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GONZÁLEZ Ramírez,
Eulalio Piporro
Los Herrera, Nuevo León, 1923 |
Archivo fotográfico El
Nacional. INEHRM | |
ació
en Los Herrera, Nuevo León, el 16 de diciembre de 1923. Actor característico
del tipo cien por ciento norteño de México. En su niñez viajó
por varios estados del norte de la República en compañía
de su familia, ya que su padre era empleado de aduanas.
Estudió
contaduría y fue estenógrafo, pero sus inclinaciones artísticas
lo llevaron a imitar cantantes en la radiodifusora XEMR de Monterrey.
Aún
era muy joven cuando llegó a la Ciudad de México, con el propósito
de ingresar como locutor a la XEW, la cual en su decir: “en aquel entonces
era un castillo para todos los que habíamos empezado en provincia”
(A fin de cuentas, el Piporro y yo nos parecemos
mucho: Eulalio González. Primera parte. Por César Güemes,
El Financiero, sección cultura, 2 de
noviembre, 1995. P. 47.)
Su personaje El
Piporro fue creado para la serie radiofónica Ahí
viene Martín Corona (1948), transmitido por la XEW y protagonizada
por Pedro Infante. La serie fue todo un éxito. El público gustó
mucho de las aventuras del afamado Martín
Corona y de su escudero Piporro, viejo
sesentón del norte de la República, a quien debía caracterizar
–el por aquél entonces veinteañero— Eulalio González.
Tanto fue el éxito de la serie que Miguel
Zacarías la llevó al cine: Ahí
viene Martín Corona (1951). Si bien en la radio
Eulalio González era una ‘especie de padre de crianza
de Martín Corona’,
según palabras del propio actor, la imagen del joven
no correspondía a la de aquél escudero, por lo
que el maquillaje lo convirtió en el viejo simpático
y gruñón que el público había imaginado
al escucharlo por la XEW.
Poco tiempo después, fue el propio Pedro
Infante quien presentó al Piporro
en el Teatro Lírico
para que la gente lo conociera tal y como era. Luego de esa
temporada, vinieron las presentaciones en otros teatros de revista
y actuaciones en el cine.
Como
actor cinematográfico, ha filmado cerca de 55 películas, 30 en papeles
secundarios y 25 como protagonista. Entre las más conocidas destacan
Los santos reyes (Dir. Rafael Baledón, 1958);
La nave de los monstruos (Dir. Rogelio A. González,
1959); El rey del tomate (Dir. Miguel
M. Delgado, 1962) y El Pocho (Dir. Eulalio
González Piporro, 1969); por la que
obtuvo una Diosa de Plata. También
obtuvo un Ariel por Espaldas
mojadas (1953).
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MONSIVÁIS, Carlos. Rostros
del cine mexicano. México, Américo Arte Editores, 1999.
P. 107 |
Es autor de cerca de 100 canciones
tales como: El taconazo, Melitón
el abusón, Agustín Jaime,
Chulas fronteras, El
terror de la frontera y El ojo de vidrio,
cantadas y actuadas por él mismo con su estilo muy peculiar, que agradaba
a quienes en su momento las habían escuchado.
Eulalio
González, además, es autor de guiones cinematográficos como
El Pocho (Dir. Eulalio González Piporro,
1969). De esta película se dijo: “la película que Eulalio
González Piporro produjo, escribió,
actuó y dirigió, buscando más la taquilla, que a algún
crítico que se fijara en él como autor cinematográfico, continúa,
al menos por ahora recaudando pesos mexicanos…” (El
Pocho o el café con alma de blanco. Por José Carlos Méndez.
Cineclub, Año 1, No. 2, enero de 1971.
P.P. 46-47)
También como guionista, El
Piporro ha escrito muchas películas que él mismo ha interpretado,
como es el caso de El macho (Dir. Rafael Villaseñor,
1987), una sátira contra el machismo. Otras de sus historias, que ha escrito
para la pantalla grande esperan ser producidas. Tal es el caso de los guiones:
La barriada y El
hombre del acordeón. (¡Ajúa,
Pues! Piporro escribe guiones. Desea devolver la comedia a nuestro cine.
Por Tricia Becerril. El Sol de México,
sección de espectáculos, 10 de junio de 1987).
En
1999 Eulalio González presentó su libro Autobiogr…ajúa
y anecdo…taconario, donde según Carlos Monsiváis: “hay
decenas o centenares de refranes que inventa. Yo creo que desde la Edad Media,
nadie había inventado tantos refranes como él. Entre otros soportes,
su humor requiere de la agilidad magnífica para, por así decirlo,
improvisar la tradición”. (Piporro,
un gran improvisador de la tradición: Monsiváis. Por Arturo
García Hernández. La Jornada,
sección cultura, 28 de marzo de 1999. P. 28).
Por
último, El Piporro sintetiza así
su oficio como escritor de cine: “Un actor cómico no debe reducirse
a decir en el cine, teatro, radio o televisión, lo que a otra persona se
le ocurra escribir, sino participar en la confección de argumentos y hasta
de diálogos, para dar un punto de vista personal que se ajuste más
a la psicología del personaje por interpretar”. (El
Santo Rey de la pantalla grande. Por Jaime Ramírez. El
Financiero, sección espectador, 21 de noviembre, 1998. P. 48)