GARCÍA Travesí, Rafael
México, D. F., 1910
México, D. F., 1984

Foto proporcionada por la familia del escritor

 
scritor cinematográfico. Antes había sido diplomático y periodista. Rafael García Travesí nació en la Ciudad de México el 8 de abril de 1910. Murió en la misma ciudad, el 22 de marzo de 1984.

Guionista profesional, García Travesí escribió más de 150 historias para el cine, de las que destacan: La diana cazadora (Dir. Tito Davison, 1956); La caperucita roja (Dir. Roberto Rodríguez, 1959); Santo contra las mujeres vampiro (Dir. Alfonso Corona Blake, 1962); La Bandida (Dir. Roberto Rodríguez, 1962) y Viento negro (Dir. Servando González, 1965).

“García Travesí fue un diplomático que apoyó la candidatura presidencial de Juan Andrew Almazán en 1940, y en 1946 se unió a Ezequiel Padilla en su campaña contra Miguel Alemán. Una vez derrotado, Padilla se retiró discretamente del escenario, mientras que García Travesí mantuvo su objetivo de combatir al régimen. Se autoexilió en Los Ángeles y en la mejor tradición de los perseguidos políticos fundó El Angelino, un semanario desde el cual lanzaba vitriólicas críticas contra el régimen de Alemán (…)

“El ex diplomático fue uno de los pocos que incorporó el asunto del tráfico de narcóticos a sus escritos acusando abiertamente a diversos funcionarios. (…)

“El régimen alemanista desplegó una estrategia para eliminar al incómodo periodista” (AGUAYO Quezada, Sergio. La charola. Una historia de los servicios de inteligencia en México. Ed. Grijalbo / Raya en el Agua, México, 2001. PP. 83-84). La autoridades encargadas de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) trataron de neutralizarlo, le ofrecieron dinero, lo demandaron ante un tribunal angelino por ‘difamación y libelo’, acusación que no prosperó, hasta que finalmente lo acusaron de bigamia. “En un escrito de octubre de 1948, la Secretaría de Relaciones Exteriores ordenó a la embajada mexicana en París que obtuviera copias certificadas del matrimonio y el divorcio de García Travesí. (…) Cuando tuvieron la documentación sobre los tres matrimonios que había tenido el periodista, (…) utilizaron entonces el entendimiento que siempre ha existido entre los aparatos de seguridad de México y Estados Unidos. Las autoridades migratorias estadounidenses detuvieron a García Travesí y de manera sumatoria lo deportaron a Tijuana donde fue entregado a un grupo de agentes de la DFS. (…) Aunque los agentes de la DFS no lo golpearon, sí simularon un fusilamiento” (Ibid, P. 85).

Estuvo preso en Pachuca, Hidalgo, del 30 de junio de 1949 al final de 1952, cuando Alemán dejó la presidencia.

A partir de 1952, hasta su muerte en 1984, el escritor se dedicó a crear historias para ser contadas en el cine. Siempre polémico e inconforme, en 1966 el escritor declaraba que en México no se reconocía el esfuerzo de los argumentistas: “Con voz pausada pero enérgica García Travesí señaló los problemas a los que se enfrenta el escritor de cine, ignorado y explotado en muchas ocasiones por quienes manejan la producción cinematográfica de nuestro país.

“Cuando yo comencé a escribir para cine —explicó— los productores me pagaban lo que ellos querían: pero cuando obtuve una posición económicamente más desahogada, las cosas cambiaron. ¿Por qué cuando nos ven hambrientos nos explotan más que cuando vivimos por lo menos decorosamente? Y continuó diciendo: Hay escritores de la calidad de Luis Alcoriza y principalmente de Ricardo Garibay, un hombre de gran cultura, literato de altos vuelos, que ha captado ya la función del cine (…) y no son reconocidos.

—¿Y cuál es, según su opinión la función del cine?

—El cine desgraciadamente es un negocio, una industria. Es un arte dedicado a divertir y no a enseñar, como pretenden muchos que sea. Yo también quise escribir para el cine, historias con mensaje, culturales, pero al percatarme de que el cine tiene como fin divertir, tuve que rectificar mi concepto y encontré la vena popular… luego vinieron las películas de Ana Luisa Peluffo , que produjeron magníficas entradas para los productores; luego La Bandida y hace poco Viento negro.
[Entre las películas que protagonizó Ana Luisa Peluffo y de las cuales García Travesí escribió las historias, tenemos: La ilegítima (Dir. Chano Urueta, 1955), El seductor (Dir. Chano Urueta, 1955) y Besos prohibidos (Dir. Rafael Baledón, 1956)].

—Entonces ¿el principal obstáculo de los escritores es la falta de dinero?

—No sólo eso. El escritor no tiene alicientes de ninguna clase. ¡Ni siquiera se les reconoce el esfuerzo! Cuando una película resulta buena, todos los honores se los llevan el director y los actores. Por ejemplo, Servando González; duró un año para hacer Viento negro porque los adaptadores que tenía no lo dejaban satisfecho con el guión cinematográfico. Cuando yo me encargué de la adaptación, hizo la película. Sin embargo, después de estrenada la película él recibió los elogios, la historia sirvió para colocar definitivamente a Enrique Lizalde y David Reinoso [los protagonistas], pero yo… nadie habló de la historia.

—¿Usted se queja de la situación de la que habla?

—Yo no me quejo pero sí protesto por mis compañeros. De 1963 a 1966 he ganado, escribiendo historias para el cine, un millón doscientos sesenta mil pesos. Tengo 44 películas por estrenar y muchas ya explotadas. Con esfuerzos he construido mi casa y creo que estoy en una posición más o menos desahogada, pero otros compañeros no (…). Y finalizó diciendo: ¿Qué harían los productores, los directores y los actores si no hubiera asuntos, historias?” (Rafael García Travesí escribe un argumento sobre Tata Vasco: lo filmará en coproducción. Por Reynaldo Zúñiga. El Heraldo, 13 de agosto de 1966).

Rafael García Travesí atiende al actor Ignacio López Tarso.
Foto proporcionada por la familia del escritor.

Al terminar el sexenio del presidente Echeverría, García Travesí se propuso regresar al cine. Estaba ausente porque según el escritor había favoritismo y proteccionismo: “Estos trajeron una cauda de advenedizos, que sin profesionalismo y sin experiencia, desplazaron a los que con su capacidad y esfuerzo lograron hacer del cine mexicano una industria prestigiosa, que inclusive muchas de nuestras producciones dieron a conocer a México en el extranjero, pero desde el punto de vista positivo (…)

El escritor confío que entregó a la productora estatal CONACINE, una historia cuyo tema es sobre un western, pero no a la mexicana, sino del auténtico Oeste estadounidense, que tituló Con la muerte en ancas. El propósito —según él— es tratar de internacionalizar nuestro cine”. (Regresó al cine porque han terminado los favoritismos: García Travesí. Por Agustín Gurezpe. Excélsior, sección B, 16 de marzo de 1978. P. 14)

En otro momento, García Travesí criticó a los productores: “El afán de ciertos productores del cine mexicano por hartarse de dinero con temas pornográficos y de mal gusto, ha degenerado los gustos del cinéfilo (…). Señaló además que su guión titulado originalmente Las muñecas de la marquesa, que escribió para Rogelio Agrasánchez y dirigido por Alejandro Galindo fue totalmente deformado bajo el título Las del talón. Ante esta situación —dijo— exigí el retiro de mi crédito de la pantalla y que fuera suspendida su exhibición, pero esto no se pudo lograr, pese a la intervención en mi favor de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM) (…)”. (El afán de enriquecimiento de los productores con filmes pornográficos, degenera al público. Por Agustín Gurezpe. Excélsior, sección B, 14 de septiembre de 1978. P. 13)

Rafael García Travesí (en segundo término) al lado del actor Pedro Armendáriz
Foto proporcionada por la familia del escritor.

Por otro lado, García Travesí “cuando ingresó al cine para convertirse en el mejor pagado argumentista de su tiempo, se interesó tanto por el sindicalismo que incluso llegó a alimentar la ambición de ser ungido como secretario general del comité central del STPC [Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica].

“Luego fue director [de cine] fugaz [no se pudo precisar cuáles películas dirigió], manejó los intereses fílmicos de El Santo, se peleó con medio mundo —era su naturaleza—, y recientemente había sido agraciado con las prestaciones sociales de la Sección a la que pertenecía, y luego por la Sociedad de Escritores (…)” (Muerte de un cineautor. Por Fernando Morales Ortiz. Esto, 24 de marzo de 1984. P. 20).

Rafael García Travesí fue miembro de la Sociedad General de Escritores de México, SOGEM. Su registro data del 30 de noviembre de 1967.

Prolífico escritor de historias para ser contadas en el cine, se inició en 1952 y continuó hasta el año de su muerte (1984). Dentro de su filmografía, la cual aparentemente supera los cien títulos [aunque nosotros sólo damos cuenta de 98], destaca: Viento negro (Dir. Servando González, 1964-1965), película altamente apreciada por la crítica que en su momento, acaparó 8 de los Ónix otorgados por el Instituto de Cinematografía de la Universidad Iberoamericana. Entre los premios para Viento negro también estuvo el Ónix para la mejor adaptación.

Otras películas que hay que destacar de su amplia filmografía son: Sombra verde (Dir. Roberto Gavaldón, 1954); Los amantes (Dir. Benito Alazraki, 1956); El impostor (Dir. Emilio Indio Fernández, 1956); Caperucita roja (Dir. Roberto Rodríguez, 1958); La bandida (Dir. Roberto Rodríguez, 1962), así como varias películas que protagonizó El Santo.