| ARMONÍA,
Antonio México, D. F., 1963 |
Foto de Noemí González González | |
scritor,
dramaturgo, traductor y guionista cinematográfico. Juan
Antonio Fernández Harmony, mejor conocido como Antonio
Armonía, nació en la Ciudad de México el
23 de febrero de 1963.
Desde la edad de cuatro años comenzó
a interesarse por el teatro, cuando vio los ensayos de las obras
que montó su padre en La Habana, Cuba. Durante su adolescencia
continuó su gusto por los autores dramáticos como
Shakespeare, Brecht, Beckett e Ibsen.
Como dramaturgo, escribió
dos obras, las cuales han sido puestas en escena, El
juego del llorar y Acto para Maniquí.
(El Milagro, 2000)
En 1982, Antonio Armonía ingresó
a la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), donde cursó tres semestres de la carrera de Biología, la
cual abandonó cuando ingresó al Centro de Capacitación Cinematográfica
(CCC), de donde se graduó como guionista en el curso 1984-1985. Aunque
–según sus propias palabras–, en realidad se graduó
como guionista el día en que vio Por la libre
(Dir. Juan Carlos Llaca, 1999) en la pantalla de cine. (Entrevista para
Escritores del cine mexicano sonoro. Julio
2002)
En su labor como guionista, ha escrito más
de diez guiones por su cuenta, y también ha sido llamado por varios directores
para que colabore con ellos, entre los que se encuentran Carlos Haggerman y Jorge
Villalobos, con quienes escribió Una finísima
persona; con Alfonso Cuarón y Tim Sexton, crearon Joe’s
Journey; con Dana Rotberg escribió El
otro lado, con el cual ganaron el premio Fondsud,
y junto con Carlos Cuarón y Alejandro González Iñárritu
hizo Vasectomía. [Estos trabajos en
agosto de 2002, no habían sido filmados].
En 1999, se filmó su primer guión
para la cinta Por la libre,
dirigida por Juan Carlos de Llaca. Al año siguiente José
Luis Aguilar realizó el cortometraje El
valor de la amistad, basado en el guión de Antonio
Armonía. Hasta el momento se encuentran en proceso de
filmación varias historias, entre ellas Mi
padre, que dirigió Juan Carlos Rulfo; Cruzada
por la inseguridad, que se conforma por cuatro historias;
además de Perfect stranger
y A dog’s world, que
se basó en un guión previo titulado Alphabet
City.
Antonio Armonía tomó cursos de
fotografía en Barcelona y de cine en Nueva York. Además
ha escrito y publicado diversos artículos satíricos,
cuentos y libros como El manual
de Manuela o el arte de masturbarse (El Milagro, 2001),
que incluye 37 dibujos de diversos artistas, entre ellos Cuevas,
Toledo, Aceves Navarro, El Fisgón, Jis y Trino, etcétera.
Ha realizado traducciones al español,
del inglés, italiano y francés. En el 2000 tradujo
la ópera de Peter Greenaway, Cien
objetos para representar el mundo, que se presentó
en el Festival Internacional Cervantino de ese mismo año.
Su más reciente traducción fue un texto en italiano
del filósofo Constantin Noica, que se publicó
en La Jornada Semanal en
enero de 2002, titulado Seis enfermedades
del espíritu contemporáneo.
En entrevista
para Escritores de cine mexicano sonoro, Antonio
Armonía dijo:
–¿Cuál fue tu primer
acercamiento con el cine?
–Ingresé al cine el día que
mi papá me metió a la cinemateca cubana a ver El
perro andaluz, de Buñuel, cuando tenía siete años
de edad.
–¿Qué es lo que más te agrada del cine?
–En realidad lo hermoso del cine es imaginar. Cuando hay que verter la imaginación
en técnica se acaba la fantasía y comienza el pragmatismo.
–¿Qué
es escribir para el cine?
–No sé que sea escribir para cine.
Hacerlo es divertido, pero si pudiera decirlo creo que habría dejado de
hacerlo porque me aburriría tenazmente. Me gusta escribir para el cine
por las posibilidades de representación del realismo, porque es el arte
realista por excelencia. Por ser un ejercicio de concisión, etc., etc.
¿Por qué escribes para el cine?
–Escribo cine para vivir
en el sentido de la necesidad material y en el sentido de mantenerme cuerdo y
vivo. Todavía no sé lo que soy y no querría dejar seducirme
por la idea de ser guionista. Escribo teatro desde mucho antes. Soy dramaturgo
porque empecé a ir al teatro desde los cuatro años.
–¿Crees
que el guión es literatura?
–El guión debe ser e interpretarse
como una guía para ser puesta en cámara por el director. Todo lo
que tenga de literario le sobraría o le estorbaría al director.
Por lo tanto creo que no tiene ningún valor literario. Ninguno en absoluto.
Los únicos guiones que se deberían imprimir son los que han escrito
genios como Bergman, Fellini, Einsestein y otros que no fueron llevados a la pantalla.
– ¿Cuál es tu mejor guión y por qué?
–Nunca leo guiones. Sólo los guiones de los amigos para corregirlos,
en espera de que me devuelvan el favor y corrijan los míos. Por eso no
podría decir que guiones me han gustado.
–¿Y el mejor
guión de otro escritor y por qué?
–Kaspar
Hauser es mi preferido, cuyo guión fue escrito por Werner Herzog,
adaptado de un caso verídico acaecido en Alemania. La película mexicana
que más me ha gustado es Nazarín,
adaptación de una novela de Benito Pérez Galdós por Julio
Alejandro y Luis Buñuel.
–¿En general que opinas de la
industria cinematográfica en México?
–No considero que
la producción de cine en este país se pueda considerar como industrial,
por lo que no consigo imaginar, ni concebir, el cinito
nacional como industria. Además, en lo personal espero que nunca llegue
a convertirse en una industria, porque acabarían mandando los banqueros
como ocurre en Hollywood.