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MENDOZA,
Héctor
Apaseo, Guanajuato, 1932 |
Foto de Melitón Tapia http://www.cnca.gob.mx/cnca/nuevo/diarias/050500/actuaron.html | |
utor
dramático, director de escena y profesor. Nació en Apaseo, Guanajuato,
el 10 de julio de 1932. Estudió Literatura Española en la Facultad
de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), sin obtener el grado. Además realizó estudios en la Escuela
de Arte Teatral del Instituto Naciona de Bellas Artes (INBA).
Héctor
Mendoza ha sido considerado precursor del teatro de vanguardia, a quien uno de
sus tantos discípulos [Sergio Jiménez], describió así:
“Héctor Mendoza es la punta de lanza de la evolución teatral
en México, es un maestro de maestros (…) En 1962 ingresé a
la Escuela de Teatro de Bellas Artes para tomar clases con él. No fue casualidad,
yo había visto Terror y miserias del III Reich
[Brecht, estrenada en 1960. Teatro Orientación],
que dirigió Héctor Mendoza y me impresionó, así que
lo busqué. Después tuve ocasión de trabajar con él
en Wozjeck [Büchner, estrenada en 1961.
Teatro Casa del Lago] y en Ana Karenina [Tolstoi,
estrenada 1978. Teatro Hidalgo]; cada cinco
o seis años regreso a sus cursos. (Héctor
Mendoza, precursor de la vanguardia: Sergio Jiménez. El
Nacional, sección espectáculos, 25 de agosto, 1994. P. 41).
En 1951 escribió Ahogados, por la que
obtuvo el primer premio de las Fiestas de Primavera,
luego de haberla presentado en el legendario teatro Colón.
En 1953 se estrenó su obra Las cosas simples
bajo la dirección de Celestino Gorostiza. Esta comedia recibió el
premio Juan Ruiz de Alarcón, que otorga
la crítica especializada, y por la cual, Mendoza recibió por primera
vez la beca del Centro Mexicano de Escritores (CME / 1953-1954). Los proyectos
teatrales que propuso fueron: El Tobogán
y Las iluminaciones. En la segunda ocasión
que recibió la beca del CME (1962-1963), se proponía escribir una
novela: “(...) he procurado guardar una distancia respetuosa y discreta
que ahora me estoy decidiendo a transponer, empujado por no se que impulso temerario
y profanador. Me interesa la novela psicológica, ese es el género
que yo quisiera intentar” (DOMÍNGUEZ Cuevas, Martha. Los
becarios del Centro Mexicano de Escritores (1952-1997). México,
Ed. Cabos sueltos, 1999. P. 234).
Con apenas 22 años
cumplidos, coordinó el teatro infantil de la UNAM por encargo de Carlos
Solórzano y en 1955 dirigió La pesadilla
o Las costumbres de antaño, de Manuel Eduardo de Gorostiza, en la
que actuó Juan José Gurrola, entonces alumno de la Facultad de Arquitectura.
En 1956 participó como director de escena en el proyecto Poesía
en voz alta, en el que participaron Octavio Paz y Juan José Arreola,
en la creación literaria, y Juan Soriano y Leonora Carrigton en la creación
escenográfica. Entre 1957 y 1958 Héctor Mendoza permanece en Estados
Unidos gracias a la beca de la Fundación Rockefeller.
Estudió en el Actor´s Studio de Nueva York y se conviertió
en alumno del mimo Etienne Decroux (maestro de Marcel Marceu). De regreso a México
dirigió Arpas blancas… conejos dorados
obras, de Luisa Josefina Hernández (estrenada en 1959);
El relojero de Córdoba, de Emilio Carballido (estrenada en 1960)
y Don Gil de las calzas verdes, de Tirso de
Molina (estrenada en 1966).
A principio de los años
sesenta creó un taller de actuación en la Casa de Lago y para 1987,
junto con Julio Castillo, fundó el Núcleo de Estudios Teatrales.
El dramaturgo Héctor Mendoza escribió varias piezas teatrales, entre
ellas: Salpícamente de amor (1964),
Los asesinos ciegos (1969), Las
gallinas matemáticas (1981), Noches
islámicas (1982), El día en
que murió el señor Bernal dejándonos desamparados
(1985) y La desconfianza (1990). También
escribió versiones personales de textos clásicos: Reso,
basada en Homero y Eurípides (estrenada en 1974. Teatro Granero).
“Esta obra fue a Belgrado y Praga, donde ganó el Premio de la Crítica
como la mejor obra de búsqueda”. (CEVALLOS, Edgar. Diccionario
enciclopédico básico de teatro mexicano. México, Ed.
Siglo XX, Colec. Escenología, 1998. P. 286).
Héctor
Mendoza montó obras de Tirso de Molina, Lope de Vega, Fray Luis de León,
Eduardo Manet, Salvador Novo, Óscar Liera, Sabina Berman y de su autoría,
como Las cosas simples (1953) y Juicio
suspendido (1993), que enmarcan una vida dedicada a los escenarios.
Su incursión en el cine fue en el Primer Concurso de Cine Experimental,
con la dirección de la cinta Amor, amor, amor
/ La Sunamita (1965). Donde también
participó como guionista, junto con Juan García Ponce e Inés
Arredondo. Por otro lado, su obra Las cosas simples
sirvió de argumento para la película Peligros
de juventud (Dir. Benito Alazraki, 1959).
En 1994,
el INBA rindió homenaje a Héctor Mendoza, por los más de
40 años dedicados al teatro. A propósito de dicho homenaje, el director
de teatro Luis de Tavira escribió: “Héctor
Mendoza es el vértice en que convergen los torrentes que inventaron la
refundación del teatro mexicano postrevolucionario, después de rota
la tradición. Vertiente en que confluyen la utopía nacionalista
y el realismo aristotélico de [Rodolfo] Usigli, las vanguardias fundadoras
de los Contemporáneos (Salvador Novo,
Xavier Villaurrutia, Celestino Gorostiza, Jaime Torres Bodet, Jorge Cuesta); las
intuiciones experimentadoras de los universitarios (Bracho, Wagner, Seki Sano).
Estos otros admirables impulsos de fundación y sobreviviencia se recupera
al tiempo que cambiaban de curso, al entrar en escena la decisiva presencia de
Héctor Mendoza” (Héctor Mendoza:
la invención del teatro. Por Luis de Tavira. El
Nacional, sección espectáculos, 25 de agosto, 1994. P. 40).