacional de Creadores Artísticos (SNCA, 1993); Premio Xavier Villaurrutia, 1995, por su trayectoria y Beca de la Fundación John Simon Guggenheim, 1997. Su incursión como escritor de cine, ha sido breve. Participó con Nancy Cárdenas en México de mis amores (1977), montaje de escenas donde aparecen las estrellas del cine mexicano. En los cortometrajes Fonqui (Dir. Juan Guerrero, 1984) y Víctimas del pecado neoliberal (Dir. Ximena Cuevas y Jesusa Rodríguez, 1995). Carlos Monsiváis también ha participado en pequeñas actuaciones en cintas como: La vengadora II (Dir. Raúl Fernández h., 1990); En este pueblo no hay ladrones (Dir. Alberto Isaac, 1964); Un alma pura (Dir. Juan Ibáñez, 1965); Tajimara (Dir. Juan José Gurrola, 1965) y Las visitaciones del diablo (Dir. Alberto Isaac, 1967). | ||||||
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scritor,
periodista, traductor, crítico y estudioso de temas de la cultura en general.
Nació el 4 de mayo de 1938. “(…) de niño, según
delación de José Antonio Alcaraz, Monsiváis había
sido, con el propio Alcaraz y José Emilio Pacheco, en un programa de radio
que dirigía el bachiller Álvaro Gálvez y Fuentes, niño
catedrático, es decir, uno de esos niños oblicuos y un poco tristones
que lo saben todo”. (
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