LÓPEZ Rivera, Diego
México, D. F., 1952
 
Foto proporcionada por el escritor

irector, guionista y productor. Nació el 21 de octubre de 1952 en la Ciudad de México. Realizó estudios de Arte Dramático en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); de Sociología en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM y de Realización fílmica en el Centro Universitarios de Estudios Cinematográficos (CUEC / UNAM).

En 1972 escribió y dirigió el cortometraje Libe, en formato de súper 8mm, con el que ganó el Primer Concurso de Cine Experimental en súper 8mm, que organizó la Asociación Nacional de Actores (ANDA). Al año siguiente escribió e inició la filmación del largometraje Niebla, que terminó hasta 1978. Esta cinta fue bien recibida por la crítica mexicana y nominada al Ariel (1979) en la categoría Mejor Ópera Prima.

En 1974 filmó un cortometraje documental patrocinado por el Departamento del Distrito Federal: Un domingo en la Ciudad de México. Durante la década de los ochenta realizó algunos trabajos para la televisión: La serie Tiempo de acción, de Canal 11 (Instituto Politécnico Nacional) y Peces y pescadores, serie del Canal 13 del entonces IMEVISIÓN.

De 1983 a 1985 colaboró para la Unidad de Televisión Educativa y Cultural de la Secretaría de Educación Pública (UTEC / SEP) como director en las series documentales Frontera Norte, México plural, Nuestro jóvenes y Grandes maestros del arte popular.

En 1984 realizó Última función, episodio de Historias violentas, que representó para el nieto de Diego Rivera “una recuperación del oficio (...). Pues, me restituyó al cine. Yo comencé muy joven y durante diez años dejé de dirigir. Aunque considero que es un trabajo fallido creo tiene algunos logros que me dieron el ánimo para persistir (...)”. (MEDRANO, Platas, Alejandro. Quince directores del cine mexicano. México, Plaza y Valdés, 1999. P. 26)

En 1986 participó en el Tercer Concurso de Cine Experimental con el largometraje Crónica de familia (1985), con el que obtuvo el segundo lugar y el premio al Mejor Guión. Sobre esta cinta comentó: “La idea surgió en un comentario de sobremesa: ‘Un niño mata a un hombre que se mete a asaltar a su casa pero resulta que es un conocido de la familia’. Me puse a desarrollar la historia que me llevó mucho tiempo, pues, se hicieron cuatro o cinco tratamientos [al guión], luego hubo varios productores interesados en colaborar y a la mera hora no lo hicieron. Por ello, tuve que vender una obra [inconclusa] de mi abuelo pero afortunadamente ha habido un buen resultado (...).” (Idem)

Cartel publicitario de Crónica de familia
Colección Rogelio Agrasánchez Jr.,
en Nuevo Cine Mexicano. Clío, 1997. P. 65

Por este filme, en 1987, la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas les otorgó a Diego López, Juan Mora y Juan Tovar el Ariel en la categoría Mejor Guión Cinematográfico.

En 1988 escribió y dirigió su tercer largometraje Goitia, un dios para sí mismo, basado en la vida del pintor zacatecano Francisco Goitia. Por esta cinta Diego López recibió el Ariel de Oro por Mejor Película, el Ariel de Plata por Mejor Dirección y el Ariel en la categoría Mejor Argumento Original, esta última mención la compartió con Jorge González de León y Javier Sicilia.

Sobre uno de los problemas que Diego López observa en la cinematografía nacional y que es según él, la marginación del cine con respecto a otras organizaciones culturales, dijo: “Hubo una época en que escritores, músicos y poetas estaban muy cerca del cine, lo que daba pauta a una correspondencia, un fluir de ideas, de preocupaciones estéticas que en la actualidad no existen.” (MENDRANO Platas, Alejandro. Ob. Cit. P. 26)

El escritor y director de Niebla considera al guión cinematográfico como "un instrumento con un grado de especificidad muy particular. El guión es un organismo vivo, nunca está acabado, siempre aparecen cosas nuevas que te hacen dudar. Conforme avanza la filmación te das cuenta que hay cosas que están planteadas en el guión, pero que ya no funcionan o viceversa (...)."

Para López Rivera el guión no debe tener otra pretensión que la de "reunir los elementos necesarios que permitan describir situaciones dramáticas que puedan ser plasmadas en una pantalla." Lo cual no le resta importancia pues, "el guión es fundamental porque es la materia prima de cualquier cinta. Si no hay una buena materia prima por más oficio y talento que se tenga es muy probable que las deficiencias de ese guión no se puedan corregir a la hora de filmar."

Por ello, "es necesario revalorar la actividad del escritor cinematográfico porque un buen guión puede llevarte dos años de tiempo completo entre la investigación, los tratamientos, la depuración y el acercamiento con el productor o director. (...). Por ejemplo, hace poco platiqué con Guillermo Arriaga y me comentó que en el proyecto [21 gramos] que actualmente [agosto, 2002] trabaja con Alejandro El negro González Iñárritu llevan ochenta tratamientos (...)."

Para el nieto del pintor Diego Rivera los mejores guionistas mexicanos son: “Carlos Cuarón por su capacidad de plasmar en pocas situaciones dramáticas acciones y personajes de una forma muy bien acabada; Guillermo Arriaga, ya que después de Amores perros [Dir. Alejandro González Iñárritu, 2000] el guionismo en México avanzó considerablemente gracias a su capacidad de síntesis y por la forma de desarrollar a los personajes de las tres historias; José Buil, que en Perfume de violetas [Dir. Marisa Sistach, 2001] nos demuestra una madurez en el oficio (...); Paz Alicia Garciadiego, que vino dar fuerza e identidad al cine de Arturo Ripstein; Vicente Leñero, por su capacidad para combinar el teatro, la literatura y el cine y Mauricio Magdaleno, que sin él la obra de Emilio El Indio Fernández no hubiera sido lo que es.

“Digamos que el buen cine no se puede dar sin buenos guionistas, al menos en términos de un cine de calidad que pretenda tiempo y que busque quedar en la memoria en términos dramáticos e históricos.” (Entrevista para Escritores del cine mexicano sonoro, agosto de 2002)

Diego López Rivera también ha desempeñado algunos cargos en la administración pública y privada. Fue director de Comunicación en población del Consejo Nacional de Población (CONAPO, 1990); presidente de la Cooperativa José Revueltas (1991); subjefe de Desarrollo Cultural del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS, 1991); director general de los Estudios Churubusco - Azteca (1993-1996); director general del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE, 1996-1997) y director general de TELEVICINE (1998-1999).

Una de sus principales preocupaciones como funcionario de la industria cinematográfica, ha sido la promoción y difusión de la cultura del cine. Así como el apoyo a los jóvenes cineastas. Durante su gestión en los Estudios Churubusco se llevó a cabo la modernización de las instalaciones y la construcción de la sala de sonido THX, y como director general de IMCINE restituyó el Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad (FOPROCINE) y estableció relaciones con España para crear fondos de financiamiento.

En el 2002, Diego López era el encargado de la sección de cine de la revista Vértigo. Además de ser asesor dramático del Centro de Formación Actoral de Televisión Azteca.