MENDOZA, Carlos
México, D. F., 1951
Proceso, No. 354, 15 de agosto de 1983. P. 57 

irector y guionista de documentales en cine y video. Nació en la Ciudad de México el 20 de septiembre de 1951. Es reconocida su labor como realizador de documentales “militantes”.

Carlos Mendoza es egresado del Centro Universitario de Capacitación Cinematográfica de la Universidad Nacional Autónoma de México (CUEC / UNAM), en el cual imparte el curso de realización desde 1982. Su primera película fue un cortometraje documental como ejercicio escolar, el cual, sin embargo, ya daba muestras de los derroteros de su realizador: Amnistía (1978). Su siguiente proyecto fue, “en codirección con Carlos Cruz, una interesante trilogía [compuesta por Chapopote (1979), El chahuistle (1980) y Charrotitlán (1982)] de mediometrajes militantes que le valen el reconocimiento de la crítica” (Ficheros de cineastas nacionales. Por Eduardo de le Vega. Dicine, publicación bimestral, No. 29. P. 12). La primera de estas dos películas sufrió la censura gubernamental: Fue despojada del Ariel por Mejor Cortometraje Documental (1981) por su tratamiento crítico de la situación de Petróleos Mexicanos. Al año siguiente, sus realizadores fueron reconocidos con el Ariel en la misma categoría por El chahuistle, pero lo rechazaron (Para que no se exhibiera, Díaz Serrano quiso comprar el cortometraje “Chapopote”, que denunció su política petrolera. Por Sonia Morales. Proceso. P. 56). Algunas de las características de esta trilogía y del cine de Carlos Mendoza fueron resumidas por Jorge Ayala Blanco de la siguiente forma: “Una cinta perfectamente coherente, que sin rollo ni rabia desarticulante, con ironía y pasión dictadas por el mejor nacionalismo defensivo, resume en menos de una hora más de cuatro años de periodismo crítico, caricaturas lapidarias y denuncias de partidos de oposición (PMT, a la cabeza del cual está el ingeniero Heberto Castillo). Y apoyada en gran cantidad de cartones elaborados por Naranjo y Rius.” (Ibid. P. 57).

En 1983, Mendoza dirigió ¡Los encontraremos!, “otro importante ejemplo de cine militante” (Eduardo de la Vega, Ob. Cit. P. 12). Jorge Ayala Blanco la consideró “una película utilizable sobre la represión política” (Doña Rosario. El aplomo de una madre: entereza y rebeldía. Por Jorge Ayala Blanco. La Cultura en México. Suplemento de Siempre! No. 1106, 24 de agosto de 1983. P. 54). La película reflejaba la intención de los realizadores de realizar un cine militante que no fuera meramente documental: “En este modelo de estructura cinematográfica por bloques compactos, hay 9 de ellos con impactantes documentos de archivo periodístico, que se introducen por galvanizantes sonidos electrónicos o a timbrazos, y alternan locutores masculinos con una voz femenina: son los bloques explicativos que sintetizan la situación política de México desde 1968. “ (Idem).

Durante la segunda mitad de los años ochenta, la labor de Carlos Mendoza dio un giro importante y se enfocó a la realización de películas en formato de videos, pero sin abandonar sus compromisos y creencias políticas. A principios de los noventa su labor en este medio ya era reconocida: “Contra corriente es el título del nuevo videofilme (programa número diez) elaborado por el Canal 6 de julio. Equipo de videoastas independientes encabezado por Carlos Mendoza.” (Presentan hoy el videofilme documental Contra corriente. Por Patricia Vega. La Jornada, sección cultura, 25 de julio de 1991. P. 33). Se convirtió así en cronista de “aquellos hechos que testimonian las luchas recientes por la democracia en nuestro país” (Eduardo de la Vega, Ob. Cit. P. 12).

El propio Carlos Mendoza reflexionó sobre la necesidad de hacer un cine documental que no resultara tedioso, sin menoscabo de su profundidad: “Los temas no se tocan a la ligera [...], esta [El chahuistle] no es una película que pretenda analizar, ni profundizar, al igual que “Chapopote”, por ello, mas que darle un trato superficial a estos aspectos, intentamos sacar a flote lo fundamental de cada uno para reducirlo a cifras informativas que contengan lo principal de las mismas; para llegar con esto a una conclusión central [...]” (Como caerá el chahuiztle. Por Rafael García Peguero. Los Universitarios, publicación quincenal, No. 191, noviembre de 1981. P. 12). Sobre como se consigue un balance entre información y entretenimiento, Mendoza explicó que: “¿De qué nos valemos para hacerlo [filmar películas críticas que no sean solemnes]? Una vez que tenemos la información comprimida, empezamos a elaborar una idea cinematográfica, buscando una variedad de elementos. [...] Así, sobre imágenes más o menos agradables, atractivas, y que no exigen mucho esfuerzo, vertimos otra información que no tiene nada que ver (aparentemente) de esta forma, hablamos sobre la OPEP, la CIA, la forma en que los gringos utilizan la comida como arma política, etcétera.” (idem).

Por último, no está de más resaltar el tratamiento humorístico que Mendoza le da a los aspectos políticos de sus películas: “Un mérito fundamental de su trabajo como documentalista es la capacidad para emplear el humor como elemento profundamente crítico, siguiendo la gran tradición mexicana de los caricaturistas políticos, incluidos los contemporáneos como Naranjo, Magú o Rius.” (Eduardo de la Vega, Ob. Cit. P. 12)