CARRERA González, Luis Carlos
México, D. F., 1962
Viceversa. Edición especial, No. 29, octubre de 1995. P. 10  

irector, guionista, animador y dibujante. Carlos Carrera realizó sus primeros cortometrajes de animación a los 12 años de edad con una cámara Super 8 prestada, para lo cual utilizó muñecos de plastilina que elaboró él mismo. Continuó filmando cortos de animación, debido en buena medida, a la libertad que este medio le permite. Para 1981, año en que ingresó a la Universidad Iberoamericana a estudiar Ciencias de la Comunicación, había realizado ya aproximadamente 25 cortometrajes.

En 1985 se incorporó al Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), donde estudió realización de cine, sin dejar de filmar de manera independiente. Para él, 1988 fue particularmente fructífero: realizó dos documentales y cuatro cortometrajes de animación, entre los que destaca Malayerba nunca muerde. Al finalizar, recibió la oportunidad de filmar su primer largometraje, al resultar ganador con su proyecto, en el Concurso de Óperas Primas organizado por el CCC. El resultado de este esfuerzo fue La Mujer de Benjamín (1990), acreedora a más de 20 premios nacionales e internacionales. En septiembre de 1995, el Tercer Festival Internacional de Escuelas de Cine y la Cineteca Nacional organizaron la exposición Carlos Carrera Cuadro a Cuadro, una selección de su trabajo gráfico, producto de sus animaciones para cortometrajes, la cual fue acompañada por un documental homónimo realizado por Juan Carlos Rulfo.

La producción de Carlos Carrera abarca largometrajes de ficción, documentales y numerosos cortometrajes de animación. Más allá del género y la técnica que ha utilizado en ellas, sus películas se caracterizan por poseer una anécdota sencilla, un estilo austero y personajes entrañables: “La intención de mis películas es casi retratista, involucrada en todo aquello que me afecta, lo que me golpea, pero que a veces puede resultar ingenuo en comparación a lo que a diario vemos en los periódicos o en la televisión”. (El cine mexicano, como industria, ya no tiene futuro. Sólo se puede hablar de películas: Carlos Carrera. Ovaciones, sección de espectáculos, 22 de julio de 1996. P. 4)

Al referir sobre las historias que le gusta retratar, Carrera destacó que: “A mí siempre me han gustado las historias de gente sola (...) particularmente me interesan las historias donde se dan relaciones que no son sanas, me gusta descubrir la enfermedad emocional y mental de la gente, enfermedad que está presente en todos los seres humanos.

Aspiro no sólo a provocar la angustia de los espectadores, deseo despertar todos sus sentimientos, atacar sus emociones, para que se conmueva con lo que ve en la pantalla”. (Carlos Carrera: Cuadro a cuadro. Proyecto del Tercer Festival Internacional de Escuelas de Cine y la Cineteca Nacional. Exposición. Galería Gunther Gerzso. Folleto de presentación. Septiembre 28-Diciembre 3, 1995)

Por la difícil distribución del cortometraje, la mayor parte de su producción no es muy conocido, con excepción de El héroe, el cual, además de recibir la Palma de Oro en Cannes (1994), tuvo una recepción muy favorable entre la crítica. Por otro lado, Carlos Carrera manifiesta no tener interés en trabajar en Hollywood pese a los recursos de los que dispondría allá, debido a que considera que en México aún hay muchas historias por filmar. En junio del 2001 Carrera tenía en su haber tres proyectos: De la Infancia, con guión de Fernando León, Silvia Pasternac, donde él participa en el guión; El crimen del padre Amaro, con guión de Vicente Leñero y El magias, un cortometraje de animación.

Entre los Premios que ha recibido por su trabajo de escritor de cine se encuentran:
Sin remitente: Diosa de Plata al Mejor Guión; Un embrujo: Ariel a Mejor Adaptación de Guión.

Entrevistado para Escritores del Cine Sonoro Mexicano (Junio de 2001), el cineasta manifestó lo siguiente:

—¿Por qué escribes guiones, porque te gusta o por qué faltan guionistas?

—Es por la necesidad de contar las historias y hacerlas propias y creo que la escritura no es un trabajo aislado: No se puede dividir la historia que sale en pantalla del proceso de filmación y construcción cinematográfica; por eso me gusta escribir los guiones. En los cortometrajes, en donde se puede uno brincar las reglas de la narrativa dramática clásica, siempre hago yo los guiones, mientras que en ficción trabajo con colaboradores. [...] No sólo es por necesidad que escribo guiones, sino que es parte de una necesidad [creativa], como dirigir.

—En el resultado de la obra, es decir en la película, hay una mirada sobre el mundo. ¿Esa mirada la proyectas desde el guión?

—Lo primero es la mirada del mundo, y esa opinión que tienes sobre un asunto o sobre el comportamiento humano es el punto de partida para empezar a construir [una historia] [...]. Es decir, la mirada es incluso anterior a la escritura del guión y queda plasmada en el guión.

—¿Cómo vas avanzando en la escritura de un guión? En literatura, por ejemplo, las palabras te van llevando. ¿en los guiones es así o son las imágenes o los personajes?

—[...] muchas veces las imágenes aparecen antes y lo que trato de hacer es forzar o encontrar un pretexto para mostrar la imagen que me llegó. [...] a veces provoca que las historias no funcionen; de repente hay caprichos visuales que entorpecen la narración. [...] el peso no está en el lenguaje, en el sentido de las palabras, sino en la relación de las imágenes.

—¿Qué hace que elijas una novela para llevarla al cine?, ¿qué tiene que tener esa novela?

—[...] hay dos maneras: Eliges una novela para llevarla al cine o existe la oportunidad de adaptar una novela y la haces tuya. Un ejemplo del primer caso es Un embrujo, que es una serie de cuentos de Marcel Sisniegas y a mí me interesó adaptarla. [...] Marcel entrevistó a un señor viejito en Progreso, Yucatán, y el viejito le contó muchas historias y muchas mentiras y él las transcribió. A partir de este material empecé a trabajar el guión, Marcel me ayudó. Luego se atoró, y finalmente, con base en lo que llevábamos y la idea que yo tenía, se incorporó [para trabajar el guión] Martín Salinas.

La vida conyugal entraría dentro de la segunda categoría, ya tenían los derechos y me ofrecieron llevarla al cine. Creo que lo que me gusta de una novela es que los personajes sean interesantes, que sean complejos. De hecho, las películas que he realizado no tienen una gran anécdota, no creo que las historias en sí mismas sean lo suficientemente atractivas. [...] Normalmente, al final, las películas no se parecen a las novelas de las que parten y eso está muy bien. ¿Para qué vas a ver una película que es una novela ilustrada? Si ya leíste la novela, la película siempre va a ser más pobre.

—¿Sientes que es más tuya una película cuyo guión creaste desde la idea inicial, que aquélla cuyo guión fue adaptado de una novela?

—Una película cuesta tanto trabajo que, [finalmente] siempre la haces tuya, pero creo que cuando generas una idea desde el principio, todo es más fácil. Es distinto conocer todo el proyecto desde el origen, que llegar con el trazo del camino al lado, meterte y luego tratar de jalar el camino para donde tú quieres. Aun así, el resultado final es una película propia, aunque haya sido un encargo o con un guión de otra persona.

—¿En el caso de El héroe, que es una animación sin diálogos, ¿cómo construyes ese guión “sin palabras”?

—A partir de una idea. En ese guión en concreto, a partir de la impresión de lo que es viajar en metro, busqué un pretexto dramático [...] y me puse a jugar con las posibilidades de un encuentro en el metro: Qué cosas pueden suceder. Jugué con varias posibilidades y llegué a esta solución, lo demás es un marco argumental para contar esa historia, esa no-relación que se da. Primero tuve la historia y luego hice los dibujos: De hecho, la morfología de las caritas del héroe cambió mucho hasta encontrar la que fuera apropiada para contar esa historia, sus rasgos se fueron definiendo a lo largo del trabajo, siempre a partir de una historia bien definida o un guión bien definido.

Escena del cortometraje El héroe,
dirigida por Carlos Carrera

—¿Siempre trabajas con guiones bien definidos?

—Nunca. Bueno, en El héroe sí. En Malayerba no se hizo guión, no hay una trama, sino que son situaciones sueltas que le ocurren a un personaje; pero en general cuando llegas a filmar siempre tienes el guión bien escrito. Aunque siempre hay transformaciones sobre la marcha. En largometrajes, las modificaciones siempre se dan con base en una idea clara de guión, así no hay distracciones. [...]

—¿No te ha ocurrido que tienes un guión y en el momento de filmarlo te das cuenta de que no está acabado y tienes que hacerle modificaciones grandes?

—En Sin remitente pasó eso, también porque tuvimos muy poco tiempo para escribir el guión. Tuvimos que cambiar el final y agregar una escena en la mitad que era fundamental. En el guión inicial la película era más ingenua, y no fue sino hasta el momento de estar filmando, que nos dimos cuenta de que era necesario incluir una secuencia que no estaba; pero es parte de la escritura del guión, no importa que sean cinco minutos antes de la filmación o un año antes. También en la edición puedes cambiar cosas, sacar personajes o reordenar todo. El guión no está acabado hasta que no terminaste la película.

—Entonces no se puede pensar en el guión fuera de la película.

—No, porque además no tiene sentido un guión fuera de una película, no es una obra literaria [...].

Su película El Crimen del Padre Amaro, estrenada en cartelera en agosto de 2002, obtuvo la nominación como Mejor Película Extranjera en la edición número 75 de los premio Oscar, junto con Hero de China, The Man without a Past de Finlandia, Nowhere in Africa de Alemania y Zus & Zo de Holanda.

GUIÓN PUBLICADO

CARRERA, Carlos e ORTIZ, Ignacio. La mujer de Benjamín. Introducción de Eliseo Alberto. México, Ediciones El Milagro-DICINE, 1993. 79 P.P.