![](retrato.jpg) | ISAAC
Ahumada, Alberto México, D. F., 1925
México, D. F., 1998 |
Archivo
familiar, en Tierra Adentro, publicación
mensual, No. 94, octubre-noviembre de 1998. P. 38 | |
adador
olímpico, maestro normalista, periodista, comentarista de cine, caricaturista,
pintor, grabador, ceramista, director, guionista y funcionario de cine. Nació
en Coyoacán, Ciudad de México, el 18 de marzo de 1925 y desde muy
niño se fue a radicar a Comala, Colima. Estudió para maestro normalista,
profesión que sólo ejerció dos años. Murió
en la Ciudad de México, el 10 de enero de 1998.
De
1941 a 1953 fue campeón nacional de natación en las modalidades
de 100, 200 y 400 metros libres. Participó en las Olimpiadas de Londres
(1948) y Helsinki (1952). El joven Isaac también se dedicó a la
caricatura; como recuerda Monsiváis “(...) de inmediato, transitó
–como se hubiese dicho entonces– de las albercas a las redacciones
y fue caricaturista en varias publicaciones.” (Los
variados talentos de Alberto Isaac . Por Carlos Monsiváis.
Tierra Adentro, publicación
mensual, octubre – noviembre 1998, No. 94. P. 6).
En 1944 publicó sus primeras caricaturas
en la revista humorística Don
Timorato. Colaboró también en el programa
televisivo Duelo de dibujantes
junto con los caricaturistas El
Chango García Cabral, Rafael Freyre y Guasp.
Además de que escribió y dibujó para El
Universal, El Universal
Gráfico, Atisbos,
El Sol de México
y Novedades. Fue responsable
de la sección de espectáculos del diario Esto
durante 25 años y director de la Asociación de
Periodistas Cinematográficos de México (PECIME).
En 1981, se le otorgó el
Premio Nacional de Periodismo en el género de
caricatura.
En
1964 debutó como director de cine con la película
En este pueblo no hay ladrones basada en un cuento homónimo de Gabriel
García Márquez. Filme que participó, y obtuvo el segundo
lugar en el I Concurso de Cine Experimental convocado por el Sindicato de Trabajadores
de la Producción Cinematográfica (STPC). Este filme recibió
otros siete reconocimientos como La
Vela de Plata en el Festival de Locarno.
![](retrato2.jpg) |
Alberto Isaac, Salvador Novo y Dolores
del Río. CA. 1959. Ibid. P. 40 |
“Sobre
En este pueblo no hay ladrones (...) se dijo
que ‘...basa su eficacia en una artesanía humilde, en un honrado
descubrimiento del oficio, en una sobriedad de lenguaje que resultan ejemplares’
(José de la Colina); ‘...es algo más y algo mejor que un simple
cuadro costumbrista, más o menos bien pintado y observado. Creo que, exceptuando
las películas de Fernando de Fuentes, ésta de Isaac es la más
valiosa y convincente que se ha hecho en México sobre un tema enmarcado
en el ambiente provinciano’ (Francisco Pina)” (ROSSBACH, Alma / CANEL,
Leticia; Los años sesenta: el Grupo Nuevo
Cine y los dos concursos experimentales. Hojas
de Cine. Testimonios y documentos del nuevo cine latinoamericano. Volumen
II. México, Secretaría de Educación Pública / Universidad
Autónoma Metropolitana / Fundación Mexicana de Cineastas. 1988.
PP. 53-54).
“Isaac consiguió extras de lujo
para En este pueblo... Además de Rulfo
y Quezada, persuadió a Luis Buñuel, que interpretó a un cura
beatífico, a Leonora Carrington, a La China
[María Luisa] Mendoza. A Isaac se le facilitaba convencer a los demás.
Tenía, como tanto se dice ahora, carisma. En su caso la combinación
de simpatía, de tranquilidad y suavidad irónica. Le ayudaban la
estatura y la apostura, pero el elemento central de su carisma era el humor sin
agravios.” (Carlos Monsiváis; Ob. Cit. P.6)
“Sobre
la adaptación del cuento de Gabriel García Márquez, el mismo
Isaac apuntó: ‘Antes de que García Márquez fuera rico
y famoso, escogí entre uno de sus grandes relatos este que dio base a la
cinta En este pueblo no hay ladrones. Lo adapté
junto con Emilio García Riera, y García Márquez lo criticó
y nos lo destrozó, y nosotros volvíamos a escribir el guión
(...)” (La provincia como discurso fílmico.
Conversaciones con Alberto Isaac. Por Alejandro
Pelayo. Tierra Adentro, publicación
mensual, octubre – noviembre 1998, No 94. P.10).
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Gabriel García Márquez, Alberto Isaac
y Luis Alcoriza. Ibid. P. 40 |
“Yo
traté simplemente de hacer un cine directo y de contar bien una historia,
porque además no creo en el barroquismo –a la manera de Un
hombre y una mujer-; toda mi admiración es para los grandes maestros
del cine sólido y bien contado como el de Fritz Lang. En
este pueblo no hay ladrones fue una producción muy angustiosamente
llevada...” (Alberto Isaac: en el cine mexicano
sólo hay villanos. Por Blanca Haro. Siempre!,
publicación semanal, 29 de noviembre de 1967, No. 753. P. VIII).
En
1967, realizó su primera cinta industrial: Las
visitaciones del diablo. En 1968, se le encomendó hacer el documental
Olimpiada en México, “con un
numeroso equipo de colaboradores que incluía a los futuros realizadores
Felipe Cazals y Paul Leduc, el cinefotógrafo Rafael Corkidi y el editor
Rafael Castanedo como asistentes, el proyecto supone la cobertura más amplia
posible de los juegos olímpicos celebrados en México.” (Leonardo
García Tsao. Ob. Cit. P. 17)
Realizó los documentales
Futbol México 70 (1970) y El
pueblo del Sol (1980). En 1971, realizó Los
días del amor / Gabriel, de
inspiración autobiográfica. Película que se “(...)
desenvuelve como una sucesión de episodios —sentimentales, graciosos,
pintorescos— que pintan un tiempo y un lugar específico. Así
recuerda Isaac la provincia mexicana de su niñez, con esas formas de hablar,
de comportarse, de reaccionar ante la mujer deseada o la violencia circundante;
por eso, la cinta no traiciona su registro discreto e intimista con un gran acontecimiento.
(...) Por otra parte, (...) ya se advierte constantes temáticas de su autor:
el bañarse —en el mar, en un estanque, en cualquier cuerpo de agua—
como una actividad placentera (...)” (Idem).
Posteriormente
realizó El rincón de las vírgenes
(1972), basada en dos relatos de Juan Rulfo; Tívoli
(1974), primera ficción situada en el Distrito Federal; Cuartelazo
(1976), cinta de corte histórico; Las noches
de paloma (1977), adaptación de Francisco Sánchez, del cuento
La boda del rey de Garbe, de Bocaccio; y Tiempos
de lobos (1981), producción independiente, por la cual recibió
el Ariel, en 1983, en la categoría
de mejor Guión Cinematográfico.
A fines de
1982, el presidente Miguel de la Madrid lo nombró director de cinematografía,
para luego hacerse cargo del recién creado Instituto Mexicano de Cinematografía
(IMCINE, del 26 de marzo de 1983 al 19 de febrero de 1986). “Uno de los
proyectos que se desarrollaron durante su gestión fue la adaptación
de Las batallas del desierto, la novela corta
de José Emilio Pacheco, que iba a ser dirigida por José Estrada.
Poco antes de iniciarse el rodaje en 1987, Estrada fallece de un infarto e Isaac,
ya libre del impedimento oficial, toma su lugar como bateador emergente”
(Idem). El proyecto fue rebautizado con el nombre de Mariana,
Mariana con guión de Vicente Leñero.
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Inicio del rodaje de
Mariana, Mariana (Dir. Alberto Isaac, 1986) CA. 1986. Ibid. P. 21 |
La siguiente realización de Isaac fue Maten
a Chinto (1989), filme tomado de un hecho real de la nota roja. Seis años
después realizó Mujeres insumisas
(1995) película basada también en un hecho real que cuenta la huida
de cuatro señoras de Comala que, hartas del maltrato de sus maridos, deciden
viajar por su cuenta a Guadalajara.
Antes de su muerte trabajaba
junto a su hijo, Claudio Isaac, en los guiones de las películas Señas
de identidad y Vicente y Ramona. La
primera basada en un texto de José Emilio Pacheco que aborda los acontecimientos
de los conflictos estudiantiles de 1968; y, la segunda, sobre una obra de Emilio
Carballido que narra la historia del Indio
Alonso.
Isaac Ahumada murió el 10 de enero de 1998
a causa de un paro cardiaco. Su hijo lo recuerda de la siguiente manera: “Alberto
Isaac ejerció muchos oficios, pero le tenía una adoración
especial al cine (...) Yo siento que él sabía que no había
logrado dominar del todo la expresión cinematográfica, a diferencia
del dominio extraordinario que poseía para la caricatura y el dibujo, con
una soltura maravillosa de la muñeca desde el primer trazo. Pero, ciertamente,
el cine fue su pasión de toda la vida (...) Su pasión por el cine
lo transformó de cinéfilo a cineasta y fue primordial, porque no
creo que nada le entusiasmara tanto como el cine” (Las
pasiones de Alberto Isaac. Una imagen crítica y filial. Por Claudio
Isaac, Tierra Adentro, publicación
mensual, octubre – noviembre 1998, No. 94. P. 29).