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CRUZ, José
Guadalupe
Teocaltiche, Jalisco, 1917
Los Ángeles, Estados Unidos, 1989
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AURRECOECHEA, Juan
Manuel y BARTRA, Armando.
Puros Cuentos III. Historia
de la Historieta en México 1934-1950.
P. 433
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ibujante,
editor de historietas y fotonovelas de inmenso éxito;
además de actor y guionista, nació en Teocaltiche,
Jalisco en 1970. José Guadalupe Cruz era llamado el
amo del arrabal y esta compenetración se refleja en
las películas en las que participó: “Cuando
José G. Cruz, personifica al aventurero Manos de Oro,
acompañado por Roberto Romaña en plan de Carta
Brava, se traslada del Kasbah tepiteño al fastuoso
Waikiki, donde María Antonieta Pons en el papel de
Sandra la rumbera trata de seducir al impávido Johny
Carmenta-Orol, la realidad más improbable y la más
gozosa fantasía se entreveran”. (El
Mensajero del alma del arrabal.
P. 433. Puros Cuentos
III. Historia de la Historieta en México 1934-1950.
México, Grijalbo / Consejo Nacional para la Cultura
y las Artes, 1994)
Monero precoz, debutó
a los dieciocho años con la serie Dr.
Benton (Paquín, 1934).
Se desempeñó como argumentista, escultor, pintor,
fotógrafo, y fue autor de más de 20 guiones de
cine y de numerosos radioteatros, así como actor radiofónico
y cinematográfico. Como actor de cine debutó en
Espuelas de oro (Dir. Agustín
P. Delgado, 1947). En películas subsecuentes cumplió
las funciones de argumentista, guionista y actor; tales fueron
los casos de La bandida
(1948), Dos almas en el mundo
/ Tango (1948), Carta
brava (1948) y Dancing
/ Salón de baile
(1950), entre otras.
En 1943 empezó a utilizar
la técnica del montaje en la serie-historieta Ventarrón
y, a mediados de los cincuenta, cuando concluye la época
de los pepines, Cruz realizó
una gran producción de historietas y fotocomposiciones.
Entre ellas destacan: Carta Brava,
Percal, Tango,
Ventarrón, Tenebral,
Adorable Espejismo, Encadenados,
Remolino, Dancing,
Revancha, Niebla,
Duke As, Señora,
y Sin Rumbo. También
en ese año, Tenebral, que se anunciaba como “la
obra que apasionó a México”, se convirtió
en una radionovela transmitida a diario por la XEOY. Stella
Inda y el propio Cruz se encargaron de los papeles protagónicos.
Aurrecoechea y Bartra, estudiosos
de las historietas en México, señalan algunos
rasgos claves de la técnica de Cruz: “En su perpetua
urgencia de argumentos, Cruz no se detiene ante el saqueo. Adapta
toda clase de cuentos, novelas y leyendas, y traslada a las
viñetas varias películas de éxito (…)
La utilización de fotogramas de los filmes en las versiones
moneras hace pensar que él o su editor, tenían
convenios con las distribuidoras cinematográficas, y
sugiere que el cine y la historieta de la época, lejos
de competir entre sí, eran cómplices en el asedio
de los espectadores”. (Ibid. P. 438)
En 1948, Carta
Brava fue adaptada al cine bajo la dirección de
Agustín P. Delgado. En ella Cruz personificó a
Héctor, el policía que trata de capturar al antihéroe.
El personaje —siempre interpretado por Romaña—
sobrevivió a Pepín
y, en la década de los cincuenta, resucitó en
la historieta Carta Brava contra
los Monstruos Luchadores, transformado en una especie
de Santo sin máscara.
Después de haber colaborado
con los realizadores Agustín P. Delgado y Chano
Urueta, Cruz participó como argumentista en Amor
salvaje (Dir. Juan Orol, 1949), de la cual fue argumentista.
Posteriormente, escribió el guión de la película
Cabaret Shanghai (Dir. Juan
Orol,1949), en la cual el director interpretaba al hampón
Tony Carmenta,
acompañado de Roberto Romaña —protagonista
de innumerables fotonovelas y amigo de José G. Cruz—,
en el papel de Alfredo, y Rosa Carmina, en el papel de la rumbera
Mary Ruth. En 1950 se filmó ¡Qué
idiotas son los hombres!, estelarizada por Rosa Carmina,
y, ese mismo año, Orol llevó a la pantalla la
historia de Percal, uno
de los más exitosos fotomontajes de Cruz. Para su adaptación
cinematográfica, la trama fue dividida en tres episodios:
El infierno de los pobres,
Perdición de mujeres
y Hombres sin alma.
Respecto a su labor como guionista
y argumentista el afamado director del cine de gangsters
Juan Orol dijo: “José G. Cruz es un profundo conocedor
del hampa en México, tiene mucha experiencia de la ‘movida
del barrio’, como la llama él y escribía
unos argumentos preciosos.”
En lo que se refiere a su trabajo
de historietista, José G. Cruz encontró en el
collage un estilo creativo
y personal que amplió notablemente su capacidad expresiva,
además de que le permitió producir a una velocidad
pasmosa. Su técnica fue innovadora en el campo de las
historietas: “José G. Cruz, Ramón Valdiosera
y otros dibujantes mexicanos inventaron la historieta de fotomontaje
en 1943, cuatro años antes de que los editores Rizzoli,
Mondadori y Del Duca publicaran en Italia los primeros fummetti.
Pero además, la fotonovela europea se origina en la traslación
de películas al lenguaje del cómic, empleando
los fotogramas como viñetas, mientras que Cruz y sus
compañeros —que también hacen eso—
desarrollan paralelamente una técnica muy creativa, que
tiene que ver más con el collage y la fotocomposición
[…]”. (Ibid. P. 453)
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AURRECOECHEA, Juan
Manuel y BARTRA, Armando. Ob.Cit. P. 449
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Hacia finales de 1951, José
G. Cruz, ya dueño de su propia editorial, dio vida a
un nuevo personaje, Santo, el Enmascarado
de Plata: “se iniciaba en octubre de 1951 uno de
los ejercicios de historietas más exitosos de los que
se tiene memoria en México, impulsor de uno de los grandes
mitos de la cultura nacional: Santo ‘El Enmascarado de
Plata’, héroe del pancracio, del cine y de una
historieta particular, [donde también utiliza la técnica
del montaje, el fotomontaje] (...)” (El
Santo en las historietas. Por Mauricio Matamoros Durán.
Somos Uno. Año 10, No. Especial 2, octubre de
1999. P. 55). Al año siguiente nació la versión
fílmica del personaje, más famoso y popular de
la lucha libre en México. René Cardona realizó
El enmascarado de plata,
con guión del costarricense Ramón Obón
Arellano, sobre un argumento del propio Cruz.
Esa fue la única participación
de José G. Cruz en las versiones fílmicas del
Santo. Sin embargo, fue
el inicio de una de las sagas más exitosas del cine mexicano.
“Por su parte, la mancuerna historietista-luchador se
mantuvo vigente hasta la década de los setenta, cuando,
por cuestiones monetarias y una serie de demandas legales infructuosas
de ambas partes, el Santo dejó de participar en la popular
historieta, aunque José G. Cruz, en calidad de creador
de la historieta y del mote ‘El Enmascarado de Plata’,
continuó con la revista hasta su abrupto fin en 1980”
(Ibid. P. 58). Inmediatamente después, cerró la
editorial y se autoexilió en Los Ángeles, California,
donde murió casi en el olvido a finales de la década
de los ochenta.