ARREDONDO, Inés
Culiacán, Sinaloa, 1928 México,
D. F., 1989 | |
| Archivo fotográfico del
CONACULTA-INBA y del CNIPL |
uentista.
Nació en Culiacán, Sinaloa, el 20 de marzo de
1928. Murió el 2 de noviembre de 1989. Su nombre completo
fue Inés Amelia Camelo Arredondo. Hizo estudios de biblioteconomía,
arte dramático y letras en la Facultad de Filosofía
de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM). Obtuvo el grado de maestra en lengua y literaturas españolas,
con una tesis sobre el Acercamiento
al pensamiento artístico de Jorge Cuesta. En 1962
obtuvo la beca Farfield Foundation de Nueva York, y de 1961
a 1962, la del Centro Mexicano de Escritores. Viajó por
Europa y los Estados Unidos y residió, con Tomás
Segovia, en Montevideo (1963-1965). Fue maestra varios años
en escuelas preparatorias; trabajó en el departamento
de prensa de la UNAM y colaboró con cuentos y crítica
literaria en suplementos culturales y en revistas literarias
de la Ciudad de México tales como: Universidad
de México, Revista
de Bellas Artes y Revista
Mexicana de Literatura.
Inés
Arredondo se destacó en el mundo de las letras como una excelente cuentista,
con sus dos libros, La señal (1965)
y Río Subterráneo. Con este
último obtuvo el premio Xavier Villaurrutia
en 1980. En él logra desarrollar la realidad profunda de los sentimientos
contradictorios del ser humano. La forma en que trata los temas de la soledad
y el papel de la mujer en el mundo, en la sociedad y ante sí misma, la
definen como una de las más profundas narradoras de México.
Justo
antes de morir, Inés Arredondo concedió una entrevista a Mauricio
Carrera para la Revista de la Universidad de México,
misma que la escritora quiso revisar para corregir: “Diez días antes
de su muerte, Inés Arredondo me citó, para entregarme las ‘correcciones’
de la que es quizá la última entrevista que concediera a algún
medio informativo.
![](retrato2.jpg) |
Inés Arredondo conversa con Juan García Ponce
Archivo fotográfico del CONACULTA-INBA y del CNIPL |
“Con
su estilo tan personal, quería que cada palabra anotada fuera exactamente
el significado de sus pensamientos y sus vivencias. Jamás aceptó
los sinónimos para sus cuentos, como tampoco para sus conversaciones y
menos aún en las entrevistas. Cuidó en esta última las frases
hechas, los puntos anotados y sobre todo el no comprometer a tal o cual persona
relacionada con su vida sentimental”. En esta entrevista, también
comenta su participación en el cine :
“—Mariana
fue un fracaso tan rotundo que todos nos quedamos muy tristes, dice. [Se refiere
a la película que sobre el cuento homónimo dirigiera el extinto
Juan Guerrero] Por supuesto, eso no fue obstáculo para que yo siguiera
queriendo con todo mi corazón a Juan. Fue una lástima, porque la
primera parte, la de la infancia, es preciosa. La segunda no. Pixie Hopkins, que
hizo de Mariana adulta, no era la adecuada. No tenía la mirada de Mariana:
‘esa mirada que es todo el silencio, la imposibilidad, la eternidad, donde
ya no somos, donde jamás volveré a encontrarla’.
—
Leí un artículo de Juan García Ponce sobre esa película
donde decía que Cecilia Imaz, que la hizo de Mariana adolescente, sí
era Mariana...
—¡Ah! Era estupenda
esa muchacha. Nunca en su vida había pensado en el cine o en el teatro,
trabajaba en un banco, pero hizo muy bien el papel: resultó una maravilla.
Si alguna vez llega a ver la película (la pasan de vez en cuando en el
13, aclaró), vea únicamente el principio y cuando aparezca en la
pantalla un caballo a galope, apague su televisor. Lo demás no vale la
pena.
(Me apasiona
la inteligencia. Por Mauricio Carrera. Revista
de la Universidad de México. Vol. 44, No. 467, diciembre de 1989.
P. 70)