ESTRADA Rodríguez, Luis
México, D. F., 1962

Telemundo. No. 52, marzo / abril, 2000

 
roductor, director, sonidista, editor y guionista. Nació en la ciudad de México el 17 de enero de 1962. Hijo del también cineasta José El Perro Estrada frecuentó los Estudios Churubusco desde los ocho años. En el inicio de su carrera cinematográfica, Luis Estrada fue asistente de dirección de su propio padre, así como de Felipe Cazals, Arturo Ripstein y José Luis García Agraz. Ingresó simultáneamente a la Facultad de Filosofía y Letras y al CUEC (Centro Universitario de Estudios Cinematográficos / UNAM).

Su primera incursión como realizador fue con el cortometraje Recuerdo de Xochimilco en 1981, el cual escribió y dirigió. Un año más tarde realizó otro corto: Andante Spianato (1982). En 1988 produjo y dirigió Camino largo a Tijuana, su primer largometraje, el cual estuvo nominado al Ariel de Plata 1989, en la categoría de Mejor Ópera Prima. Le seguirían Bandidos (1990) y Ámbar (1993).

Ámbar fue ganadora de cuatro Arieles de Plata en 1994: Mejor Fotografía (Emmanuel Lubezki), Escenografía, Efectos Especiales y Maquillaje. Además, premios a la Mejor Fotografía y a la Mejor Banda Sonora (Santiago Ojeda) en el Festival de Cine Fantástico de Sitges, España, 1994. En el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano, La Habana (Cuba), ganó el premio a la Mejor Dirección Coral Artística (Bridgitte Broch) 1994.

Sin duda, una de las películas más controvertidas de Luis Estrada y que más atención trajo, debido a la temática y la forma de abordarla, fue La Ley de Herodes (1999). La cinta está ubicada en el sexenio de Miguel Alemán, específicamente en el año de 1949, en un pueblo llamado San Pedro de los Saguaros. “La ley de Herodes (sin más rodeos, ‘o te chingas o te jodes´) es una comedia negra [...] que describe el ciclo de una educación política –el partido oficial como escuela nacional de corruptos-, en el que uno tras otro, los alcaldes priístas llegan como políticos ingenuos y honestos a un mismo pueblo perdido, San Pedro de los Saguaros, para terminar aceptando (y aprovechando) las reglas del juego institucional. [...] La película, calificada de antipriísta, en realidad satiriza también a otros partidos, al PAN por su nombre, y encarnado en la doble moral y puritana del doctor Morales [...], y al PRD, aludido aquí como Partido de la Revolución Verdadera”. (La ley de Herodes, una impugnación al autoritarismo. Por Carlos Bonfil, La Jornada. 18 de febrero de 2000, p. 27)

La ley de Herodes fue premiada en el Festival Sundance 2000, como la Mejor Película Latinoamericana.