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LEDUC Rosenzweig,
Paul
México, D.
F., 1942 |
Dicine,
No. 32, enero de 1990, P. 20
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ealizador,
sonidista, guionista, productor, crítico y profesor. Nació el 11
de marzo de 1942 en la Ciudad de México. Estudió la carrera de Arquitectura,
que posteriormente abandonó, en la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM) y teatro con Seki Sano. En 1965 recibió una beca
del gobierno francés para estudiar en el Institute d’Hautes Etudes
Cinématographiques (IDHEC, 1965-1966) el curso de Cine Etnográfico
con Jean Rouche (A veinte años de Reed, México
Insurgentes. Por Braulio Peralta. La Jornada
Semanal, No. 112, 4 de agosto de 1991. P.15).
Durante
los años setenta colaboró, como crítico cinematográfico,
en varias publicaciones como el periódico El
Día y las revistas Nuevo Cine Mexicano,
Pantalla y Revista
de la Universidad de México. Para el sobrino de Renato Leduc, la
crítica debía entenderse como “(...) todo un cuerpo organizado
de ideas, un intento de rigor científico para analizar una realidad, en
este caso, la cinematografía. Y partiendo de eso tratar de incidir en la
producción misma, en la forma que el espectador se aproxima a la obra,
etcétera; sobre todo si se ha dado un rigor científico”. (El
crítico ideal, imposible en la sociedad actual. Por Paul Leduc.
Revista de la Universidad de México,
publicación mensual. Vol. 33, No. 2-3, octubre – noviembre de 1978.
P. 49).
Trabajó un año (1966) para la
televisión francesa y en 1967 regresó a México.
Ese mismo año fundó con Rafael Castanedo, Alexis
Grivas y Bertha Navarro, el grupo Cine
70. Impartió algunos cursos de cine en el Centro
Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) y en
el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC).
Fue asistente de dirección de Alberto
Isaac en el documental Olimpiada
en México (1968) y en la grabación sonora
de El Grito (Dir. Leonardo
Arretche, 1968); sonidista del documental QRR
(Dir. Gustavo Alatriste, 1970) y del corto experimental Crimen
(Dir. Arturo Ripstein, 1970); además productor
de México, la revolución
congelada (1970) de Raymundo Glyzer. En total ha trabajado
en cerca de 50 cortometrajes como realizador, correalizador,
sonidista o productor.
Paul Leduc ha sido ubicado como uno de los
representantes del mejor cine independiente mexicano de los
años setenta. Por ello, en 1977, recibió un Ariel
por su labor dentro de la industria cinematográfica,
y en 1979 obtuvo otro Ariel
por Monjas coronadas, en
la categoría Mejor cortometraje educativo, científico
o de divulgación artística.
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Ofelia Medina protagoniza Frida,
naturaleza viva (Dir. Paul Leduc, 1983) XII
Catálogo Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara. México,
Patronato de la Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara / Universidad de Gudalajara
/ IMCINE, 1997 |
Leduc realizó 10 largometrajes entre
los que destacan: Reed: México
Insurgente (1970), Historias
prohibidas de Pulgarcito (1980), Frida,
naturaleza viva (1983), que recibió el Ariel
(1985), en la categoría Guión cinematográfico,
Barroco (1989) y Latino
bar (1991). Todas ellos se han caracterizado por ser
filmes que se desarrollan a través de un personaje. En
entrevista con Braulio Peralta declaró: “Yo me
intereso siempre por un personaje y, a partir del interés
de ese personaje, me intereso por su relación con su
momento histórico. Todo eso viene de mi interés
en mezclar lo privado y lo político, lo personal y social.”
(Idem)
Sobre
su película Frida, naturaleza viva
se escribió: “El guión de Paul Leduc y José Joaquín
Blanco, voluntariamente desarticulado y antinarrativo, incurre por momentos en
cierta falta de tensión dramática compensada por escenas apasionadas
y por el manierismo de la muy lograda fotografía de Ángel Goded.
No obstante la erudición, o a causa de ella, Leduc, Blanco, Goded, Alejandro,
Luna, Gurrola y Ofelia Medina ofrecen su personal interpretación, iconoclasta
en su justa proporción, de la historia reciente de México y de una
Frida que ya no requiere de muletas para seguir existiendo en la memoria. Frida...
es una de las pocas películas visibles de la producción cinematográfica
mexicana reciente (...)” (Frida, la película.
Por Olivier Debroise. La Jornada, No. 23,
26 de noviembre de 1984. P. 21).
En 1987, se le preguntó
por qué se dedicaba al cine, él contestó: “Por placer.
Pero me imagino que también por vampirismo. Si el cine parece ser una especie
en vías de extinción, como los dinosaurios, sería mejor imaginarlo
con rasgos de lagarto, que ha sobrevivido a todas las catástrofes. Y, si
las imágenes variadas, plurales, atroces o maravillosas, estimulantes todas,
parecen condenadas a la desaparición, abrumadas por el cáncer de
la monotonía televisiva, por la uniformidad de los países que cada
día parecen sobrepasarse unos a otros y al mismo tiempo a ninguno en particular,
entonces el placer de las imágenes, el trabajo de los lagartos, se identifica
cada día más con la paciente labor de los vampiros, con una forma
de resistencia cultural. Es por eso que filmamos en Latinoamérica. Por
vampirismo. Por placer” (Por vampirismo filmamos
en Latinoamérica: Paul Leduc. La Jornada,
sección cultura, No. 1065, 3 de septiembre de 1987. P. 29).
Las
películas de Leduc son historias con pocos diálogos, silenciosas,
porque “Yo estoy buscando llegarle al espectador sensible (...) Busco provocar
que el espectador se interrogue, para empezar, sobre la película, y que
no se la trague, la digiera y la eche pa’fuera; que, de alguna forma, le
llegue por el vientre, por los sentidos y, si es posible, que la piense después.
No solamente durante la exhibición”; por eso: “Un guión
sin palabras es un recurso tan válido como utilizar la cámara en
blanco y negro, cinemascope o color. Todo depende. En Latino
Bar el silencio es tema. No sólo el silencio de los personajes.
El silencio del lugar, del momento político de las situaciones. Un silencio
muy diferente al utilizado en Frida... y Barroco,
o en ¿Cómo ves?” (A
veinte años de Reed, México Insurgente. Ob. Cit. P.P. 17-18).
Paul
reconoció que no era sencillo trabajar en un guión. Por ello, se
acercó al escritor José Joaquín Blanco, con el que trabajó
cinco guiones, “(...) con quien me he entendido muy bien porque es una persona
muy abierta, y esta historia de diálogos o de estructura narrativa rara
no le preocupa nada. Y le entra a todo. Trabajamos bien. En segundo lugar, por
su talento, su agudeza de buen escritor. En sus crónicas es muy observador.
En tercer lugar, porque él tiene una formación de historiador. José
Joaquín inmediatamente me habla de 20 libros, me da bibliografía;
tiene toda la información a la mano de cómo era el momento y qué
hay alrededor de lo que estamos haciendo. Y, es que yo busco un escritor, no diálogos.
Busco colaboración y ayuda. Busco una estructura, una idea narrativa, imaginación.
Una serie de elementos que una persona inteligente pueda realizar. José
Joaquín Blanco reúne todos esos requisitos” (Idem).
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Imágenes, Vol. 1,
No. 1, octubre de 1979. P. 31 |
Pese a no haber
continuado con su carrera cinematográfica, ha logrado mantener su prestigio
como uno de los realizadores más capaces tanto en los terrenos de la ficción
como del documental. En 1998, hizo público su retiro del cine: “Todo
el mundo comete errores en la vida. Yo era muy chiquito, y de imbécil me
puse a hacer películas, ¡perdónenmelo!. (...) No es un problema
mío, lo que está mal es el cine; se acabaron las utopías
de hace algunas décadas cuando comenzamos a hacer películas. Espero
no volver a dirigir; he rechazado varios proyectos y eso es la prueba de fuego”
(Paul Leduc se retira del cine. El
Nacional, sección espectáculos, 3 de abril de 1998. P. 55).
El
retiro de Paul Leduc, evidentemente fue del cine industrial, ya que, posteriormente
se dedicó a la realización de la animación digital. En 1998,
creó el cortometraje La flauta de Bartolo
o la invención de la música coproducido por el propio cineasta
y la Secretaría de Educación Pública (SEP).