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IBÁÑEZ,
José Luis Orizaba, Veracruz, 1933 |
Foto de Duzko Velázquez
de la Rosa |
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uionista
y director de cine, director de teatro, traductor y catedrático de la Universidad
Nacional Autónoma de México. Su nombre completo es José Luis
González Ibáñez, pero desde 1956 es conocido sólo
como José Luis Ibáñez. Nació en la ciudad de Orizaba,
Veracruz, el 18 de febrero de 1933. Vive en la Ciudad de México desde 1946.
En
1954 fue alumno de la primera generación de la carrera de Teatro de la
Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Participó como ayudante
del director Alan Lewis en las obras El gran dios
Brown (1954) y Enterrar a los muertos
(1955). Colaboró con el grupo Poesía
en voz alta (1956-1960) a cargo de la Dirección Cultural de la UNAM.
A este grupo pertenecieron también Octavio Paz, Carlos Fuentes, Juan José
Arreola, Elena Garro, Juan Soriano, Leonora Carrington y Antonio Alatorre, entre
otros.
La experiencia de José Luis Ibáñez
como director teatral es larga y muy diversa. Comenzó en el año
de 1955 con la obra Tartufo. Entre su extensa
trayectoria destacan las siguientes puestas en escena: Asesinato
en la catedral (1957-1959), Las criadas (1959),
Don Quijote de la Mancha (1967-1969), El
vestidor (1983), El burlador de Sevilla
(1987), La verdad sospechosa (1989) y El
Divino Narciso (1998). Además, fue el realizador y traductor de
una serie de comedias musicales norteamericanas producidas y estelarizadas por
Silvia Pinal, Julissa o Angélica María: Pippin
(1974), Sugar (1975), Anita
la huerfanita (1979), Un gran final
(1982), La jaula de las locas (1992), ¿Qué
tal, Dolly? (1994-1996) y Hermanos de sangre
(1998), entre otras. En 1965, 1973 y 1989 fue nombrado Mejor Director del Año
por las Asociaciones de Críticos Teatrales de México.
En
el año de 1965 José Luis Ibáñez debutó como
director de cine gracias al Concurso de Cine Experimental convocado por la Sección
de Técnicos y Manuales del Sindicato de Cinematografía. La película
se tituló Amor, amor, amor / Las
dos Elenas (1965) y el guión fue escrito por Carlos Fuentes, basándose
en el cuento homónimo de su autoría. Poco tiempo después,
Ibáñez dirigió y adaptó la película Victoria
(1971) y realizó Las cautivas (1972).
José Luis Ibáñez ha dirigido diversos
programas para TV UNAM (1964-1967) y para Televisa: Las
suegras (1976).
En el año 2000, José Luis Ibáñez
tuvo a su cargo la cátedra “Rosario Castellanos”
en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Fue designado
Premio Universidad Nacional
en el área de Creación Artística y Extensión
de la Cultura en 2001. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores
del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y asesor en
las publicaciones teatrales del Fondo de Cultura Económica.
Es profesor de tiempo completo en el Colegio de Literatura Dramática
y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Allí mismo colabora en las Cátedras Extraordinarias
“Sor Juana Inés de la Cruz” y “Juan
Ruiz de Alarcón” (la cual coordina con la Doctora
Margarita Peña), y en la División de Educación
Continua. También imparte clases en el Centro Universitario
de Teatro (CUT) de la misma institución.
En julio de 2002 preparaba su puesta en escena
de la obra Darlo todo o no dar
nada, de Calderón de la Barca. La producción
estuvo a cargo de la Dirección de Teatro y Danza de la
UNAM.
Respecto
a su experiencia en el ámbito cinematográfico el autor comentó:
“Mi incursión en el cine se debió a un Concurso de Cine Experimental
convocado por el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica;
fue una magnífica oportunidad, una iniciativa muy noble pues realizaron
una promoción abierta a todos, incluso los actores no debían ser
profesionales, aunque todos los que entonces actuaron en mí película
después se establecieron en esta profesión. Yo entonces confundí
mi apasionamiento por el cine con mi capacidad de hacerlo. En esta oportunidad
[Las dos Elenas, 1965], la cercanía
con Carlos Fuentes, la amistad que teníamos, me permitió contar
con una historia de él. Era un momento en que la comunidad artística
colaboraba mucho entre sí. Gabriel Figueroa muy generosamente colaboró
en el proyecto y fotografió la película. Más tarde tuve otras
dos oportunidades de realizar cine, una con un guión que yo adapté
de una novela de Henry James, Washington Square;
pero yo no soy escritor, no tengo esa capacidad ni la he ejercido. La otra fue
porque me llamaron para dirigir una historia también de Fuentes, y adaptada
por Juan Ibáñez [Las cautivas,
1971]. Eso es todo lo que he hecho en el cine, es decir, un experimento muy novedoso
primero, y luego un gran riesgo profesional. Sin embargo, mi lugar estaba en el
teatro, yo escogí no aprender más de cine aunque la oportunidad
estaba ahí. Decidí dedicarme al teatro.” (Entrevista para
Escritores de cine mexicano sonoro, octubre
de 2001).