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Alberto Mariscal llegó a la Ciudad de México a la edad de siete años, en compañía de sus padres. Entonces empezó a estudiar español. Aunque estudió durante cuatro años la carrera de leyes, la abandonó en 1942 para dedicarse al teatro (Valor y ambición de Alberto Mariscal. México Cinema, No. 82, 30 de junio de 1954. PP. 12-14). Estudió con algunos de los maestros más importantes de la época: Fernando Wagner, Seki Sano, Celestino Gorostiza, Xavier Villaurrutia y Andrés Soler, entre otros (Autobiografía sinóptica proporcinada por el autor. Por Alberto Mariscal. Archivo General de la Nación. Exp. E.0041). Además de ser actor de teatro, también participó en radio y televisión. Sobre su paso al cine, un crítico de la época señaló que: “Del teatro, en el que se inició Alberto con Fernando Wagner como maestro y director, saltó al cine que le ofrecía mayores posibilidades de expresión. Porque para este muchacho, hacer teatro, radio o cine es expresarse, es dar cauce a su inquietud artística y no simple ruta hacia la admiración y el éxito popular” (Valor y ambición de Alberto Mariscal, Ob. Cit. PP. 12-14). Actuó en más de sesenta y cinco películas. Estuvo nominado al Ariel por Mejor Coactuación Masculina por Flor de sangre (Dir. Zacarías Gómez Urquiza, 1950). En 1950 partió hacia Hollywood, donde actuó en papeles secundarios en cine y participó en radio y televisión. Estudio actuación, enseñanza y dirección en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Regresó a México en 1956 y trabajó como asistente de dirección en películas como: La maldición de Nostradamus (Dir. Federico Curiel Pichirilo, 1959), El testamento del vampiro (Dir. Federico Curiel Pichirilo, 1959) y El jinete enmascarado (Dir. Manuel Muñoz, 1960), entre otras. Debutó como director a principios de los años sesenta con Qué hacer con mis hijos (1963), División narcóticos (1963) y El mundo de las drogas (1963). Algunos de los temas tratados en éstas se volvieron “elementos que se repiten una y otra vez [en sus películas y guiones]: la violencia, la venganza, la soledad, la aridez del paisaje” (“Los indomables”, nuevo western de Alberto Mariscal. Por Salvador España. Cinelandia, No. 329, 6 de mayo de 1972. P. 12). De acuerdo con Clara Kriger y Alejandra Portelas, las películas de Mariscal “se caracterizaron por la utilización de una violencia dominada por la emotividad” (Kriger, Claray Alejandra Portela, Ob. Cit. P. 399). Una parte importante de su labor como director la realizó dirigiendo a los hermanos Mario y Fernando Almada, en películas como Todo por nada (1968), El tunco Maclovio (1969) y El sabor de la venganza (1969-1970): “La primera, protagonizada por Mario Almada, es una historia violenta que se expresa en términos de espacio. Los personajes se desplazan en función de cumplir con una venganza que al concretarse revela su esterilidad. En su camino lo han dejado todo para cumplir con el deber de matar y luego descubren que ese propósito los dejó aislados y vacíos. En El Tunco Maclovio, más próximo a la estructura del chili western, tanto el guión como la propuesta escénica es barroca, amplificada y delirante, mientras que en El sabor de la venganza (filmada en versión original angloparlante) la frialdad del héroe logra que la venganza desplace al ideal de la nobleza” (Idem)
Otras vertientes de su cinematografía han incluido: dramas rurales (Cruces sobre el yermo [1965]), comedias musicales (Bromas, S. A. [1966]), adaptaciones de la historieta Kalimán (Kalimán, el hombre increíble [1970] y Kalimán en el siniestro mundo de Humanón [1974]), además de películas sobre la revolución mexicana (El caudillo [1967] y La chamuscada [1976]). | ||||||||
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director y guionista. Su nombre completo es Adalberto Ramírez Álvarez
Mariscal. Nació el 10 de marzo de 1926 en Chicago, Estados Unidos. Es considerado
uno de los más destacados realizadores de películas del género
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