AGUILAR Camín, Héctor
Chetumal, Quintana Roo, 1946
 
Archivo fotgráfico del CONACULTA y CNIPL

ació en la ciudad de Chetumal, Quintana Roo, el 9 de julio de 1946. Licenciado en Ciencias y Técnicas de la Información por la UIA (Universidad Iberoamericana) y doctor en Historia por el Colegio de México. Desarrolló una amplia carrera periodística: articulista en El Día, subdirector de Información del diario Unomásuno (1982), subdirector del diario La Jornada (1984-87) y director de la revista Nexos (1982-94). Colaboró en La Cultura en México, suplemento de la revista Siempre! Publicó junto con Lorenzo Meyer La sombra de la revolución en 1989. Escribió obras históricas y ensayos políticos: La frontera nómada. Sonora y la Revolución Mexicana (1977) y Saldos de la Revolución. Cultura y política de México,1910-1980 (1982) y Después del milagro (1988).

Autor de libros de creación literaria: Con el filtro azul (1979), La decadencia del Dragón (1983) y la novela Morir en el golfo (1985). En 1986 ganó el Premio Nacional de Periodismo en el rubro de Artículo de Fondo. En 1988 publicó Después del milagro, en la editorial Cal y Arena. En julio de 1989 recibió la beca Guggenheim para la realización de una investigación sobre los jefes sonorenses en la Revolución Mexicana, como continuación de su libro La frontera nómada.

En 1991 apareció La guerra de Galio, en la editorial Cal y Arena. En 1992 publicó Historias conversadas, bajo el signo de Cal y Arena, colección de ocho relatos basados en personajes y situaciones reales. En 1995 El error de la luna y en 1997 Un soplo en el río y en 1999, El resplandor de la madera.

En 1992 se hizo merecedor a la medalla al mérito del gobierno de Quintana Roo y en 1998 al Premio Mazatlán de Literatura. Actualmente (2002), Aguilar Camín es el conductor del programa de opinión y análisis, transmitido por Televisa, titulado Zona Abierta.

En 1989, Alejandro Pelayo llevó al cine su novela Morir en el golfo. Alejandro refiere que: “Originalmente se le había cambiado el título, Muertes fértiles (una frase tomada del discurso del propio cacique que alude a unas muertes fértiles las de sus víctimas, asesinadas por estorbar a sus intereses), también ‘porque pensábamos que la adaptación cinematográfica se había alejado sustancialmente de la novela, pero en el primer corte, cuando Aguilar Camín y un grupo de amigos y colaboradores suyos vieron la película, estuvieron de acuerdo en que ahí estaba la esencia de la novela y que, en ese sentido, era mejor llamarla Morir en el golfo y no adoptar desde el título el pensamiento del cacique’.

Blanca Guerra (al centro) en el papel de Leonora Filomarino
en
Morir en el golfo (Dir. Alejandro Pelayo, 1989)
Colección IMCINE

Cuenta entonces Pelayo cómo al leer la novela “la sentí muy cinematográfica y me dieron ganas inmediatamente de filmarla”. En ella encontró tres elementos muy interesantes: “la parte periodística, que es como una crónica sobre el boom petrolero, que incluye al sindicato y a sus líderes; una historia de amor y de pasión entre el periodista el negro, y su antigua amiga Anabela Guillaumín; y el thriller policiaco, esta historia de los asesinatos de poseedores de tierras que reciben ofertas de compra de un cacique. Y que si no venden son asesinados”. (En la versión fílmica de Morir en el Golfo. La Quina tampoco es la Quina. Por Héctor Rivera. Proceso. Año XIII, N°. 686, 25 de diciembre de 1989. PP. 56 y 57)

Finalmente, en julio de 2001, Vicente Leñero anunció que estaba en proceso de creación de la historia cinematográfica Pasado pendiente, adaptación de un cuento de Aguilar Camín, del cual Leñero aseguró: “Siento que ése es el mejor guión que yo haya escrito hasta ahora”. (Lo que he escrito es inferior a lo que quisiera escribir. Por Verónica Vera. Unomásuno. 13 de julio de 2001)