CASILLAS Rábago,
Jaime Humberto
San Miguel el Alto, Jalisco,
1936 |
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Foto proporcionada por el escritor
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irector,
guionista, argumentista, productor, actor, escritor, crítico
y funcionario. Nació en San Miguel el Alto, Jalisco,
el 19 de diciembre de 1936. Es hermano de los actores Gregorio
Casal y Mario Casillas. Cursó la licenciatura en Letras
Españolas en la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), además de un año de Leyes en la Facultad
de Derecho.
Desde muy joven se aficionó
al cine "y aunque no le permitían ver trabajar a
los cineastas prestigiados, se las ingenió para acercarse
a ellos y empezar a colaborar a su lado [...] ‘he sido
empecinado toda la vida, y el círculo cerrado de la industria
cinematográfica poco a poco se fue abriendo’. [...]
tuvo la suerte de que Felipe Cazals le comprara la historia
El jardín de tía
Isabel (1971), cinta que le abrió las puertas
y proporcionó la posibilidad de dirigir los primeros
cortometrajes. Su naturaleza inquieta le ha empujado a incursionar
en el terreno del teatro como dramaturgo, pero su pasión
por el cine no le deja mucho tiempo libre para otras actividades".
(Jaime Casillas hará un
film en Náhuatl. Por Ofelia Salgado. El
Sol de México. 5 de diciembre de 1986)
En 1958 obtuvo el Premio
Regional D. F. y el Premio
Nacional de Teatro por su obra teatral Opus
número uno, ambos convocados por el Instituto
Nacional de Bellas Artes (INBA). Fue crítico de teatro
en El Nacional y subdirector
de información de la agencia AMEX. Escribió con
Julio Alejandro de Castro el argumento de El
jardín de tía Isabel (1971). En 1975 dirigió
su primera película, con guión de su autoría,
Chicano, por la cual fue
nominado al Ariel en la
categoría de Ópera
prima, de la cual resultó ganador; su segunda
película, Pasajeros en tránsito
(1976), a pesar de haber sido realizada para el Estado, intentaba,
al igual que su filme debut, hacer crítica social y política.
Su tercer largometraje, Memoriales
perdidos (1983), fue realizado de manera independiente
y trató de ser una reflexión sobre la historia
de México en la época de la conquista y colonización.
Obtuvo dos Arieles (1985-1986)
en las categorías de Argumento Original y Guión
Cinematográfico, respectivamente. Participó como
actor en Mentiras piadosas
(Dir. Arturo Ripstein, 1988) y en Fray
Bartolomé de las Casas / Leyenda
Negra (Dir. Sergio Olhovich, 1992).
![](retrato2.jpg) |
Pedro Armendáriz Jr. entregando
el Ariel a Jaime Casillas en 1986
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Ha sido presidente
del Jurado de la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas
y dirigente sindical en la sección de Directores y en
la de Autores del Sindicato de Trabajadores de la Producción
Cinematográfica (STPC). Fue promotor del polémico
"Plan Casillas", el cual consistía en un acuerdo
entre doce cineastas y la Secretaría de Gobernación
"para financiar 12 proyectos fílmicos con auxilio
de los productores privados, y [para trabajar en] las nuevas
alternativas de producción que impone la crisis económica
y la 'falta de voluntad política', como alguna vez llamó
Alberto Isaac, director fundador del IMCINE (Instituto Mexicano
de Cinematografía), al desinterés gubernamental
en el sector". (El
"Plan Casillas" de producción fílmica
suscita entusiasmos e impugnaciones.
Por Héctor Rivera. Proceso.
Año II, No. 592, 7 de marzo de 1988. PP. 58-59)
Imposibilitado para filmar, entre
otras películas, Monumentum,
su proyecto acerca del golpe de estado de Victoriano Huerta,
en los últimos años Casillas ha tenido que realizar
cintas genéricas patrocinadas por la iniciativa privada.
En 1986, después de haber obtenido dos Arieles,
anunció que tenía listos dos guiones: "el
primero, narra una historia de la época de la conquista
situada en el siglo XV, específicamente cuando Moctezuma
asume el poder [...] El segundo, que toca el tema de la humanización
de un hombre, vía la historia de un científico
norteamericano de ascendientes irlandeses y mexicanos, cuyo
trabajo en la NASA, lo ha convertido en una persona fría
y calculadora." (Jaime Casillas
hará un film en Náhuatl. Ob. cit.)
Jaime Casillas, que siempre buscó
nuevas alternativas en la temática fílmica, menciona
que "cada historia da su propia dimensión, es una
nueva aventura y un reto a enfrentar, cada vez diferente y atractivo.
No me gusta seguir una misma línea o temática,
prefiero probar nuevos caminos, para no caer en el concepto
de mi apellido y encasillarme". (Idem)
El 25 de agosto del 2000, junto
con Rafael Perezgrovas, Gabriel Retes, Raúl Ramírez
y Marcela Fernández Violante, Casillas fue galardonado
con la Medalla de Plata
al Mérito del Director, por sus 25 años de trayectoria
"y de batallar para hacer un cine que —ya sea comercial
o personal— parecería estar pasando por un mal
rato desde tiempo atrás. Realizadores de generaciones
muy distintas, de inquietudes y compromisos dispares, los cinco
galardonados coincidieron en su entusiasmo por el reconocimiento,
también en reconocer que este tipo de sucesos fortalecen
las ideas y el apoyo de una industria que lo necesita".
(Cineastas mexicanos recibieron
la Medalla de Plata al Mérito del Director, por 25 años
de trayectoria. Por Mauricio Matamoros. Unomásuno.
Sección de cultura, 27 de agosto del 2000. P. 30)
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Foto proporcionada
por el escritor
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Entrevistado para Escritores
del Cine Mexicano Sonoro, el 20 de abril del 2001, Jaime
Casillas habló sobre el trabajo creativo del guionista.
A la pregunta sobre la naturaleza de la escritura para cine,
contestó: “es la dramaturgia que debe llevar una
película. En esencia lo que el guionista hace, es mirar
dramáticamente una situación por medio de las
imágenes de la época”. Al abundar sobre
su “fascinación” [por la gran libertad de
poder contar una historia en todos los ambientes que necesite
la acción dramática], Casillas se refirió
a la influencia que el cine tuvo en los novelistas contemporáneos:
“su sistema narrativo influyó a los novelistas.
Cuando vieron el cine, los propios novelistas comenzaron a escribir
distinto. Cambiaron el sistema de escritura de la novela y la
convirtieron en escenas, en secuencias de orden cinematográfico:
visuales prácticamente”. Finalmente, al valorar
el lugar que ocupa el guión dentro de la cinematografía,
el realizador expresó que, “si queremos hacer industria,
necesitamos del guión cinematográfico, que es
el material indispensable para poder hacer un trabajo industrial.
[...] es muy difícil [hacer una película sin guión]
y conlleva muchísimos problemas de producción
(...) No creo que una industria se arriesgue a trabajar bajo
ese sistema”, concluyó.